Celebrando el Día de la Familia en Tercera Actividad León
Es imposible sustituir el hogar o la familia, pero en Tercera Actividad León, el centro gestionado por la Fundación Santa María la Real, siempre tratan de conseguir que las personas a las que atienden se sientan como en casa
Hermanos, hijos, sobrinos, nietos o yernos… En los últimos días muchas han sido las personas que se han acercado a Tercera Actividad León a visitar a sus seres queridos y a celebrar juntos el Día de las Familias. Visitantes y residentes han pintado sus manos de diferentes colores y las han estampado unidas en un gran cartel que recibe ahora a quienes se acercan al centro.
Sergio y su hijo Benito alzan sus manos teñidas de naranja y sus ojos sonríen antes de dejar su huella sobre el panel; Elia y Rafa posan desenfadados y rebosan alegría al reencontrarse; Andrés se muestra ilusionado junto a su hermano y su hija Lourdes; con las manos teñidas de azul, Francisco y su sobrina Sonia; Julia nos enseña orgullosa el árbol genealógico que ha ido construyendo a lo largo de la semana y posa sonriente junto a su hija Lucía y su yerno, Fortu.
«Trabajar el árbol genealógico les ha ayudado a recordar a su familia, algo que siempre tienen muy presente y nos ha permitido conocerlos un poco mejor», explica Marta Prieto, directora del centro, quien asegura que todo el equipo se ha volcado en la preparación y celebración del Día de la Familia.
Los familiares han agradecido el esfuerzo y los residentes no pueden estar más contentos. Si no que pregunten a Mai, que sonríe abiertamente al mostrarnos orgullosa y emocionada su árbol genealógico o a Taurino que llegó a Tercera Actividad, tras ser usuario del servicio de comida a domicilio y se ha adaptado perfectamente a las instalaciones, al personal y a los compañeros.
«Procuramos realizar este tipo de actividades y celebraciones, no solo para que se reencuentren con sus familiares, sino también para que sigan activos y porque siempre hemos defendido que no hay edades sino experiencias y que nuestros centros son espacios llenos de vida. Ésta es la mejor forma de demostrarlo», concluye Prieto.