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Jean Wyllys, diputado brasileño. Reuters
Un diputado brasileño teme que le maten

Un diputado brasileño teme que le maten

Jean Wyllys, referente de las minorías sexuales y objetivo de los grupos conservadores, renuncia al escaño y se exiliará en un país europeo

marcela valente

Corresponsal en la zona

Viernes, 25 de enero 2019, 20:45

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Cuando le faltaba una semana para asumir su tercer mandato en el Congreso de Brasil, el diputado Jean Wyllys, referente de las minorías sexuales y blanco predilecto de grupos conservadores, anunció «con dolor y profundo pesar» desde el exterior que renuncia a su escaño y se autoexilia para preservar su vida y la de su familia.

 «Llegué a mi límite. Mi vida está quebrada por las amenazas de muerte y la difamación», explicó el parlamentario de 44 años en una carta a sus colegas del PSOL, el partido izquierdista al que pertenece. «Las amenazas se extendían a mis hermanos, hermanas y a mi madre», admitió y reveló que por la necesidad de llevar protección «vivía bajo prisión domiciliaria sin haber cometido ningún crimen». Wyllys es periodista, escritor y profesor universitario.

No dijo en qué país se refugiará pero según trascendió sería en uno europeo, donde optaría por la vida académica. La decisión, que causó conmoción en el mundo político brasileño, responde a ese ambiente hostil en su contra que, según denunció, se acentuó con la llegada a la presidencia del derechista Jair Bolsonaro, su mayor contrincante en la Cámara de Diputados.

Wyllys tenía seguridad permanente desde el asesinato de la concejala Marielle Franco, de su mismo partido. Franco y su chófer fueron acribillados a balazos en marzo de 2018 en Río de Janeiro y entre los sospechosos hay un policía prófugo que integraría una milicia parapolicial vinculada a Flavio Bolsonaro, hijo del presidente, diputado del Estado de Río de Janeiro y futuro senador.

«Estamos hablando de sicarios que viven en Río, donde yo vivo, que asesinaron a una compañera de luchas y que mantienen estrechos vínculos con personas que se oponen públicamente a mis banderas», remarcó Wyllys en su carta. «Me aterroriza saber que el hijo del presidente contrató a la esposa y a la madre del sicario (de Franco)», confesó.

Flavio, señalado en los últimos días por haber tenido como empleadas en su despacho a la madre y a la esposa del policía prófugo, se apresuró a aclarar que está en contra de las milicias. Pero en su pasado hay actos en defensa de agentes que actúan en bandas paralelas.

La excandidata a la presidencia Marina Silva consideró «lamentable» que un diputado deba renunciar a su cargo por amenazas. Y la expresidenta Dilma Rousseff advirtió de que si Wyllys debe exiliarse «la democracia no sólo está amenazada sino profundamente herida». En cambio el concejal Carlos Bolsonaro, otro de los hijos del mandatario, despidió a Wyllys con un mensaje irónico en Twitter: «Vaya con Dios y sea feliz», desdeñó.

Como diputado, Wyllys levantó la agenda de derechos de las personas LGTB y era difamado e insultado por grupos conservadores en la Cámara. En 2016, durante el debate que derivó en la destitución de Rousseff, acusó de «canallas, traidores y torturadores» a los que votaron contra la presidenta. Bolsonaro padre -entonces diputado- lo tomó del brazo y le insultó con diversos sinónimos del descalificativo «maricón». Entonces, Wyllys escupió en dirección al diputado que hoy es presidente de Brasil.

En su alocución, Bolsonaro había reivindicado al militar brasileño condenado por torturas Carlos Alberto Brilhante Ustra. «No voy a permitir que ese canalla fascista, machista, homófobo y golpista me agreda y me amenace. Él escupe diariamente sobre los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales», dijo en aquel momento Wyllys para justificar su conducta.

En redes sociales el diputado ha explicado que el nivel de violencia contra el colectivo LGTB aumentó con el ascenso de Bolsonaro y consideró que «preservar la vida es también una estrategia de lucha por días mejores». En su despedida, Wyllys expresó que Brasil «nunca fue tierra segura para personas LGTB ni para defensores de los derechos humanos» y advirtió de que «ahora el escenario empeoró mucho».

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