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Residencia de estudiantes vs. piso de alquiler. Pros y contras

Residencia de estudiantes vs. piso de alquiler. Pros y contras

Tanto compartir piso con otros estudiantes como alojarse en una residencia universitaria tienen sus connotaciones positivas, pero también una serie de desventajas como el precio de las residencias o la mayor exigencia de organización y convivencia del alquiler compartido

pisos.com

Viernes, 22 de octubre 2021, 07:26

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El curso universitario 2021-2022 será el de la vuelta a las aulas. Con el regreso de las clases presenciales aparece también la necesidad de buscar alojamiento para los miles de estudiantes universitarios que en España estudian fuera de su provincia, y vuelve también el dilema de elegir entre compartir piso con otros estudiantes o vivir en una residencia universitaria.

Cualquiera de las dos alternativas será una experiencia enriquecedora y supondrá un desembolso económico. Por norma general, el precio de alojarse en una residencia de estudiantes o colegio mayor será más elevado que el de compartir piso, pero se pueden encontrar grandes diferencias en función de la ubicación tanto en el precio de las residencias como en el de los alquileres.

Según el informe anual de pisos compartidos en España 2020 de pisos.com, la renta media de una habitación en un piso compartido el pasado año fue de 269,49 euros mensuales, algo inferior a los 287,45 euros al mes de 2019. Pero la horquilla es amplia, entre los 453,91 euros mensuales de Barcelona, la provincia más cara, y los 157,24 euros al mes de Ciudad Real, la más económica.

Además de la renta, residir en un piso compartido conlleva abonar los suministros básicos (luz, agua, gas, internet…) y cubrir los gastos de manutención del estudiante, además de otras necesidades como el transporte y gastos derivados de sus estudios, entre otras cuestiones.

Por su parte, el precio de una residencia o colegio mayor va a variar considerablemente según el tipo de pensión que se elija: pensión completa, media pensión, solo alojamiento y desayuno y, en algunos casos, solo alojamiento. El precio medio de una residencia de estudiantes puede oscilar entre unos 300 euros al mes en las más económicas que ofrecen la opción de solo alojamiento hasta más de 1.300 euros mensuales.

Ventajas e inconvenientes de las residencias

Sin embargo, el elevado precio de las residencias universitarias -en comparación con el alquiler- se ve compensado si se tienen en cuenta las facilidades de que el estudiante va a poder disfrutar durante el curso. Este tipo de alojamientos, en los que se suele poder elegir entre habitaciones individuales o dobles, disponen de servicio de limpieza, lavandería y servicio de comedor, por lo que no deberá de preocuparse de obligaciones como poner la lavadora, cocinar, hacer la compra o encargarse de la limpieza.

No tener que ocuparse de repartir tareas o gastos con otros compañeros de piso ahorra problemas de convivencia, aunque supone también perderse una experiencia de crecimiento personal y maduración.

Las residencias de estudiantes y colegios mayores disponen además de otra serie de instalaciones como bibliotecas, salas de estudio, salas de ordenadores, pistas deportivas, cafetería, salas de televisión y otras zonas comunes. Otra de sus ventajas es que se encuentran ubicados en el mismo campus universitario o en sus proximidades, lo que supone un ahorro en tiempo y gastos de transporte.

Una de las características de los colegios mayores es que tienen unos horarios establecidos tanto para los servicios de comidas como, en algunos casos, para la entrada y salida del centro, y unas normas que implican respetar los horarios de descanso y cumplir con el reglamento interno; lo que para algunos padres puede suponer una mayor tranquilidad.

Ventajas de compartir piso

Al margen del coste menor que implica el alquiler de una habitación en un piso compartido, esta opción puede tener también otras ventajas. En primer lugar, podrá elegirse la ubicación. Aunque esta sea generalmente menos cercana a la facultad que la que proporciona una residencia de estudiantes, existirá la libertad de elegir entre diferentes zonas de la ciudad que puedan tener otros atractivos.

Por otro lado, vivir en un piso compartido requiere también una implicación en las tareas domésticas, lo que es también un aprendizaje necesario para la vida que obligará además a ponerse de acuerdo con los otros inquilinos. No hay que pasar por alto, sin embargo, que esto requiere organización y tiempo y puede ser origen de conflictos.

Aunque vivir en una residencia universitaria dará la posibilidad de conocer a más gente, compartir piso es una experiencia que implica una mayor dosis de convivencia con estudiantes de distintas procedencias y que da la opción también de conocer de cerca otras culturas.

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