La seta más famosa del otoño: propiedades, beneficios y recetas con níscalos
Es uno de los manjares de los bosques en otoño y un alimento muy sabroso y con pocas calorías | En la cocina se puede utilizar con ingrediente principal del plato o como un acompañamiento
Los níscalos crecen en los bosques de pinos y abetos. Esta seta es la más popular de entre las silvestres y existen dos variedades que se diferencian principalmente por su color: una más amarillenta y la otra rojiza.
Las dos variedades son de unas características exquisitas, y depende del gusto personal apreciar más la una o la otra. Hay dos variedades del mismo género, L. torminosus y L.chrysorrheus, algo tóxicas y que resultan muy parecidas al níscalo. Pero su parecido es sólo por la parte superior, ya que por debajo son más claras; y por otro lado, su savia es blanquecina, y su sabor acre. Una vez recogidas, es fácil detectar la diferencia. Pero siempre hay que estar seguro de cuáles son las variedades comestibles y en caso de no estarlo es mejor desecharlas.
Valor nutricional (100 gramos):
Calorías: 24 kcal
Proteínas: 1,6 g
Hidratos de carbono: 0,2 g
Fibra: 4,7 g
Colesterol: 0 g
Agua: 92,7 mg
Propiedades
Las setas son alimentos con un bajo contenido energético. Sólo contienen 24 calorías por cada 100 gramos de porción comestible gracias a su alto contenido en agua. Contienen ergosterol, una sustancia que se encuentra en los tejidos vegetales y que puede transformarse en vitamina D.
Los níscalos son fuente de vitaminas como niacina, vitamina A y riboflavina, además de ser fuente de algunos minerales como hierro y potasio. Este último contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos.
Recetas
Se pueden utilizar como acompañamiento de la pasta o de arroz, así como de la carne y combinan muy bien con el conejo. Pero al ser un producto tan sabroso se degusta en mejor medida cuando se cocina solo.
La única recomendación común a todas las recetas es que no se deben lavar con agua bajo el grifo. Es preferible retirar la tierra con un cepillo o utilizar un paño húmedo.
Guiso de níscalos: Se pocha la cebolla y los ajos a fuego lento y se añaden los níscalos para rehogar durante unos cinco minutos. Se agrega el vino y se deja a fuego lento hasta que se evapore el alcohol. Para finalizar se incorpora medio vaso de agua, una pastilla de avecrem, sal y tomillo y se deja cocinar unos 10 minutos más hasta que se consuma todo el caldo.
Nícalos al ajillo: Una receta tan sencilla como deliciosa. Se fríen los ajos picaditos y cuando empiecen a dorarse se añaden los níscalos. Se dejan freír durante unos 15 minutos y cuando estén casi listos se añade el perejil picado.