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Gaudí, un icono de León

El Consorcio Provincial de Turismo y Leonoticias realizan una visita a la capital leonesa para conocer al arquitecto catalán y su pasión por hacer algo único en cada uno de sus trazos arquitectónicos | Este verano, León te espera, vuelve a tus orígenes, vuelve a tu historia, conoce los secretos mejor guardados de nuestra tierra; patrimonio, naturaleza y gastronomía

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León

Lunes, 29 de junio 2020

Este verano, León te espera, vuelve a tus orígenes, vuelve a tu historia, conoce los secretos mejor guardados de nuestra tierra; patrimonio, naturaleza y gastronomía. León es una provincia para recorrer y sentir, en la que podrás vivir experiencias inolvidables, disfrutando de su gastronomía, alejándote en un medio natural sin igual, reencontrándote con los tuyos y contribuyendo con tus experiencias a generar riqueza. Así todos juntos ayudaremos a que León siga hacia adelante, superando esta situación, apoyando al sector y a nuestras gentes.

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En está ocasión, gracias a Turisleón, nos trasladamos a la capital leonesa para recorrer esta ciudad y concoer a Antonio Gaudí.

Gaudí en León. Una serie de casualidades impensables en cualquier otro instante de la historia sirvieron para que la figura de un arquitecto hoy imprescindible en la historia de todo un país terminará levantando uno de sus iconos en León.

Todo fue casual, de principio a fin, pero la semilla de aquella casualidad deja ahora en la capital una herencia imborrable, imprescindible, única y realmente icónica.

La casa Botines o casa Fernández y Andrés es el reflejo modernista de un personaje excepcional, poco conocido a finales del siglo XIX, pero que desde entonces apuntaba hacia un camino sorprendente en el mundo de la arquitectura.

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Galería. Una de las salas del interior del edifico Botines

De aquel momento circunstancial se lleva a una evidencia hoy excepcional: Gaudí tan solo puso su sello en la Casa de Botines de León capital, en el Palacio Episcopal de Astorga y en El Capricho de Comillas, en Cantabria.

Gaudí en León es el reflejo de su personalidad, de sus inquietudes por llevar a lo estético su profundo interior y su pasión por hacer algo único en cada uno de sus trazos arquitectónicos.

El resultado hoy deja boquiabiertos a quienes se pasean ante la facha del edificio Botines o quienes caminan por su interior. Botines fue, es cierto, almacén comercial y residencia particular y su figura hoy única mantiene el ímpetu original de una obra realizada entre 1891 y 1892.

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Vista central del Botines.

Corazón de León

En pleno corazón de León, Botines tiende la mano a la zona histórica de la ciudad y al León moderno, como que quisiera unir dos tiempos a través de su figura.

Hay casualidades que la historia hace únicas, todo un privilegio para el escenario en el que se producen. Juan Homs y Botines, empresario y comerciante de origen catalán asentado en la capital leonesa, tuvo a bien levantar 'Botines' bajo el encargo a quien entonces era un prometedor arquitecto 'de la tierra'. Mariano Andrés González-Luna y Simón Fernández Fernández, sus 'socios', compartieron entonces aquella idea un poco loca quizá, excepcional con el paso del tiempo.

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Gaudí estaba entonces sumido en lo que se denomina su período neogótico porque al joven arquitecto le atrapaba entonces el arte gótico medieval pero bajo una interpretación libre en lo estructural.

Recomendado al mismo tiempo por el empresario Eusebi Güell, los socios y descendientes de aquel comerciante terminaron llevado a efecto un sueño arquitectónico que coincidía en el tiempo con un Gaudí que para entonces trabajaba en Astorga, en la obra del palacio episcopal (1889-1893), una proximidad que le llevó a aceptar el encargo debido a su cercanía y consonancia estilística.

La apuesta por levantar Botines terminó en la compra de la parcela original al duque de Uceda, Francisco de Borja Téllez-Girón y Fernández de Velasco, y sus dos hermanas, Rosario y María de la Piedad, por 17.000 pesetas..

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Levantar Botines no fue una cuestión menor porque el León de la época no quiso entender de aquella grandeza arquitectónica y lanzó una oleada de protestas, incluso con pleitos legales, que intentaron sin éxito tumba el proyecto inicial.

Planos originales

Los planos originales se remitieron en diciembre de 1891 y Gaudí se trasladó a León con el paso del invierno acompañado por su corte de colaboradores y reclutando para su proyecto, iniciado el 4 de enero de 1892, a una corte de canteros que trabajaban en la Catedral de León.

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Luchas contra la sociedad leonesa, proyectos como el de la Sagrada Familia y desencuentros con quienes se asomaban a la obra no impidieron que la construcción finalizará en un tiempo récord, diez meses (noviembre de 1892).

El resultado fue un edificio emblemático, icónico, un elemento único para una ciudad como León y el reflejo de una personalidad sin parangón como la del arquitecto. La imagen de San Jorge y el dragón, uno de los elementos que atrapa en la fachada fue colocada en 1893 y la forja de la puerta llegó con el sello del taller de Joan.

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Alzado realizado por Gaudí del edificio 'casa Botines'.

El Botines de hoy refleja el espíritu original pero matizado por las reformas de 1931 y 1953, en la que se eliminaron siete de 28 pilares del sótano, además de la supresión de otros elementos escondidos entre escayolas y nuevos paneles.

El 24 de agosto de 1969 la casa Botines fue declarada por el Decreto 1794/1969 del Consejo de Ministros como monumento histórico-artístico de carácter nacional, junto a otras dieciséis obras de Gaudí.

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Para compensar aquellos 'deslices' la última reforma, siendo ya sede de la entidad de ahorro Caja España, permitió recuperar el valor histórico hasta conseguir el premio Europa Nostra en 1998.

En la actualidad la casa Botines fue reconvertida en museo (Museo Gaudí Casa Botines), inaugurado el 23 de abril de 2017. El nuevo museo permite una visita al edificio gaudiniano abierto al público por primera vez, y en sus salas se exponen diversos objetos y obras de arte de la Fundación, entre ellos pinturas de Casas, Sorolla, Madrazo, Tàpies, entre otras.

Hoy el edificio Botines se muestra con toda su belleza, abierto a 'cuatro vientos' con el brillo de su estilo neogótico y resuelto con su inconfundible sello modernista.

Su visita pasa por ser obligada para quien quiera recuperar la vida y el sentir de su arquitecto: Antonio Gaudí.

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Edificios modernistas

Dejamos el edifico de Botines atrás y nos adentramos en la calle Ancha, vía que debe su nombre a la amplitud que tiene en comparación con el resto de travesías del casco antiguo de la capital leonesa. No se esperaba menos para el punto de unión de una las plazas insignias como La Regla con la Pulchra leonina.

A lo largo de travesía encontramos numerosos edificios de corte moderno y burgués que deben su inspiración al arquitecto catalana. Situado enfrente del edifico Botines se encuentra el café más longevo de esta ciudad abierto con el mismo nombre desde el siglo XIX. Destaca por sus miradores y balcones con una interesante rejería denominada 'derivación francesa'.

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Aunque en numerosos ocasiones pasa inadvertida, Demetrio de los Ríos y Juan Crrisóstomo dejaron su sello en la calle Ancha con la construcción en 1884 de la capilla Cristo de la Victoria, inspirada en la Puerta del Perdón de San Isidoro.

Es imprescindible ir con la vista levantada para no perderse ningún detalle. El ladrillo forma parte de la idiosincrasia de esta zona gracias al Palacio de Villasinta , el edificio del arquitecto Juan Bautista Lázaro que hace esquina con la calle Cervantes; o la Casa del Maragato. Ya en el Cid se encuentran en este estilo inmueble que daba cobijo a antiguas escuelas infantiles que hoy en día es la sede de Cruz Roja León.

El modernismo arquitectónico está presente en el edifico Balbuena Medina que llama la atención por sus balcones; el hotel Noriega, solar que albergó la oficina de correos; La casa familia Picón, que destaca por la galería central o la farmacia Merino, cuyo mobiliario y negocio sigue igual desde su construcción.

En la plaza de la Regla, si alejamos la vista de la Catedral, nos encontramos con el edificio de Correos y Telégrafos, cuya arquitectura guarda bastante similitud con el edificio de Botines.

La fuente de la plaza de Santo Domingo se encuentra bien decorada gracias a los entorno que la rodean. El edifico Pallares, que llama la atención por su forma cilíndrica, es el refugio del museo de León.

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Edifico Pallares.

El edificio Goyo se caracteriza por su simetría jerarquizada en la que los balcones cobran una vital importancia. Por último el hotel Oliden, un hospedaje que con casi 100 años de historia sigue siendo moderno.

Recorrer estas calles es una forma de viajar en el tiempo de trasladarse a épocas pasadas a la vez que descubrimos la belleza de unos edificios que para muchos turistas pasan inadvertidos. León es una caja de sorpresas y este es un reflejo de los tesoros que guarda una ciudad que tiene mucho que ofrecer.

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