León eleva su mirada y deseos al cielo en la romería de San Froilán
Miles de personas acompañan a un nutrido séquito de pendones y carros que abarrota La Virgen del Camino en una jornada llena de fiesta y tradiciones
Desde la mirada de un novato en estas lides como el que firma esta información, la romería de San Froilán en La Virgen del Camino es toda una demostración de algunas de las tradiciones más arraigadas en León. Toda una fiesta en la que no faltan recuerdos, peticiones, música, baile y mucho sentimiento.
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Mientras los que iban a peregrinar se concentraban y organizaban lejos de la basílica, los primeros fieles cumplían con la tradición de tocar en una de sus puertas el bajorrelieve de la Catedral, la calavera, el bastón del santo y las narices de San Froilán tres veces buscando sus favores.
Los que también buscaban el perdón lo hacían comprando las típicas avellanas que lo simbolizan cuando hace ya muchos años eran los que trasnochaban demasiado en esta jornada los que las regalaban para pedir disculpas por su tardanza en casa.
Un impresionante desfile
No eran el único alimento para un público numeroso que esperaba con ganas la llegada de los primeros pendones con dulces típicos, bollos preñaos y bocadillos. La espera se acababa a partir de las diez de la mañana cuando los primeros mástiles asomaban por el horizonte formando una larga fila de gigantescas y coloridas banderas que parecía no tener fin.
Sus portadores se enfrentaban en este último tramo a numerosos obstáculos como cables, luces y semáforos, además de mucho público que llenaba ambos extremos de la avenida. La mayor afluencia se concentraba junto al templo donde se bailaban los pendones de todas las formas posibles y con abanderados que arriesgaban en sus maniobras para deleitar a los presentes, como algunos pequeños osados que los han escalado a modo de cucaña improvisada.
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No habían terminado de llegar cuando se ha iniciado la misa en el exterior del templo con buena parte de la multitud agolpada junto a las vallas y los primeros pendones en llegar que acompañaban a los religiosos encargados de la eucaristía y las autoridades presentes.
Carros llenos de color
Mientras tanto, en la calle seguía el desfile con los últimos estandartes que daban paso a otro animado y colorido desfiles: el de los carros. Los primeros tirados por bueyes abrían la comitiva seguidos por caballos, burros y ponis engalanados para la ocasión. Panes, mazorcas de maíz, productos de la huerta, frutas y embutidos también se lucían en estos carros que cerraban el desfile pasada la una del mediodía y dar paso a un almuerzo que muchos ya hacían de camino a la basílica en esta romería de San Froilán.
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Tampoco han faltado el sonido de la dulzaina y los tambores, las canciones tradiciones y mucho baile. Una jornada soleada y festiva con mucho público al coincidir este 5 de octubre con un domingo que ha permitido a muchas personas acudir desde muchos puntos de la provincia de León y de fuera de ella.
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