Jueves, 25 de agosto 2016, 20:00
Playa de Somo. Una kilométrica playa de arena fina y aguas cristalina. La favorita de los surfers de la zona, que gracias a su fuerte oleaje es idónea para la práctica de este deporte. También es perfecta para un agradable día familiar, y es que su gran extensión permite alojar a numerosos visitantes sin que se produzca el efecto ‘lata de sardinas’.Sus vistas a la Bahía de Santander, la Península de la Magdalena y las islas del Mouro la convierten en uno de los destinos preferidos de los turistas que visitan Cantabria.
El Puntal. El mayor encanto de esta playa, situada en la Bahía de Santander y perteneciente al municipio de Ribamontán del mar, es la tranquilidad que se respira en ella. Un único chiringuito para atender a las pocas personas que hay cada día en el Puntal, y es que solo se puede acceder a sus alrededores en barco, andando por la orilla desde la Playa de Somo o a través de la lancha municipal.
Playa de Oyambre. Esta playa paradisiaca, ubicada en el entorno del Parque Natural de Oyambre, se encuentra a escasos kilómetros de San Vicente de la Barquera y Comillas.Rodeada de vegetación y dunas, la playa, que linda con la desembocadura de la Ría de la Rabia, mantiene un perfecto estado de conservación, prácticamente inalterada por la mano del hombre. Un destino perfecto para relajarse y disfrutar de la belleza que ofrece la naturaleza cantábrica.
Playa de Berria. Esta playa de más de 2.000 metros de longitud goza del galardón ambiental ‘bandera azul’. Las instalaciones, que van desde el alquiler de hamacas hasta la existencia de teléfonos ante la posibilidad de una emergencia, y las condiciones ambientales de este hermoso paraje abalan este reconocimiento. La seguridad y comodidad de Berria la convierten en una de las playas preferidas de los veraneantes.
Playa de Langre. Langre es una precios cala situada bajo un acantilado de 25 metros de altura. Tradicionalmente nudista, con los años ha ido perdiendo esta característica aunque por supuesto sigue estando permitido. Cuenta la leyenda que hace muchos años el cura del pueblo y otros vecinos se asomaban al acantilado y tiraban piedras a aquellos que practicaban el nudismo. Verdad o no, esta joya del cantábrico es el paraje perfecto para relajarse y disfrutar de la naturaleza en su estado más salvaje.
Playa de La Arnía. Paraiso natural en estado puro. Esta pequeña cala pertenece a la escarpada costa de Liencres, en las cercanías de la localidad de Soto de la Marina. Unos de sus grandes atractivos es el restaurante ‘El Cazurro’ con un balcón ubicado literalmente sobre el mar. Degustar platos tradicionales cántabros y disfrutar de sus preciosas vistas se convierte en un doble placer difícil de resistir.
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