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Anders Behring Breivik.
Breivik acude a la justicia noruega para demandar al Estado por trato «inhumano»

Breivik acude a la justicia noruega para demandar al Estado por trato «inhumano»

El proceso que ha puesto en marcha el autor de la matanza de la isla de Utoya comenzará el martes y se extenderá hasta el viernes, en el gimnasio de la cárcel de Skien, donde está recluido

COLPISA / AFP

Domingo, 13 de marzo 2016, 19:27

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El extremista noruego Anders Behring Breivik, autor de la matanza de la isla de Utoya, vuelve presentarse ante la justicia esta semana, pero esta vez en calidad de demandante para denunciar al Estado por tratos "inhumanos" y "degradantes". El proceso, que podría remover heridas no cicatrizadas de la masacre, comenzará el martes y se extenderá hasta el viernes, en el gimnasio de la cárcel de Skien, donde Breivik está recluido.

El autor de la masacre, que escribió en el pasado que los derechos humanos "son utilizados para erradicar una civilización entera en nombre de la tolerancia y la diversidad", ahora acusa a Noruega de violar las cláusulas de la Convención Europea de Derechos Humanos. La primera que prohíbe dar "penas o tratamientos inhumanos o degradantes" y la segunda que garantiza "el derecho y el respeto a la vida privada (...) y a la correspondencia".

Desde que fue arrestado el 22 de julio de 2011, tras haber masacrado a sangre fría a 77 personas, el extremista de 37 años está detenido en régimen de alta seguridad, aislado de otros presos. Sus contactos con el exterior también están controlados de manera estricta. Su correspondencia es revisada por la administración penitenciaria y sus escasas visitas, reducidas casi únicamente a profesionales que lo atienden, se desarrollan a través de una ventanilla.

El aislamiento le provoca "secuelas" que son evidentes, afirmó su abogado, Øystein Storrvik. "Está muy estresado", explicó a la AFP su representante. Al principio "una de sus principales actividades era estudiar, pero ahora lo ha dejado y para mí es un signo de que el aislamiento es nefasto para él y para su salud mental". Breivik ha calificado en varias ocasiones su situación de detención como una "tortura".

En una carta enviada a la AFP a principios de 2014, Breivik amenazó con iniciar una huelga de hambre si no se cumplían 12 exigencias, entre ellas algunas peticiones surrealistas como disponer de una consola Playstation 3 y no del modelo anterior PS2 con el que contaba. Esta vez, sus demandas tocan temas más serios. "Si nos vemos obligados, vamos a ir hasta la Corte Europea de Derechos Humanos", advirtió su abogado. Para la fiscalía las condiciones de detención están acordes con los estándares que marca la Convención Europea de Derechos Humanos.

"Hay límites para sus contactos con el mundo exterior, que es cierto que son estrictos (...) pero no está del todo privado de contactos con otras personas", dijo a la AFP Marius Emberland, jurista que defenderá al Estado. En prisión, Breivik dispone de tres celdas, una donde pernocta, otra donde estudia y una tercera para realizar ejercicios físicos, con un televisor, un computador, sin internet, y una consola de juegos. También puede cocinar y lavar su ropa. Este proceso representa una prueba para el Estado de Derecho en Noruega, alabado por la seriedad y la dignidad con la que condujo el juicio, alejado de cualquier espectáculo mediático.

21 años de prisión

Breivik fue condenado a 21 años de prisión, la pena máxima en Noruega, por haber detonado una bomba en un edificio del gobierno en Oslo, causando ocho víctimas mortales, antes de abrir fuego contra un campamento de las juventudes laboristas en la isla de Utoya, matando a 69 personas, en su mayoría adolescentes. Su pena podrá ser extendida si las autoridades consideran que sigue siendo un peligro para la sociedad.

En noviembre, el Defensor de los Derechos Humanos noruegos estimó que el régimen carcelario de Breivik implicaba un riesgo adicional de que sea sometido a un trato inhumano. Sin embargo, el personal médico no registró ninguna alteración en su salud mental, informó la cadena de radiotelevisión pública noruega, NRK. Casi cinco años después de la tragedia, Noruega intenta olvidar su nombre, llamándolo a menudo "el terrorista" o "el asesino". Durante el proceso no será filmado, como un gesto de protección para las víctimas, pero también para impedir que envíe un mensaje a posibles simpatizantes.

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