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La policía saca a una de los okupas que vivían de un edificio desalojado en Berlín. EFE

La policía asalta un edificio de Berlín para desalojar a 57 okupas

Unos1.500 agentes tomaron parte en la operación que trataron de impedir cientos de manifestantes congregados en las inmediaciones

Juan Carlos Barrena

Berlín

Viernes, 9 de octubre 2020, 11:55

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En un operativo sin precedentes, unos 1.500 policías llegados desde ocho estados federados procedieron este viernes al desalojo de uno de los últimos grandes edificios okupados en el centro de Berlín. Apoyados por helicópteros, unidades de escaladores que tomaron los tejados vecinos, tanquetas pesadas e incluso un novedoso equipo técnico antidrones, las fuerzas de seguridad en la capital alemana iniciaron este viernes de madrugada el asalto al número 34 de la Liebigstrasse, un edificio de cuatro plantas de principios del siglo XX en el popular barrio de Friedrichshain okupado ilegalmente desde hace años mayoritariamente por mujeres de un grupo autocalificado como «anarco-queer-feminista».

Sin embargo, la gran mayoría de los agentes que se sumaron a la operación no participaron en la toma del edificio. Su misión fue aislar el objetivo y crear un cordón de seguridad para que un grupo reducido de policías pudiera asaltar con las espaldas cubiertas un edificio que sus ocupantes habían transformado en una fortaleza. Un comando de operaciones antiterroristas estuvo en todo momento preparado para intervenir. No hizo falta.

Tras varios intentos fallidos de acceder al interior de la casa con el uso de palanquetas, motosierras y radiales, un grupo de agentes consiguió entrar con ayuda de una escalera y tras romper una ventana en la primera planta. Necesitaron media hora para cortar los gruesos barrotes que la bloqueaban. Y tras casi cuatro horas de lento y cauteloso registro ante las barricadas y trampas colocadas por los ocupantes para impedir el desalojo, la policía consiguió evacuar por la fuerza a todos los habitantes. «Se han localizado a un total de 57 personas que ya han sido desalojadas», comunicó la policía en un tuit, en el que anunció la entrada inmediata y prioritaria de peritos arquectos para comprobar el estado del edificio y la entrega posterior del mismo al procurador enviado por los tribunales para ejecutar la orden de expulsión y desalojo de los ocupantes. En las cercanías, mientras tanto continuaban las protestas y escarceos con los agentes.

Los primeros enfrentamientos con la policía se produjeron ya a las 4:00 horas, cuando miembros enmascarados del llamado «bloque negro», activistas radicales de izquierdas conocidos por su violencia en las manifestaciones, trataron infructuosamente de romper una de las cadenas de agentes antidisturbios desplegadas en la zona. Desde hace semanas, militantes de izquierdas habían llamado a la solidaridad europea para defender el edificio que se había convertido en uno de los más conocidos símbolos de la izquierda radical. «Día X: conducir el desalojo al desastre» es uno de los lemas que han circulado en los foros de los movimientos autónomos en las redes sociales. Acudieron por centenares, pero el despliegue policial resultó tan abrumador que los simpatizantes de las resistentes solo pudieron asistir de lejos a un desalojo que se prolongó durante horas. Quienes trataron de superar las barreras policiales o atacaron a los agentes con botellas y adoquines fueron detenidos inmediatamente.

Antes del amanecer una tanqueta policial y una excavadora con un ariete tomaron posiciones ante el edificio. Un grupo de policías empujo además una torre de asalto sobre ruedas construida con andamios de acero hasta la fachada. Después de que el procurador judicial, vestido con casco y chaleco antibalas, fracasara en su intento de acceder al edificio, la policía inició sobre las 7:00 horas el asalto de manera simultánea por varias vías. Las barricadas, trampas y obstáculos montados en el interior del edificio por sus ocupantes impidió, sin embargo, un rápido desalojo. Los agentes avanzaron lentamente por el interior y fueron sacando a sus habitantes por goteo, en su mayoría por la ventana en la primera planta y la escalera colocada por los agentes. Algunas de las mujeres fueron transportadas en brazos. Y mientras, a pocas decenas de metros continuaban las protestas y escarceos con la policía de los simpatizantes de la izquierda radical.

El desalojo de «Liebieg 34» fue ordenado por un tribunal después de que el propietario del edificio exigiera su restitución en un largo y complejo proceso legal. Hace dos años había caducado el contrato de diez años de alquiler firmados por el grupo de mujeres que lo habitaba y desde entonces había sido imposible para el dueño acceder al edificio y para sus abogados negociar una solución con las interesadas. El edificio será ahora saneado y previsiblemente vendido como viviendas. El asalto a la Liebigstrasse no será, sin embargo una operación final. A la vuelta de la esquina y a escasos metros, hay otro edificio similar ocupado por radicales de izquierdas en la Rigaerstrasse 94. Es el último bastión en el barrio de Fiedrichshain, a escasa distancia de donde se encontraba el muro de Berlín y en el antiguo sector comunista de la ciudad, del movimiento ocupa en la capital alemana.

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