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Elon compra Twitter, ese coche conducido por payasos dentro de una mina de oro

Elon compra Twitter, ese coche conducido por payasos dentro de una mina de oro

Elon, como primera tarea, tiene que definir a qué negocio quiere jugar Twitter

Carlos Molina del Río

Martes, 26 de abril 2022, 12:20

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Mark Zuckerberg dijo en 2012: «Twitter es un desastre: es como si condujeran un coche de payasos en una mina de oro y se cayeran». Lo mismo ha debido pensar Elon para comprar la empresa este año. En la carta que acompañaba la oferta, Elon explicaba sus dos principales argumentos para comprar Twitter.

El primero es limitar las herramientas de moderación de contenido que, en su opinión, cercenan la libertad de expresión. Las primeras reacciones no se han hecho esperar, varios políticos republicanos ya celebran la adquisición, esperando cambios en la empresa con respecto al discurso político. El segundo es destapar el potencial de negocio que tiene la empresa. Este argumento ha sido el menos analizado y en el que nos vamos a zambullir de lleno.

Elon, como primera tarea, tiene que definir a qué negocio quiere jugar Twitter. Puede seguir el libro táctico de Facebook con la publicidad digital, o puede buscar su propio camino aprovechando sus particularidades.

Si juega a ser Facebook necesita mejorar tres palancas:

-Primera, aumentar la base de usuarios. Más usuarios, más ingresos. Twitter tiene unos 330 millones de usuarios y lleva estancado en esa cifra desde 2015. Facebook sigue creciendo y está en torno a los 3.000 millones. La escala es fundamental en el negocio de la publicidad digital. Empezar a usar Twitter no es nada fácil, pero no olvidemos que el onboarding (proceso de alta) es el segundo paso… antes necesita una estrategia para captar usuarios.

Facebook es capaz de generar más de 20 dólares por usuario al mes, mientras que Twitter sólo es capaz de generar 6 dólares. Esto nos lleva a las otras dos palancas:

-Segunda, necesita aumentar el tiempo de uso de los usuarios en la aplicación, para que pueda generar más ingresos de publicidad. Más tiempo en Twitter, más anuncios, más ingresos.

- Tercera, necesita segmentar mejor a los usuarios para que las marcas puedan lanzar campañas a determinadas audiencias específicas. Cuando una marca se anuncia en la TV llega a varios tipos de audiencia, mientras que cuando lo hace en Facebook, elige a qué determinado tipo de personas se les muestra el anuncio.

Si elige su propio camino, tiene que aprovechar sus particularidades: Estaría a caballo entre una red profesional y una plataforma con contenido de calidad.

Twitter tiene una ventaja y una maldición: Las conexiones de los usuarios de Twitter son difíciles de crear y, por tanto, de copiar. Esto hace que no haya muerto con tan pocos usuarios. A la vez, hace que el crecimiento de usuario sea mucho más complicado.

Podría empezar a generar ingresos del uso de la plataforma: Si ayuda a los usuarios con mayor relevancia a monetizar sus contenidos, Twitter se puede llevar una parte del pastel. Hay diversas iniciativas, a día de hoy, en esta línea, como las propinas o contenido sólo para suscriptores de pago (SuperFollows).

Existen una serie de usuarios que usan la aplicación de manera intensiva y son un segmento que podría pagar por herramientas específicas de productividad. La red social podría, por ejemplo, cobrar por tweetdeck y sería puro margen.

Sin olvidar que podrías cobrar a cualquier usuario que quisiera diferenciarse del resto de los usuarios. Podrías poner precio a la marca azul que distingue los usuarios relevantes. Piensa en Linkedin Premium como ejemplo…

Este camino se aleja de la pelea de conseguir usuarios para hacerse grande, de exprimir el producto con anuncios. Al fin y al cabo, la empresa es el altavoz por defecto de políticos, deportistas, celebridades y expertos de multitud de nichos de conocimiento. Tiene un impacto y relevancia enorme en la sociedad, mucho mayor que su impacto como negocio.

Encontrar un modelo de negocio más alineado con el posicionamiento real de Twitter es un gran reto. 

Seguramente no resulte ser el gigante que prometió hace 15 años. Este es un reto donde otros CEOs se han quedado por el camino, como Dick Costoloell y Jack Dorsey, dos veces.

Si alguien tiene un ángulo diferente de ver las cosas, a ambos lados de la línea legal, y el ego para afrontar este reto, es Elon. Sólo hay que ver cómo ha comprado Twitter:  A título personal, pidiendo un préstamo a Morgan Stanley y poniendo sus acciones de Tesla como garantía. No es la primera vez. Morgan fue también su acreedor cuando pidió un préstamo, poniendo como garantía sus acciones de SpaceX, para salvar Tesla comprando acciones. Este movimiento es de nuevo un doble mortal hacia delante, que sólo sale bien si el precio de las acciones que sirven de garantía o la valoración del activo comprado no caen.

 

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