Agentes de policía rusos. Afp

Un niño protagoniza un tiroteo sin víctimas en una escuela rusa

Dima Gubáyev, de 12 años, decidió acudir a la escuela armado con el 'saiga' de su padre, un fusil de caza fabricado por la factoría Kaláshnikov

Rafael M. Mañueco

Corresponsal de Moscú

Lunes, 18 de octubre 2021, 17:22

Dima Gubáyev, de 12 años y alumno de la sexta clase en una escuela de las afueras de Perm, ciudad situada a unos 1.400 kilómetros al este de Moscú, estaba muy bien considerado por sus profesores y compañeros. Decían que era un chaval tranquilo, aplicado y poco conflictivo. Pero por la mañana decidió acudir a la escuela armado con el «Saiga» de su padre, un fusil de caza fabricado por la factoría Kaláshnikov.

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El canal de Telegram 'Baza' asegura que su madre no se dio cuenta de que llevaba escondido el rifle y el padre no se explica cómo pudo encontrar las llaves del armario en donde lo tenía guardado. El caso es que Dmitri (Dima) llegó al colegio media hora antes del comienzo de las clases y pudo penetrar, también según las informaciones de «Baza», sin que se percatara el guardia de seguridad, que en ese momento estaba cambiándose de ropa.

El propio Dima reconoció más tarde que su intención era «vengarse» de Dasha, una amiga de la misma de clase que, al parecer, le había ofendido «gravemente». Pero ella no acudió ayer a las clases. Así que el agresor se vio ante sus compañeros con el fusil en la mano y no se le ocurrió otra cosa que disparar dos tiros, uno al techo y otro a la pared al grito de «estoy poseído por Dios».

Una de las balas rebotó, fue a dar al cristal de una puerta y un fragmento de vidrio que salió despedido causó un rasguño sin importancia en la pierna a un alumno que subía por la escalera. Nadie más sufrió daño alguno. Mucho antes de que llegara la Policía, la directora del colegio, Galina Záitseva, logró convencer al tirador precoz de que depusiera su actitud y entregara el arma.

Pero ahora, pese a ser menor, Dima va a tener que pasar una temporada en observación en un reformatorio y ayer ya empezó a responder a las preguntas del primer interrogatorio. Va a ser también sometido a un reconocimiento psiquiátrico. El que lo puede tener peor va a ser su padre, Vadim Gubáyev, que tendrá que explicar por qué no tomó las medidas necesarias para evitar que su hijo le quitara el «Saiga».

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La Fiscalía podría abrir contra él una causa penal. Tampoco lo va a tener fácil el guardián contratado por la dirección del colegio por haber dejado entrar al reciento a un niño llevando consigo un arma de fuego. El pasado 20 de septiembre, Timur Bekmansúrov, de 18 años, mató a tiros a seis compañeros de la Universidad de Perm, precisamente, e hirió a más de 40.

La Policía abrió fuego contra Bekmansúrov, que recibió varios tiros en el pecho, vientre y una pierna. Pero sobrevivió y ahora continúa hospitalizado después de que llegó a estar en estado crítico. La pierna le fue amputada a la altura de la rodilla. Actualmente, fuera ya de peligro, será pronto trasladado a un centro de detención preventiva hasta la celebración del juicio.

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