El edificio abandonado de León en el que vive un okupa desde hace semanas
Unas antiguas instalaciones industriales en el paseo de Salamanca que acumulan multas y quejas suman ahora un inquilino ilegal aunque muchos vecinos desconocían de su existencia
No es la primera vez que se sospecha que el abandonado edificio de Bodegas Armando en León puede haber sido okupado. Unas instalaciones en estado de práctica ruina que además acumulan quejas sobre su estado o la suciedad que acumula.
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Ahora, como confirman desde el Ayuntamiento, la Policía Local de León «tuvo en el mes de mayo una comunicación en la que se avisaba de que había una persona en el interior del edificio» aunque añaden que «no hay ninguna denuncia registrada al respecto».
Tras unos momentos en la zona, todos los vecinos de un bloque de viviendas anexo al de Bodegas Armando, preguntados por Leonoticias, han asegurado desconocer si hay alguien viviendo bajos los pocos techos que permanecen en pie.
En un concesionario de motos situado a escasos metros de la puerta de acceso al inmueble en ruinas aseguran que sólo han tenido conocimiento de la existencia de un okupa porque este miércoles 25 de junio, en torno a la una y media del mediodía, una patrulla de la Policía Local ha estacionado frente al edificio. Momento en el cual han tenido constancia de la presencia de dicha persona.
Los indicios de algunas personas que pasan por esta zona a diario y que habían advertido que alguien podía habitar de forma ilegal en este edificio era que la puerta, antes cerrada como se puede ver en la imagen de Google Street View de octubre de 2024, ahora aparecía abierta o cerrada con una cadena y un candado.
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El edificio en cuestión, una antigua instalación industrial, lleva cerrado desde hace décadas y desde hace años se ha convertido en un motivo de preocupaciones por las multas que acumulan sus propietarios y por las peticiones constantes de soluciones desde varios partidos de la oposición en el Consistorio por su deterioro y condiciones insalubres.
El último balance habla de unos 55.000 euros en sanciones de los que apenas se han recaudado más de mil a unos propietarios que ya en 2019 no confirmaban ni desmentían la presencia de okupas y declaraban que «no estaba en ruinas».
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Una aseveración difícil de compartir al observar el exterior, lo poco que se puede ver del interior y las imágenes aéreas que dejan entrever un estado de las cubiertas y de los suelos muy deficiente.
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