No se borra nadie
Ninguno de los seis españoles amenazados forzó la amarilla para irse de vacaciones en junio, no jugar en Macedonia y estar seguro frente a Italia
Ignacio Tylko
Viernes, 24 de marzo 2017, 22:37
La tranquila noche de España en Gijón, una más en esa dulce transición que gobierna Julen Lopetegui entre el antiguo grupo campeón y una renovada selección cada vez con más presencia de jugadores que se coronaron campeones de Europa sub-21 con este mismo técnico en 2013, evidenció, una vez más, que es muy difícil enganchar al público si el «equipo de todos», ese del que hablaba Luis Aragonés, juega un partido oficial cuando ya apenas se recuerda el anterior.
Desde la goleada ante Macedonia en Granada han transcurrido más de cuatro meses. Ya sea en agosto o septiembre, entonces porque los jugadores no están rodados, en otoño o en primavera, cuando la Liga y las competiciones europeas se encuentran en pleno apogeo, las fechas para los partidos internacionales parecen más un incordio que una bendición.
En relación con ello, a Lopetegui y a su ejército se le planteaba un dilema de difícil solución. Nada menos que seis jugadores del once inicial los Piqué, Ramos, Busquets, Thiago, Vitolo y Diego Costa, actuaron ante Israel amenazados. Si veían una tarjeta amarilla, se perderían el partido de Skopje frente Macedonia y llegarían a punto para la cita clave ante Italia del 2 de septiembre. A priori, ocasión pintiparada para buscar una amarilla, forzar el partido de suspensión y actuar ante los transalpinos en el gran duelo que debe decidir el liderato de grupo que da acceso directo al Mundial de Rusia 2018.
Pero resulta que a Julen le inquieta más esa cita de Macedonia que la de Italia. La razón es sencilla y tiene mucho que ver con el calendario. La visita a Skopje tendrá lugar el 11 de junio, tres semanas de acabar la Liga, una después de la final de la Champons y dos más tarde de la final de Copa del Rey fijada para el 27 de mayo en el Vicente Calderón. Un lío que complica el panorama para los españoles porque pueden llegar pasados de forma si se prolonga su temporada, destensados si antes se les da descanso, y seguramente sin esa chispa y concentración necesarias. Y contra Italia, todo el mundo se pone a cien.
Pese a esa tentación de ver la amarilla y marcharse antes de vacaciones, ninguno de los internacionales se borró de esa cita en Macedonia. Una muestra más de compromiso, respeto al adversario y fair play. Bien hecho. Frente a Israel, pese a ciertos desajustes productos de la relajación, España cumplió bien el trámite. Jugó por momentos andando, pero salió bien dispuesta a hacer los deberes cuanto antes. Disparo tremendo de Thiago al travesaño y luego un tanto más del grancanario Silva, quien se siente muy protagonista en esta nueva etapa.
Condimento político
Invitaba el choque a cierta somnolencia, pero la gente apareció cuando se le exigió. Piqué corrió para corregir su propio error, siguió en el campo tras pegarse un golpetazo en una caída; Ramos buscó el remate de cabeza en los saques de esquina; De Gea realizó una gran parada con 1-0, Vitolo amplió la renta antes del descanso, Thiago se lució...Más agresividad en la segunda mitad. Notable Carvajal y batallador Diego Costa, como le quiere Lopetegui. Falló una ocasión clara, pero marcó un gol de cabeza que le da confianza y se mostró participativo. Misión cumplida para todos pese al mal sabor del gol encajado.
La confrontación se condimentó de política, que de una vez por todas se debiera separar del deporte y dio mucho más que hablar antes que durante el partido. Tal y como presagió el técnico guipuzcoano, hubo respeto mayoritario de los gijoneses hacia los israelíes. Tenía su peligro jugar en el único campo de primera cuyo Ayuntamiento apoya al movimiento anti Estado de Israel, pero la gente respondió con respeto y educación.
Una afición, por cierto, bastante fría para lo que es El Molinón cuando juega el Sporting. No se llenó el estadio y el respetable tampoco se vio muy obligado a apretar con sus cánticos porque el partido fue bastante plácido. Nadie pensó que la victoria local estaba en peligro. Y eso que el gol del finlandés Pukka en este mismo escenario, que complicó el camino del combinado de Vicente del Bosque hacia el Mundial de Brasil, estuvo muy presente en las horas previas.