Jorge Sabugo besa a Leónidas en la meta de la Spartathlon
Tras 246 km y 36 horas de obstáculos el leonés se comvierte en uno de los pocos españoles que ha logrado completar la carrera
LEONOTICIAS
Domingo, 1 de octubre 2017, 10:31
Hablar de la Spartathlon, es hablar de una de las carreras más duras del mundo, se desarrolla durante dos días en los cuales recorren 246 km. y donde el límite para acabarla son 36 horas de ahí la gran exigencia para los atletas, y en los cuales atraviesa siete ciudades, con un desnivel que va desde los 0 a los 1.200 metros de altitud y une las ciudades de Atenas y Esparta.
Discurre sobre asfalto y caminos fangosos, atraviesa viñedos y olivares, trepa por laderas empinadas y, lo más duro de todo, lleva a los corredores hasta los 1.200 metros de ascenso y descenso del monte Parthenio en la oscuridad de la noche. Una montaña cubierta de rocas y arbustos que ha permanecido ajena a los impactos producidos por la mano del hombre, y en la que siquiera hay rutas marcadas para alcanzar su cima.
La meta de todos los participantes es acabar la carrera en el plazo de 36 horas, ese es el objetivo principal, y los que logran alcanzar Esparta tienen problemas para encontrar las palabras para describir sus sentimientos. No hay premios en metálico y su meta es distinta a las demás, ya que se considera que un corredor ha terminado la carrera cuando toca la estatua de Leónidas, rey de Esparta y líder de los 300 que lucharon contra el ejército persa en las Termópilas.
Todos los participantes son tratados por igual, y al llegar a meta se les ofrece un cuenco con agua procedente del sagrado río Eurotas y se les corona con una rama de olivo y un friso, para finalmente recibir la pesada medalla que les acredita como ‘finisher’ de una de las carreras más bellas del mundo.
Han sido muchos los meses de preparación y kilométros recorridos por Jorge Sabugo Sousa para llevar a cabo semejante gesta, pero no hay nada comparable a llegar a Esparta y besar la estatua de Leónidas, y ser uno más en esa pequeña lista de españoles que lo han logrado, la emoción que sintió al presentarse delante de ella es indescriptible.