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Descubrimiento de la placa en homenaje a Delibes en el Aula del Río.
Delibes, Santo Pescador

Delibes, Santo Pescador

El Aula del Río de Vegas del Condado recibe el nombre del escritor vallisoletano Miguel Delibes como homenaje a la gran afición que profesaba por la pesca y por la zona del Porma

nacho barrio

Domingo, 12 de junio 2016, 18:44

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En 'Mis amigas las truchas', Delibes hace un retrato perfecto del mundo de la pesca sin más pincel que un lenguaje llano y directo, como lo hiciera en 'Las ratas' o en 'Diario de un cazador'. El genial escritor observa, interactúa cuando el momento lo pide y transcribe sin adjetivos grandilocuentes, en una prosa que hace de la humildad su mejor virtud. Delibes evita caer en egos ni en vanidades, haciendo que ambos sean los mayores pecados del hombre, al tiempo que escapa de caer en lo fácil.

Delibes volvió el domingo a la vida en Vegas del Condado. El municipio leonés contó el domingo con la presencia de dos de los hijos del escritor vallisoletano, Juan y Adolfo, para poner el nombre de su padre al Aula del Río, un espacio en el que cerca de 3.000 niños y jóvenes descubren cada año todo lo que rodea al Porma, cuyas aguas pasan por el lugar.

Con la presencia del consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, Juan Delibes desgranó con especial ternura la afición del progenitor por la pesca ante un público entregado. No faltó nadie. Tampoco Patricio, el guarda con el que Delibes padre e hijo compartieron momentos junto al río.

«Mi padre descubrió la pesca al día después de casarse, cuando vio en Cantabria cómo un hombre sacaba una trucha a cucharilla», comentaba alegre Juan, con quien el escritor compartió buenas jornadas. «Lo dejó un poco antes que la caza, pero solía venir a León a pescar, a Burgos, donde tenemos casa o al norte de Palencia. El Esla, el Porma, el Omaña o el Rudrón fueron una religión para él».

Juan Delibes rompió una lanza por la causa cinegética desde su posición como biólogo, asegurando que «mi padre, si colgando la caña hubiera ayudado a las truchas, no lo hubiera dudado ni un segundo». También defendió el ecologismo desde el medio rural, a pie de campo, lejos de la concepción urbanita que tanto se ha impuesto en la actualidad.

Con el relato emocionado del que habla de su padre, recordó que Delibes era ducho en diversas técnicas, dejándole sorprendido «como se manejaba en mosca seca». Así, señaló que el escritor de 'El Hereje' fue encargado en una ocasión de dar el pregón en una edición de la Semana Internacional de la Trucha, a la que llegó «acogotado» ya que «se preguntaba qué iba a decir él a aquellos expertos si se consideraba solo un aprendiz».

Adolfo tomó 'Mis amigas las truchas' y leyó un capítulo para el gusto de los presentes. El gran parecido entre ambos provocó que no fueran pocos los que se evadieran imaginando a Miguel recorriendo las páginas de la genial obra. El relato abarcó la experiencia del vallisoletano en compañía de Paulino, un pescador de quien aprendía en una jornada de truchas, con el 'Oste' siempre saliendo de sus labios.

Suárez-Quiñones recordó que este acto coronaba la semana Internacional de la Trucha de León «más especial», al cumplir 50 años. El consejero consideró que se trataba de «un acto de justicia y un honor porque era un referente de la naturaleza, que escribió auténticos tratados sobre ella y que la conoció bien».

Una placa recuerda ahora a Delibes como pescador en el Aula del Río que ya ahora lleva su nombre. Porque como comentaba un animado grupo antes del homenaje, Delibes fue un Santo Pescador. Que queden 'Mis amigas las truchas' como Palabra divina.

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