Johnson y Sedwill se estrechan la mano en la toma de posesión del primer ministro, en julio del año pasado, mientras Cummings aplaude en la esquina. REUTERS

Boris Johnson se despide de sir Humphrey

El premier se deshace de su principal asesor, que recuerda al de la mítica serie 'Yes, prime minister', mientras gana puntos Dominic Cummings, un gurú que quiere revolucionar la gestión de la administración

iñigo gurruchaga

Londres

Sábado, 5 de septiembre 2020, 19:16

Es un verano de obras y mudanzas en el Cabinet Office, el ministerio que es el aparato administrativo del primer ministro y el centro neurálgico del Gobierno británico desde hace un siglo. Coordina la actividad del Consejo de Ministros y la implementación de sus decisiones en todos los departamentos del Estado. Dominic Cummings, el omnipresente jefe de Gabinete de Boris Johnson, ha descrito las obras como la creación de un nuevo ministerio al servicio de un primer ministro que ejerce como figura presidencial, delegando las tareas cotidianas de la gobernación, como ya hizo en la alcaldía de Londres.

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Cummings, de 48 años, combina curiosidad intelectual, capacidad de trabajo y personalidad de genio áspero. Fue artífice destacado de la campaña del Brexit en el referéndum de 2016 y también de la que dio a Johnson la mayoría en las elecciones de 2019. Conectó con sentimientos de la población en áreas desindustralizadas, que ha avalado en las urnas la nueva era conservadora.

Al regreso de su estancia en un hospital para someterse a una operación pospuesta, dirigirá el traslado de los funcionarios que trabajan diariamente con Johnson al corazón administrativo del Gobierno, comunicado por pasillos interiores con la residencia del primer ministro, el 10 de Downing Street. Perseguiría un funcionamiento más orgánico, que la huella de las ideas no se pierda por la separación física con su ejecución.

LA CLAVE:

  • Secrtario de Johnson. Mark Sedwill ha sido sustituido por Simon Case, exayudante del príncipe Guillermo

Cummings aspira también a modernizar radicalmente la forma de gobernar. Ha argumentado en sus densos escritos que ministros y funcionarios toman sus decisiones en un contexto político anacrónico, sustentado en la elaboración de historias y en disputas de poder. Cree que es posible un nuevo consenso basado en la ciencia de datos, que hasta ahora ha servido fundamentalmente para confirmar a posteriori éxitos o fracasos.

Bret Victor, ingeniero electrónico y científico de la computación, promueve el concepto de «espacios que ven». Cummings visitó el año pasado en California su 'dynamic land', un área de trabajo que integra la mesa de las decisiones con pantallas que cubren las paredes, ofreciendo datos y gráficos a pioneros en diversas disciplinas. Favorecería el contraste de las deliberaciones con una galería de información dinámica para la evaluación empírica.

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Parodia y adiós

La serie 'Yes, prime minister' divirtió a los británicos en los años ochenta con un retrato satírico de las relaciones entre un ambicioso ministro, Jim Hacker, y su principal funcionario, sir Humphrey Appleby. Reproducía en sus episodios el contraste entre los afanes ingenuos de Hacker y el cinismo de su secretario, empeñado en evitar que el político alterase la manera resignada en la que se había gobernado siempre.

Una fotografía del interior de Downing Street, el día en que Johnson se hizo cargo de la jefatura del Gobierno, el 22 de julio de 2019, evocó la caricatura de la serie de la BBC. El nuevo líder cruzó la puerta del número 10 y allí le esperaba sir Mark Sedwill, que forzó una fotografía de ambos: el político con expresión asustada y el secretario con ademán de dueño de la posada. En una esquina, con su estilo de camiseta y pantalón informales, Cummings observa.

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En su blog, Cummings ha descrito al Civil Service, a la élite funcionarial dirigida por Sedwill, como un gremio «en el que nadie tiene el mínimo interés o conocimiento sobre cómo crear equipos de alto rendimiento para tomar decisiones ante la incertidumbre y la complejidad». El funcionariado y los partidos políticos están programados, a su juicio, para preservar su ineficacia. «Luchan para permanecer cerrados, para excluir a la gente más capaz», escribe.

Las serie 'Yes, prime minister' con sir Humphrey, de pie con un documento.

Sedwill está de mudanza un año después. Había acaparado cargos que nadie combinó antes: secretario del Gabinete, secretario del primer ministro y director del Consejo Nacional de Seguridad. Este 'súper-Humphrey' ha llegado ahora a un acuerdo «amistoso» para abandonar la función pública. En su entrevista de despedida, califica como «magnífica» la respuesta del Gobierno a la epidemia.

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El Civil Service fue creado en el auge del Imperio, en la mitad del siglo XIX, y es considerado como una de las mejores estructuras administrativas del mundo. Ese «gobierno permanente», que ha sufrido recortes profundos desde la crisis financiera, ha logrado dar estabilidad a la gobernación en un tiempo de desbarajuste político y extraordinaria carga de trabajo por la negociación de la marcha de la UE.

Un episodio reciente ha mostrado también su debilidad. Funcionarios y gobernantes diseñaron o aceptaron una fórmula matemática para ponderar las notas de los estudiantes en este curso interrumpido por la epidemia. Desembocó en fiasco, rebelión general y retirada humillante de un procedimiento elaborado durante cinco meses.

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Simon Case, captado en mayo por Johnson tras pasar dos años como ayudante del príncipe Guillermo, sustituirá a Sedwill como secretario del Gabinete y del primer ministro. El negociador del Brexit, David Frost, presidirá el Consejo de Seguridad aunque no tiene experiencia en la materia. En la espera a la ciencia de Cummings, lo visible es el rápido ascenso de un creyente 'brexiter' y un hábil cortesano.

Pero la adopción por la clase política y funcionarial de una forma de gobernar con base en la evidencia y la tecnología es una idea central del Gobierno de Johnson. Su principal impulsor, Cummings, quiere incrustar en la cumbre del Cabinet Office un «Red Team», un equipo rojo de asesores excéntricos para alterar las rutinas fallidas y engendrar su revolución.

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