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Gareth Bale y Philippe Coutinho. R.C.
Bale y Coutinho, dos fichajes astronómicos en el escaparate
Mercado

Bale y Coutinho, dos fichajes astronómicos en el escaparate

Real Madrid y Barcelona buscan acomodo para quienes fueron las incorporaciones más caras de su historia

Óscar Bellot

Madrid

Viernes, 10 de mayo 2019, 14:16

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Un arduo verano aguarda a los que siguen siendo los fichajes más caros en la historia del Real Madrid y el Barcelona. Gareth Bale y Philippe Coutinho están en la rampa de salida de los dos colosos del fútbol español, cuyas directivas y cuerpos técnicos están descontentos con el rendimiento de futbolistas llamados a desempeñar un papel relevante pero cuyas bajas prestaciones les han situado en el ojo del huracán en equipos obligados a reinventarse tras un campaña para olvidar por el bando merengue que ha terminado abriendo también profundas heridas en la entidad azulgrana con el nuevo fiasco continental.

La regeneración de ambas escuadras impacta de lleno en el futuro del galés y el brasileño, teñido de sombras por la depreciación de dos cracks por los que Florentino Pérez y Josep Maria Bartomeu hicieron saltar la banca pero que viven sus horas más bajas.

Bale fue el bombazo veraniego de 2013. Florentino Pérez pagó 101 millones de euros al Tottenham tras un tenso pulso con Daniel Levy, aunque el Real Madrid tasó entonces la incorporación en 91 millones para no pisar ningún callo a Cristiano Ronaldo, que había aterrizado cuatro temporadas antes por 96 millones. El tira y afloja se prolongó hasta el 1 de septiembre, a un día del cierre del mercado, pese a que Bale se había declarado en rebeldía mientras que el club británico amenazaba con dejarle toda la temporada en el banquillo. Finalmente Levy, que ya hizo sudar a Florentino Pérez el verano anterior con Luka Modric, dio su brazo a torcer y dejó partir a un lateral reconvertido en extremo que venía de marcar 26 goles en 44 partidos en su última campaña en White Hart Lane.

Gareth Bale, junto a Florentino Pérez el día de su presentación como futbolista del Real Madrid.
Gareth Bale, junto a Florentino Pérez el día de su presentación como futbolista del Real Madrid. Pierre-Philippe Marcou (Afp)

El Real Madrid le recibió como el heredero de Cristiano tras extenderle un contrato por seis campañas. Pero las lesiones y la irregularidad han marcado el periplo blanco de Bale, que toca a su fin ante su falta de sintonía con Zinedine Zidane. 102 goles y 64 asistencias en 231 partidos no han bastado para convencer al marsellés, que le perdió la fe en la recta final de su primera etapa en el banquillo y no ha dudado ahora en señalarle la puerta de salida.

Amortizado

La decisión sobre el 'Expreso de Cardiff' no tiene marcha atrás, pese a que su huella en la historia del Real Madrid es indeleble gracias a aquella cabalgada en Mestalla en la que sacó de rueda a Marc Bartra, el gol en la final de Lisboa que enfiló la 'décima', su destacada actuación en la 'undécima' amarrada en Milán y el doblete con chilena incluida que certificó la 'decimotercera' en Kiev. Hasta Florentino Pérez, que le defendió a capa y espada, ha aceptado el veredicto del técnico y busca comprador.

La elevada ficha de Bale, en torno a 15 millones anuales, es un importante freno por un jugador que renovó en 2016 y acaba contrato en 2022

El problema es la falta de ofertas. Una decepcionante temporada en la que sólo ha firmado 14 goles cuando debía ser buque insignia ha acentuado la caída de su valor de marcado, cifrado ahora en 65 millones de euros por la web Transfermarkt cuando llegó a alcanzar un pico de 90 millones tras su doblete en el Olímpico de Kiev. Hace dos años le cortejaba el Manchester United de José Mourinho, que dijo que pelearía por su fichaje si Zidane no contaba con él. El francés trataba de seducir por entonces a Kylian Mbappé, pero el Madrid titubeó con el galés y el diamante galo optó por irse al PSG. El Bayern y el Tottenham, que mantiene una opción de tanteo que expira este verano, han marcado de cerca al '11', pero su elevada ficha -cobra en torno a 15 millones anuales y su agente ya ha señalado que querrían 19 millones en otro destino-, es un importante freno por un jugador que renovó en 2016 y acaba contrato en 2022.

Desaparecido

Algo similar sucede con Coutinho, por el que el Barcelona invirtió buena parte de los 222 millones que el PSG desembolsó por Neymar. Tuvo que esperar al 6 de enero de 2018 para oficializar su fichaje, después de que la negativa del Liverpool a verle partir el verano anterior postergase su llegada a la ciudad condal. Al Barça no le quedó otra que ofertar 120 millones fijos más 40 en variables para que en Anfield cambiasen de opinión, lo que le convirtió en el fichaje más caro de la historia del Barça y del fútbol español.

Josep Maria Bartomeu, junto a Philippe Coutinho el día de la presentación del brasileño.
Josep Maria Bartomeu, junto a Philippe Coutinho el día de la presentación del brasileño. Albert Gea (Reuters)

El Barça veía en Coutinho al perfecto relevo de Andrés Iniesta. Sus 25 años y sus 54 goles con el Liverpool hicieron soñar a la hinchada culé con una sucesión digna del mago de Fuentealbilla y aunque lastrado por el hecho de no poder disputar aquel curso la Champions al haberla jugado ya con el Liverpool, dio argumentos en sus primeros partidos. Marcó diez dianas en 22 encuentros, brillando en la final de la Copa del Rey que sirvió de homenaje improvisado al manchego.

El Barça podría ahorrarse 25 millones en variables si vende ahora a Coutinho

Pero el panorama ha cambiado en esta su primera temporada completa en Can Barça. Empequeñecido a la sombra de Messi y desapercibido en duelos de envergadura, la debacle en Anfield le ha terminado de condenar. Aunque Ernesto Valverde concentra las críticas, la presión sobre la directiva alcanza también al plantel, y el '7' es el blanco predilecto. Como en el caso de Bale, el retorno a la Premier sería un destino lógico para Coutinho, pero su alto sueldo -13,5 millones de euros- y su menguado valor de mercado, así como la losa de los 120+40 millones que costó, complican una venta que permitiría al Barça ahorrarse 25 de esos 40 millones en bonus, cinco de ellos al no haber ganado la Champions, uno de los objetivos establecidos, y otros 20 porque no alcanzaría el centenar de encuentros como blaugrana.

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