«Se me hace muy difícil no jugar al baloncesto»

Ángela Salvadores aún muestra cierta incredulidad al echar la vista atrás solo un mes. «Ninguno nos imaginábamos que viviríamos algo así, parece de película», reconoce la jugadora asturiana, confinada con su familia en León desde hace una semana tras un viaje de veinte horas procedente de Italia, donde jugaba hasta que estalló la crisis por la pandemia. Después de un mes sola en un apartamento de Bolonia, Salvadores disfruta ahora de la compañía de los suyos, aunque el panorama que se encuentra al asomarse a la ventana es similar al que dejó en Italia.

«La sensación es la misma. No te acostumbras, sigue haciéndose extraño ver todo vacío», admite. Su día a día es similar al que llevó durante el confinamiento en Bolonia, aunque todo resulta más llevadero al encontrarse por fin en casa. «Aquí tengo una bici y estoy con mi hermana Victoria, que es atleta con la que mantengo rutinas de entrenamiento».

Ángela Salvadores disfrutaba de «la mejor temporada» de su carrera en la Virtus Bolonia. «Desde el primer momento me dieron el liderazgo, eso no es fácil en un equipo así», apunta. Tras decretarse el estado de alarma en Italia, se encontró sola. Su club le dio la oportunidad de volver a España, pero ella prefirió esperar por lealtad y ver cómo evolucionaba la crisis. «Al principio no se suspendió la liga, solo se cancelaron jornadas. Si volvía a España quizás no pudiera regresar a Italia en caso de que se reanudara la competición. Yo era importante en el equipo y se habían portado muy bien, merecían un gesto por mi parte». Durante esas semanas, su rutina de entrenamientos pasó de las sesiones en el pabellón a simplemente «unos vídeos que nos grabó en su casa el preparador físico del equipo».

Ahora, Salvadores afronta los próximos meses con la incertidumbre de cuándo podrá volver a jugar y cuál será su siguiente destino. La Virtus le ha adelantado que quiere mantenerla en su plantilla la próxima temporada, una opción que la asturiana ve con agrado. De momento, consume el tiempo en casa estudiando magisterio a distancia e italiano. «Echo mucho de menos jugar a baloncesto. Nunca había estado tanto tiempo sin practicar mi deporte, pero todos tenemos que aguantar si queremos salir de esto», recalca