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Nuevo choque de vicepresidentas por el salario mínimo

Nuevo choque de vicepresidentas por el salario mínimo

Calviño insiste en que no es el momento de subirlo mientras Díaz muestra abiertamente sus «discrepancias» y lanza un mensaje al Ejecutivo: «Yo, si tengo que elegir, me quedo con los más débiles»

Miércoles, 14 de julio 2021, 10:16

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El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) vuelve a enfrentar al Gobierno con el propio Gobierno y a los sindicatos con el Ejecutivo. El ascenso de las dos vicepresidentas económicas tras la remodelación del Consejo de Ministros no ha limado las diferencias que ambas mantienen e incluso ahora discrepan en si hay discrepancias. Lejos de conciliar posturas, tanto la número dos del Ejecutivo, Nadia Calviño, como la que ha pasado a ser número tres, Yolanda Díaz, se mantienen firmes en sus tesis.

Así, precisamente el día en que los sindicatos salieron a la calle en las principales ciudades españolas para exigir que se abra la mesa de negociación para establecer la senda de subida y poner fin a su congelación o, de lo contrario, amenazaron con endurecer el diálogo social, Calviño volvió a lanzarles un jarro de agua fría: «Ahora no es el momento». Su postura coincide con la de la patronal, hasta el punto de que utilizó la misma frase que un día antes pronunció el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Y Calviño tiene las de ganar. La vicepresidenta primera ya impuso sucriterio a la hora de congelar el sueldo más bajo en los 950 eurosen enero y, aunque la decisión final la tomará el presidente, Pedro Sánchez, el hecho de que le haya colocado de número dos indica queserá ella a la que escuche en estos temas económicos, también porque su mensaje suele ser del agrado de Bruselas. Calviño insistió en una entrevista en la radio en que la prioridad delGobierno ahora es la reincorporación de los trabajadores en ERTE -que anunció con satisfacción que ya están por debajo de los 400.000- y que no se deben, por tanto, tomar decisiones que puedandificultar este camino. «En la segunda parte del año veremos cómoevoluciona el mercado laboral y si podemos retomar esa senda desubida del SMI», apuntó Calviño. Da a entender, por tanto,que este alza se retrasará probablemente hasta el año que viene eincluso no descarta que pueda comenzar 2022 congelado. Sin embargo, quien fuera alta funcionaria en Bruselas niega que existandiscrepancias dentro del propio Ejecutivo y remarcó: «Todo elGobierno es perfectamente consciente de que la prioridad esreincorporar trabajadores y crear empleo. No existen discrepancias».Pero hasta en esto no se ponen ambas de acuerdo. La vicepresidenta tercerase distanció totalmente de este discurso y reconoció abiertamente:«Sí, estamos en posiciones diferentes». Y vaticinó que seguirán discrepando. «Yo soy clara», dijo en una entrevista en TVE. Es más, Díaz quiso quitarle importancia al ascenso de Calviño en elGobierno y negó que supusiera un cambio de rumbo en su política económica o un respaldo de Sánchez a la tesis más ortodoxa. «Mi opinión es que no cambia nada, el equipo económico queda exactamente igual, para bien y para mal, y les anticipo que no va acambiar nada», auguró.Díaz recordó y aplaudió que se hayan subido las pensiones un 0,9%, otrotanto el salario a los funcionarios... Pero se preguntó: «¿Para quién se gobierna? Yo, si tengo que elegir, me quedo con los más débiles. Creo que si se deja fuera de esa subida a los más débileses muy difícil decir que es un gobierno socialdemócrata»». Y explicó que se trata de 1,5 millones de trabajadores los que cobran el sueldo más bajo, están fuera de los convenios y son principalmente jóvenes y mujeres.

La «paciencia infinita» de Díaz

Y poco después de las declaraciones de las vicepresidentas, los sindicatos se movilizaron en la calle bajo el lema 'Ahora sí toca' para exigir al Gobierno una subida del salario mínimo este año y para instarle a que derogue la reforma laboral del PP.

Pese a que estas protestas las llevan realizando mensualmente desde el pasado febrero, quisieron que la concentración de ayer tuviera una mayor trascendencia y, al igual que hizo la semana pasada la CEOE con la reforma laboral, lanzaron un ultimátum al Ejecutivo en lo que respecta al salario mínimo: o lo suben o endurecen sus posturas. Así lo advirtió el secretario general de UGT, Pepe Álvarez,frente a la sede del Banco de España: «Yo quiero advertir al Gobierno muy claramente: si continuamos con esta situación, nos tenemos que replantear endurecer el diálogo social».

Álvarez avisó al Ejecutivo que no pueden pretender que las organizaciones sindicales se sienten a negociar solo cuando él quiere. «No es el Gobierno quien dice solo qué es lo que hay que concertar o no. Y creo que tenemos autoridad para exigirle que se abra esa mesa, se abra ese proceso de negociación porque el SMI afecta a los sectores más débiles de la sociedad», precisó.

El líder de UGT se mostró crítico con Calviño. «Tengo la sensación de que la propia vicepresidenta primera habla con ella misma y se contesta», afirmó. Álvarez recordó que la ministra de Economía prometió replantearse la subida del salario mínimo en julio en función de cómo fuera la economía. «La economía va como un tiro. ¿Qué es lo que tiene que pasar para que se suban los salarios?», reflexionó.

En esta línea, el secretario confederal de Políticas Públicas de CC OO, Carlos Bravo, incidió en que «nadie tiene capacidad de veto» y emplazó directamente al presidente a que acabe con «cualquier discrepancia interna en el seno del Gobierno y se cumplan cabalmente con los compromisos del Gobierno de coalición y con esta legislatura».

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