El vecino conflictivo de Villaobispo seguía en el bloque porque sus padres pagaban el alquiler
El inquilino del bloque tendría que haber abandonado la vivienda hace más de dos años y su arrendataria pide «que se vaya; esto va a acabar muy mal»
«Estoy deseando que se vaya». Estas son las palabras que la propietaria del inmueble no deja de repetir al explicar la situación de «impotencia» en la que se encuentra desde hace años. Un contrato de arrendamiento a través de una inmobiliaria fue el comienzo de su «peor pesadilla». Todo parecía «funcionar con normalidad». «Me dijeron que conocían a sus padres y que era un buen chico», explica. El contrato, que comenzó en 2020, ha sido «una agonía constante».
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El bloque situado en la calle Real de Villaobispo de las Regueras que consta de nueve viviendas y dos locales en su interior, comenzó a vivir situaciones de conflicto constantes entre sus vecinos. La llegada del inquilino hace cuatro años fue el inicio del fin de una buena convivencia tras un año y medio habitando la vivienda. «Al principio era un chico normal, sus padres siempre han pagado el alquiler y no teníamos ningún problema con él», añade la propietaria. Pero la situación comenzó a empeorar con el paso del tiempo hasta llegar a explotar el 31 de enero de este mismo año.
Tras amenazar a sus vecinos en reiteradas ocasiones con quemar sus felpudos e increparlos en la escalera del bloque, los residentes decidieron tomar medidas y avisar a la Policía Local de Villaquilambre. Una situación «insostenible» no solo para estos, sino también para la dueña de la vivienda, la cual ha podido explicar a este medio que se siente «atada de pies y manos» sin poder «hacer nada». Tras recurrir a sus abogados emitiendo una órden de desahucio, la casera ha indicado que los progenitores nunca dejaron de pagar la renta del inquilino.
Intervenciones de los agentes
Amenazas a octogenarios, problemas con las Hermanas de la Caridad del bloque colindante y su última detención, producida por rociar con productos inflamables parte de la vivienda donde él mismo residía. «Me he enterado por la prensa porque nadie me había dicho nada», relata. La propietaria, que confiesa sentirse «impotente», remarca que «no quiero que me pague, quiero que se vaya». Con el contrato aún en vigor y con un año para que este finalice, la «tortura» con la que esta vecina convive en «la lejanía» parece no terminar.
«A los tres años de comenzar los incidentes le enviamos un burofax para que abandonase la vivienda», explica. Algo que «nunca funcionó» porque el inquilino se negó en todo momento a irse.
El inmueble, perteneciente a su madre de 94 años, ha sufrido el forzado de puerta por parte de la Guardia Civil de Armunia este lunes para poder acceder a la vivienda. Tras llamadas de los vecinos alertando de un olor «muy fuerte» de gasolina, los agentes intervinieron con «rapidez» en el edificio. Tras llegar a la vivienda, el individuo se negó a abrir la puerta y tras esto los agentes decidieron derribarla cuando obtuvieron el permiso para acceder a la vivienda.
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Denuncia vecinal
Una tercera detención en la que la propietaria asegura «no confiar» ya que a pesar de contar con una demanda «todo el mundo me dice que no puede hacer nada».«¿Qué más necesitan que haga?», denuncia la mujer que asegura que «algún día va a pasar una tragedia mucho más grande».
La situación que ha «sobrepasado» la paciencia de la dueña del inmueble está a la espera de una valoración psiquiátrica del individuo. «Si un juez no lo incapacita es muy probable que esto acabe muy mal», indica.
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Son varios los vecinos que se han sumado en reiteradas ocasiones a la misma denuncia. Llamadas a la Policía Local, Bomberos y Guardia Civil han sido la «rutina» a la que los vecinos de este bloque en Villaobispo se han visto «obligados» a acostumbrarse.
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