Imagen tomada del Nazareno en 1927.
Polémica con el Vaticano

La cabeza y manos «castellanas» del Nazareno leonés

En plena polémica por tildar el aspecto del paso como «austeridad castellana» por parte de la embajadora en la Santa Sede, no son pocos los historiadores que lo atribuyen al taller de Gregorio Fernández

Miércoles, 21 de mayo 2025, 19:46

Las palabras de Isabel Celaá, embajadora de España en el Vaticano, durante su visita a la talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la iglesia romana de Sant'Andrea della Valle levantaron ampollas entre buena parte del público que allí se encontraba.

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La representante del Estado español tildó la esencia de la efigie leonesa como ejemplo «austeridad castellana», lo que llevó al portavoz municipal de UPL, presente en ese momento, a presentar un escrito de disconformidad con la declaración efectuada. También desde el Instituto Leonés de Cultura se remitió una carta denunciando lo «inexacto» de la comparativa castellana para referirse al Nazareno, que representa la identidad regional de la ciudad de León, afirmando que Celaá se refirió con esos términos «describiendo a la Semana Santa de León».

Sin embargo, si la embajadora ante la Santa Sede hacía referencia a la talla, propiamente dicho, se ha de reconocer que Isabel Celaá estaba en lo cierto.

El origen castellano del Nazareno

Las caras y las manos de Nuestro Padre Jesús Nazareno son castellanas y, en concreto, atribuidas al taller del extraordinario imaginero gallego Gregorio Fernández, que desarrolló su carrera escultora en Valladolid, tal y como afirman muchos historiadores del arte entre los que se encuentran César García Álvarez y Eduardo Álvarez Aller.

Tras una exhaustiva investigación, y en valor del artículo que publicaron con motivo del cuarto centenario de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, de la que es titular, desmotivaban reflexiones pretéritas que afirmaban se trataba de una talla «de escaso valor, y anónima o atribuida a escultores de segunda fila». En contraposición, su análisis determina «un grado de similitud tan asombrosamente exacto», con respecto a otras obras de Gregorio Fernández realizadas durante la década de 1610, que permite atribuir a este genial barroquista, «con total seguridad», la ejecución de la cabeza y las manos de la citada talla. Más aún en un contexto económico en el que la penitencial leonesa tenía posibles para encargar este trabajo al artista para realizar la imagen de su advocación.

El Nazareno fue esculpido en Valladolid

La cabeza del Nazareno leonés resulta «absolutamente similar», siempre según ambos historiadores, y en un grado que califican de «asombroso», respecto a dos de las imágenes atribuidas a Gregorio Fernández que se conservan en la iglesia de la Vera Cruz de Valladolid: el Cristo Atado a la Columna y el Ecce Homo. Existen algunos detalles como las minuciosas laceraciones en la base del cuello, al final de la barba, o los pequeños espacios entre el cabello y la piel que lo acreditarían.

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Procesión de inicios del siglo pasado.

En 1614, Gregorio Fernández firmó un contrato con la Cofradía de la Pasión de Valladolid para tallar el paso Camino del Calvario. De este grupo escultórico perviven todas las tallas en el Museo Nacional de Escultura, a excepción de la imagen de Jesús Nazareno, que desapareció en una fecha indeterminada.

Los historiadores sitúan la horquilla cronológica más adecuada para la realización del Nazareno leonés la de los años 1615-1619.

Tampoco olvidan que pudieron existir vínculos significativos, directos o indirectos, entre el escultor afincado en Valladolid y la Cofradía de Jesús Nazareno de León. El padre fray Pedro Paladinas, prior del convento de Santa Cruz de Segovia y vicario general de la provincia de España, es quien rubrica la licencia, en 1611, por la cual se permite al convento de Santo Domingo vender la capilla. En aquel momento el citado dominico residía en el convento de San Pablo de Valladolid, lugar donde ya se conocía la obra de Gregorio Fernández, a través de la imagen de un Cristo Yacente, y donde se producirán futuros contactos con el escultor.

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Todo lo expuesto les permite plantear formalmente la hipótesis de que la cabeza y las manos de la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León, fueron talladas por Gregorio Fernández como parte de un todo escultórico hoy perdido. Los historiadores sitúan la horquilla cronológica más adecuada para la realización del Nazareno leonés la de los años 1615-1619.

Otras atribuciones

La primera mención publicada que existe sobre la imagen aparece en 1925, de la que se hace eco en el estudio de García Álvarez y Álvarez Aller, en una obra de Raimundo Rodríguez, quien, al describir la capilla de Santa Nonia, apunta que en ella se encuentran «obras artísticas no despreciables [...], como el Nazareno».« Ello permite confirmar la falsedad de una opinión popular, e incluso publicada en algunas ocasiones, según la cual la cabellera del Nazareno habría sido creada por Víctor de los Ríos».

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Entre diciembre de 1943 y enero de 1944, Víctor de los Ríos, tras formular un ofrecimiento a la Cofradía, realizó de forma altruista un cuerpo para la cabeza del Nazareno. El citado imaginero también talló los pies. La cabeza no sufrió transformación alguna, sentencian los historiadores.

Dada la carcoma detectada en la cabeza del Nazareno, en 1960 la Cofradía confió a Isaac Martín Granizo la conservación de la misma, de acuerdo con las normas proporcionadas por el Museo de Valladolid.

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Máximo Cayón Waldaliso será el primero que de forma argumentada estudie las diferentes atribuciones vertidas acerca de la efigie, rechazando la intervención de Juan de Juni y de Luis Salvador Carmona, e inclinándose por Gregorio Fernández como su autor.

En 2008, Carlos García Rioja y Gonzalo F. González Cayón, en una comunicación presentada en el congreso Gregorio Fernández: vida, arte y cultura, celebrado en Valladolid, ya apuntaron sucintamente la similitud entre el Nazareno y el Cristo Atado a la Columna de la Vera Cruz de Valladolid.

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