La Guardia Civil certifica que todos los tiros se efectuaron desde una acera y la escopeta del fallecido no llegó a dispararse
Las pruebas periciales del juicio sobre el tiroteo de Villaobispo en 2008 muestran tres disparos con un revólver y otros diez con una pistola, pero la escopeta que llevaba la víctima no fue disparada, aunque él si tenía restos de pólvora en la mano
Tercera sesión por el juicio del crimen de Villaobispo en el que han declarado miembros de la Guardia Civil, forenses y demás partes de la investigación pericial del caso. Una jornada que se ha iniciado con la declaración de los dos guardias civiles que llevaron a cabo la investigación en el lugar de los hechos.
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Los agentes han declarado que el fallecido se encontraba a la altura del número 7 de la calle Méndez Pelayo «con el torso desnudo» y a su lado «dos prendas de ropa con restos de sangre». El cadáver presentaba una herida de bala en el costado izquierdo y los disparos se efectuaron desde el otro lado de la calle.
Tres disparos con un revólver
De este modo, los agentes localizan tres disparos realizados con un revólver, de los cuales se encuentran impactos, así como los tres proyectiles. Por otro lado, aparecen diez vainas procedentes de una pistola 9mm.
«Todos los disparos que localizan se realizan desde la cera de los pares a los impares, que es justo donde aparece el cadáver», relata en esta sesión uno de los guardias civiles que llevó a cabo la investigación.
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La escopeta no se disparó
Una de las claves de esta sesión ha llegado al conocerse que la escopeta que presuntamente había disparad la víctima en primer lugar y que posteriormente portó el hermano del fallecido, según declararon varios testigos en la jornada del martes, no fue disparada.
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Una escopeta de recarga manual
En este sentido, la Guardia Civil ha explicado que se trata de «una escopeta de recarga manual que no es recortada» y que cuando fue localizada «debajo de uno de los vehículos» en los que llegaron los familiares del fallecido «tenía cinco cartuchos en el tambor y uno en la recámara».
«Esa arma no llegó a dispararse», finalizó uno de los guardias civiles. A pesar de ello las pruebas en búsqueda de residuos en las manos del fallecido han dado positivo. El guardia civil remarcó que «son muy sensibles y puede haber transferencia», pero en todo caso esa concreción debe ser determinada «por un técnico».
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«Impacto mortal de necesidad»
Los dos médicos forenses que han declarado este miércoles en la tercera sesión del juicio por el Crimen de Villaobispo. El cuerpo de la víctima presentaba una herida por arma de fuego con un único orificio de entrada. Con una trayectoria de abajo y arriba y con un disparo realizado de delante atrás.
El forense ha remarcado que fue «un impacto mortal de necesidad con dos orificios en el corazón que ocasiona la muerte de manera fulminante». Por la trayectoria del proyectil los forenses determinan que el brazo derecho «estaba ligeramente separado» pero no pueden determinar la posición exacta.
«Un tiroteo es una coreografía complicada para poder establecer ángulos y distancias hay que realizar un estudio intenso del lugar y no siempre se puede determinar», lamentaba uno de los médicos forenses.
Por el llamado 'anillo detonador' de la herida se puede determinar si el disparo se efectuó a corta, media o larga distancia. En este caso, los forenses explican que se llevó a cabo «a larga distancia», pero sin poder determinar «si fue a un metro o a diez».
Al menos, dos armas disparadas
Los peritos de la Guardia Civil que realizaron el informe de las muestras remitidas desde León han concluido que se efectuaron disparos de dos armas. Por un lado, un revólver con el que se dispararon los proyectiles del calibre 38 y, por otro lado, una pistola semiautomática de calibre 9 milímetros.
«Los disparos fueron efectuados por dos armas», han declarado los agentes al analizar las marcas de los proyectiles y los casquillos. Pero uno de los proyectiles «ha perdido la camisa que lo recubre» por lo que es imposible la identificación del arma que lo disparó. La defensa de uno de los acusados ha insistido en esta posibilidad de que «hubo, al menos, dos armas, pero podría haber tres», han reconocido los agentes.
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Por otro lado, han certificado con seguridad que «el fragmento que se extrajo del cuerpo del fallecido proviene de una pistola».
ADN en unas pelucas
El análisis de los documentos y artículos recuperados en el Peugeot 406 en el que presuntamente huyó S.R.F., hermano de la víctima, ha revelado que hay restos de ADN de los dos hermanos de la víctima.
En el vehículo se encontraron cuatro teléfonos móviles, la cartera de la víctima y dos «bolsas de viaje». En el interior de las mismas había «elementos de caracterización como pelucas». Ha sido en esas pelucas donde la Guardia Civil ha encontrado ADN de los dos hermanos de la víctima.
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Se alarga el juicio
Finalizaba la tercera sesión del juicio con las escuchas de las grabaciones de las llamadas relacionadas con el caso para que el jurado popular pueda, en algunas ocasiones, volver a escucharlas.
Unas grabaciones de llamadas entre los familiares de la víctima y en algunos casos con el hermano del fallecido desde prisión que han sido reproducidas a lo largo de estas tres sesiones del juicio por el crimen de Villaobispo.
La complejidad de algunos testimonios y el fallo de las conexiones con las declaraciones telématicas han alargado las sesiones más de lo previsto. Por ello, las conclusiones del caso y los alegatos finales se celebrarán este jueves a partir de las 9:30 horas de la mañana.
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