Blanca Díez, responsable de la coordinación de los voluntarios que ayudan en 'Mensajeros de la Paz'. José Ramón Ladra

«Como nos dice el padre Ángel, el hambre no se va de vacaciones»

Los sin verano ·

Blanca Díez, miembro de 'Mensajeros de la Paz', coordina a casi 400 voluntarios que ayudan a los más vulnerables

Juanfran Moreno

Domingo, 23 de agosto 2020, 00:07

Tras acabar los estudios universitarios en Ciencias Económicas, Blanca Díez se dedicó a trabajar para el tercer sector. Ahora es la responsable de los voluntarios de la ONG del padre Ángel Mensajeros de la Paz, donde coordina a casi 400 personas que desinteresadamente ayudan a la población más vulnerable, la más perjudicada por las consecuencias sociales y económicas de la crisis sanitaria del coronavirus. La edad media de los voluntarios es de 55 años.

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– ¿Cuáles son los proyectos de Mensajeros de la Paz?

– Trabajamos con las personas más vulnerables. En la anterior crisis económica (2008) comenzamos a dar desayunos en la Iglesia de San Antón (Madrid) para dignificar el derecho a la alimentación y colaboramos con los restaurantes solidarios Robin Hood para ofrecer cenas. Otro de los proyectos más antiguos es el 'Telefóno dorado', en el que nuestros voluntarios atienden llamadas de personas en soledad no deseada. También prestamos atención a las familias en riesgo de exclusión social en 'Aula Cunas', donde se trabaja para su integración y autonomía.

– ¿Cómo les ha afectado la crisis del coronavirus?

– Desde el primer día se intentó no cerrar, porque la labor de las ONG es más necesaria que nunca. El número presencial de voluntarios se ha ido reduciendo porque había personal de riesgo y se han establecido turnos. Durante el confinamiento, además, algunos voluntarios han atendido llamadas desde sus casas para no dejar a un lado a las personas que se sienten solas. Fue un proceso muy bonito.

– ¿Ha cambiado el perfil de las personas que llegan ahora en demanda de ayuda?

– Se ha notado un aumento de otros tipos de coyuntura. En nuestro restaurante solidario solemos atender a gente sola, en situación de exclusión; ahora también están viniendo familias.

– ¿Y qué les piden?

–La inmensa mayoría, alimentos. El hambre, por desgracia, sigue afectando a muchas personas. Muchos de los que vienen a Mensajeros de la Paz no tienen una conexión a internet y se les ha tenido que ayudar para que los niños tuvieran la oportunidad de poder seguir las clases de forma telemática.

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Solidaridad emocionante

– ¿Aprecia diferencias con la anterior crisis económica, la de 2008?

– Siempre recuerdo que cuando llegan voluntarios nuevos les digo: la frase de que 'la crisis ha pasado'... invito a todo el mundo a que venga aquí y conozca la realidad. La crisis del Covid-19 ha sido la puntilla que ha sobrevenido a personas vulnerables.

– ¿Han aumentado las donaciones?

– La solidaridad de las empresas es impresionante. Llegó un momento en que tuve hasta angustia de la cantidad de llamadas que recibimos desde el primer día. España es un país solidario. La crisis del coronavirus nos ha afectado a todos de una manera u otra. Y te das cuenta de que, aún así, con todos los problemas, la gente ha seguido ayudando. Ha habido días de llorar de emoción, porque los voluntarios han sido el motor para poder seguir.

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– ¿El verano está siendo diferente?

– Mensajeros de la Paz no cierra nunca. Como dice el padre Ángel, el hambre, por desgracia, no se va de vacaciones. Hemos seguido trabajando con intensidad porque el voluntariado se ha visto reducido y también se han tomado algunos días para descansar y recargar pilas. Tenemos que prepararnos para lo que nos viene. Somos una ONG que siempre está en alerta para cuando se nos necesita.

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