El ingeniero de caminos con raíces leonesas que gana el Premio Goldman 2025

Carlos Mallo Molina, ingeniero de caminos y fundador de la ONG Innoceana, ha sido galardonado con el Premio Goldman 2025, el reconocimiento internacional más prestigioso para activistas medioambientales de base.

La entrega tuvo lugar el 21 de abril en la Ópera de San Francisco, en una ceremonia histórica que lo convierte en el tercer español y el primer ingeniero de caminos en recibir este galardón, considerado como un «Nobel del medioambiente».

El Premio Goldman fue creado en 1989 en San Francisco por Rhoda y Richard Goldman, filántropos estadounidenses con vínculos con la familia fundadora de Levi Strauss. Desde entonces, se entrega anualmente a seis personas, una por cada región del planeta, que lideran movimientos en defensa del medioambiente desde sus comunidades. En 36 años, ha premiado a 233 activistas de 98 países, entre ellos 106 mujeres.

Mallo fue distinguido en la categoría del Océano, un ámbito donde ha dedicado los últimos ocho años de su vida tras abandonar su carrera como parte de grandes proyectos de construcción portuaria. «Desde que dejé mi carrera de constructor me he gastado todo en esto», afirma.

«He tenido dudas, momentos de querer tirar la toalla, pero este año ni se me ha pasado por la cabeza. Nunca imaginé recibir el mayor premio ambiental del mundo».

Nacido en Galicia, Carlos se considera un amigo de los océanos, con una vida marcada por el mar desde la infancia. Su padre, natural de Senra, en la comarca leonesa de Omaña, tuvo una empresa de construcción civil y construyó puertos en Galicia. «Estoy seguro de que desde ahí me viene mi obsesión por el mar», comenta.

Aunque ha vivido en muchas partes del mundo, su conexión con León sigue viva: estudió en el Colegio Leonés y vivió en la ciudad entre 1994 y 2001. Visita a menudo Murias de Paredes y mantiene vínculos familiares, como su tía Carmen Mallo, alcaldesa del municipio, y profesionales con dos leonesas en su equipo: Desiree Luna, de Ponferrada, y Berta Felipe, de La Bañeza.

La trayectoria que lo llevó al Goldman comenzó cuando se trasladó a Tenerife en 2012. Allí descubrió el daño que causaría el proyecto del puerto de Fonsalía en un área marina protegida. Su lucha fue clave para que, en octubre de 2021, el Gobierno de Canarias cancelara oficialmente el proyecto. Pero Mallo no se detuvo: junto a su organización Innoceana, fundada en 2018, transformó ese espacio en lo que pronto sería el primer centro de conservación y educación marina de categoría mundial en Canarias, con más de 2 millones de euros de financiación europea. El centro incluiría un aula oceánica para conectar a la comunidad con el mar y formar una nueva generación de defensores del océano.

Carlos vive como nómada, actualmente está en Canarias, y coordina un equipo internacional de 27 personas, con presencia destacada en Canarias y Costa Rica. Su visión va más allá del activismo: quiere lanzar una iniciativa llamada «El puerto que ayuda a parar», una especie de becas dirigidas a jóvenes ingenieros con una visión crítica que busquen proyectos que dañen el medioambiente para desmantelarlos y transformarlos. «Es una idea a alto nivel, pero por ahí quiero empezar. Tenemos que apostar por una ingeniería con propósito».

El premio, dotado con 200.000 dólares, no solo le abre nuevas puertas para seguir creciendo, sino que representa una validación vital a una decisión personal y profesional valiente. «Quiero que esto sirva de inspiración para otros ingenieros jóvenes. Se puede hacer algo diferente, y se puede lograr. Este premio demuestra que vale la pena».

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