El barco leonés que navega con tapa de calamares
Un restaurante con 42 años de historia, decorado con piezas reales de un buque, mantiene vivo el sabor del mar en pleno centro de León
Viajar por mar sin salir de León es una experiencia posible desde la calle García I número 8. Allí el Bitácora, un restaurante que lleva 42 años se ha convertido en un pequeño barco anclado en la ciudad.
Su interior está decorado con piezas originales del buque Camposeco, rescatadas antes de su desguace en los astilleros de Santander. Maderas, cuadernos de navegación y detalles marineros que no solo adornan las paredes, sino que cuentan una historia familiar ligada al mar… a pesar de vivir tierra adentro.
Beatriz Alonso, actual dueña del negocio, explica el origen del nombre y del local, que abrió su padre más de cuatro décadas atrás. «El nombre del establecimiento viene de la bitácora, que es como la brújula del barco, la que lleva dentro», recuerda.
Pieza a pieza para aterrizar en León
El proyecto nació cuando la familia decidió comprar un barco en los astilleros de Navia, trasladarlo pieza a pieza hasta León y transformarlo en el corazón del restaurante. «Compraron el local, decidieron apostar por poner mariscos en León y trajeron el barco íntegramente. Así surgió.»
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Ese espíritu marinero se mantiene intacto. Cada rincón es un pequeño museo sentimental. «Este es un sitio de recuerdos. Está hecho con mucho cariño, con maderas que se pusieron hace muchos años por gente que ahora no podría ni plantearse hacerlo», afirma Alonso mientras recorre las salas.
Pero si hay algo que ha convertido a el Bitácora en un referente gastronómico en León y alrededores es su apuesta por el producto fresco. Mariscos y pescados llegan cada semana desde las costas del Cantábrico y de Huelva. Los viveros se llenan los jueves y se vacían a mitad de semana, una señal del ritmo continuo del restaurante. «Lo tenemos así para tener la frescura, los mariscos están vivos. Cuando das la cocción en el momento, la gente lo agradece», explica.
Un homenaje al mar en León
Su carta es un homenaje al mar. Lubina a la sal, cazuela de rape, arroces y una selección cuidada de pescados conviven con una breve pero muy demandada oferta de carnes como solomillo, mollejas o carrilleras. A ello se suma su animada barra, donde las tapas son ya parte de la identidad del local.
«Las tapas que más tirón tienen siempre son los calamares, los boquerones y las gambas a la gabardina», señala la propietaria. A estos clásicos se han unido recientemente platos como los huevos fritos con carabinero, que triunfan entre los habituales.
El Bitácora abre de martes a domingo a mediodía y ofrece servicio de cenas los viernes y sábados. Entre sus salones, su barra y su comedor marinero, este barco leonés continúa navegando con la misma esencia con la que fue inaugurado hace 42 años: producto fresco, tradición familiar y un ambiente que transporta, por un momento, a cualquier puerto del norte. En León no hay mar, pero sí un barco que nunca deja de navegar. Y, por supuesto, sirve calamares.