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Decenas de contenedores de mercancías en el puerto de Shanghái. AFP
China, entre el escepticismo y la esperanza

China, entre el escepticismo y la esperanza

El gigante asiático acoge con frialdad el anuncio de un acuerdo por partes con EE UU para solventar la guerra arancelaria que amenaza con agudizar su desaceleración

zigor aldama

Shanghái

Domingo, 13 de octubre 2019, 00:36

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Determinar quién está sufriendo las consecuencias más graves de la guerra comercial que enfrenta a Estados Unidos y China es la pregunta del millón de dólares. Por un lado, Donald Trump, que lanzó el primer misil durante la primavera del año pasado, afirma que el gigante asiático está sudando la gota gorda mientras la economía de la superpotencia americana va viento en popa. Y las estadísticas de su país parecen refrendar esa versión. No obstante, Pekín responde que tiene los mecanismos adecuados para mitigar las consecuencias del órdago de Washington y se resiste a modificar la previsión de un crecimiento de entre el 6% y el 6,5% para este año. De momento, los datos de la primera mitad de 2019 están de su parte.

Pero también es cierto que la batalla ha comenzado en un momento de debilidad para Pekín. Incluso ese crecimiento robusto sabe a poco en un país acostumbrado a los dos dígitos. No en vano, es la expansión más lenta de los últimos treinta años, el sector servicios creció el mes pasado al menor ritmo de los últimos siete meses, y los datos del comercio exterior de agosto tampoco fueron nada halagüeños: tanto las exportaciones como las importaciones se contrajeron.

«La situación no es ideal, y eso se refleja en un Índice de Gestores de Compras por debajo de 50, pero el mercado doméstico continúa siendo robusto y las empresas seguimos apostando por China», comenta Mark Xia, responsable de la cadena de suministros de la alemana Festo, fabricante de componentes industriales, en la localidad norteña de Jinan. El anuncio de un posible acuerdo debería llevar esperanza, pero la noticia fue recibida ayer con más escepticismo que alegría.

Después de año y medio de aranceles arrojadizos entre las principales economías del mundo, los dirigentes chinos no confían en la palabra de Trump. Buena muestra de ello es la poca relevancia que se le dieron ayer a las palabras del presidente estadounidense en los medios oficiales chinos. Muchos pasaron de puntillas y apenas hicieron referencia a las consecuencias de la ronda de negociación, y ninguno mencionó la posibilidad de que el acuerdo se vaya cerrando de forma secuencial. Eso último, como apuntó Hu Xijin, editor jefe del diario ultranacionalista Global Times, «refleja la poca credibilidad que tiene Trump».

La versión en inglés de su diario publicó un artículo titulado 'Ver el progreso de las negociaciones comerciales con racionalidad y calma'. El texto reconocía que «la opinión pública no era muy optimista» pero añadía que «el resultado es mejor de lo esperado». No obstante, aseguraba que «eliminar todos los aranceles es requisito indispensable para acabar con la guerra comercial» y añadía que «la incertidumbre continúa». Por su parte, la agencia oficial Xinhua se decantaba por un tono más optimista con un «China y Estados Unidos progresan de forma sustancial».

Impacto limitado

Independientemente del resultado, las autoridades chinas están convencidas de que la guerra comercial tendrá un impacto temporal y limitado en la economía. «Si bien es cierto que el comercio con Estados Unidos ha caído, y se nota, también es verdad que el crecimiento en otras regiones, como Asia Central u Oriente Medio, en gran medida gracias al proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, mitiga estos efectos. Por eso, creemos que, en términos globales, la actividad comercial continuará creciendo en una medida similar a la economía», avanza a este periódico Yang Jieming, subdirector del Puerto de Qingdao, el de mayor volumen del mundo por número de contenedores.

En estas instalaciones, que cuentan con la terminal completamente automatizada más avanzada del mundo, continúan con sus planes de expansión. «Estamos convencidos de que la globalización continuará su curso a pesar de los baches en el camino», sentencia.

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