Cerca de la mitad de las personas fallecidas por Covid-19 en los hospitales leoneses murieron en la segunda ola

El pasado 18 de marzo, haciendo gala de su buscada transparencia, la Junta de Castilla y León inicio un conteo doloroso. La Consejería de Sanidad empezaba en aquellos días a escribir una estadística que sigue doliendo y que, de hecho, dolerá más con el paso del tiempo y la toma de perspectiva sobre lo que hemos vivido.

Aquel conteo, además de contar después con otras variables que se han ido añadiendo, resultaba ser un frío parte de guerra. Muertos y heridos (positivos, en este caso). Una losa que llegaba (y sigue llegando claro) a los medios día a día, también en aquel mes de marzo en el que se hablaba de combate, en el que todos estábamos en casa y en el que los arcoiris no nos dejaban ver el nubarrón negro que aún a día de hoy no se ha ido del cielo mundial.

Aquel recuento de fallecidos a causa de la Covid-19, después de días con picos inimaginables, frenó el 4 de junio, algo más de dos meses después de que todo comenzara de forma oficial, ya que a nadie se le escapa que antes, cuando no había cifras y la enfermedad nos parecía propia de países lejanos, también hubo muertos.

Aquella cifra oficial se paró en aquel último día con fallecidos, en 423. En los hospitales de la provincia, la pandemia había dejado por el camino a 423 habitantes de esta tierra antes de afrontar un verano extraño en el que no hubo fallecidos a excepción de uno, que perdió la vida el 18 de julio.

La primera ola quedaba atrás y la relajación veraniega se hacía un hueco en nuestras vidas. La temida segunda ola solo parecía un mal fario e incluso los había que asumían con resignación la futura realidad, diciendo aquello de 'no, si nos volverán a encerrar'.

Y no nos encerraron, pero el 30 de agosto la máquina de anotar fallecidos volvió a ponerse en marcha. 424. Y desde entonces el 3 de octubre fue el único día sin fallecidos. Hasta ahora esa casilla no ha vuelto a estar vacía.

Teniendo en cuenta los datos oficiales hasta el domingo 8 de diciembre, la primera ola sumó algo más de la mitad de los fallecidos desde que empezara el registro (el 52,6%), mientras que los hasta ahora 383 fallecidos de la segunda ola suponen el 47,4%.

La Junta ofrece un dato que se presta al análisis. No es el único. La tasa provincial de fallecimientos en los primeros once meses de 2020 (15,86 por mil) difiere de forma ligera si se la compara con la del año anterior (13,28) si se tienen en cuenta la pandemia actual, siendo más acusada la diferencia en provincias como Soria (16,52 frente a 12,39), donde el coronavirus azotó especialmente en los inicios de la enfermedad.

En lo que va de pandemia, el Complejo Asistencial Universitario de León ha registrado un total de 663 fallecidos por covid-19, mientras que el Hospital del Bierzo alcanza los 145.

Aunque la realidad es cruda, existe: la muerte no ha abandonado la provincia.