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Hansi Flick conversa con Lewandowski en una pausa del partido del Barça ante el Sevilla. EP
Análisis

Las cinco causas que explican un Barça irreconocible

Los culés, sin varios de sus mejores jugadores, no tuvieron el colmillo que siempre ha caracterizado a los equipos de Flick

Daniel Panero

Martes, 7 de octubre 2025, 10:58

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El Barcelona cayó este domingo de forma estrepitosa en el Ramón Sánchez-Pizjuán y lo hizo sin ser una versión fiel de sí mismo. Los culés fueron zarandeados durante muchos minutos por su rival y no fueron capaces de cambiar la inercia del partido ni de hincarle el diente a un Sevilla que fue superior en todo momento. Es uno de los peores partidos de la era Flick y los motivos son diversos. Desde el apartado físico hasta la falta de ideas. Estas son las causas que explican el bajón de los azulgranas.

Bajón físico

Es fundamental para llevar a cabo el sistema de Flick y en cuanto que cualquier pieza se resiente lo hace también todo el equipo. El Barça ha de ser constante durante 90 minutos, se ha hartado de decirlo el alemán desde que llegó a la Ciudad Condal, y eso no ha pasado. Se pudo ver en la recta final contra el Paris Saint-Germain, cuando llegó el tanto que dio la victoria a los de Luis Enrique, y se pudo ver también en el Sánchez- Pizjuán.

Contra un rival replegado, no hubo frescura para generar desequilibrios y sí que hubo lentitud en un repliegue que fue tardío y que ocasionó dos goles más para los de Matías Almeyda. Los culés han pagado el exceso de partidos, tal y como recalcó Frenkie de Jong al terminar el choque. «Creo que en parte es por la acumulación de fatiga. Es lo que es. Hemos jugado siete partidos en 21 días», recalcó el neerlandés.

Ausencia de jugadores clave

Este motivo pesa también en la acumulación de fatiga, ya que varios futbolistas han tenido que disputar un mayor número de minutos. Ante el Sevilla, Flick no pudo contar con jugadores importantes como Joan García, Gavi, Fermín, Raphinha o Lamine Yamal. El portero, ex del Espanyol, ya ha demostrado en alguna ocasión que puede ser decisivo con sus paradas, mientras que la ausencia de los dos extremos es la que más se ha hecho notar. El Barça adoleció en el Pizjuán de desborde, especialmente en la banda derecha, y acabó en un embudo en el que Dani Olmo terminó siendo rodeado por rivales y jugando, en muchas ocasiones, de espaldas a la portería, allí donde el ex del RB Leipzig pierde parte de sus facultades.

No hay Plan B

El Barça de Flick sorprendió el pasado año, pero los rivales cada vez son más conscientes de cuáles son los puntos débiles del equipo que dirige el técnico alemán. Si la presión adelantada no fructifica, los culés se encuentran con repliegues demasiado largos y con centrocampistas y defensas demasiado expuestos ante los ataques rivales. Lo supo el Sevilla, que leyó la defensa adelantada, y atacó en todo momento con llegadas de jugadores desde la segunda línea. Ese juego de atracción por parte del delantero es el mejor antídoto para evitar los fueras de juego y un riesgo enorme para un Barça que juega permanentemente en un cara o cruz.

Poca intensidad y poco fútbol

Flick aseguró esta vez que la derrota en Sevilla poco tenía que ver con los egos y habló de una «cuestión de fútbol». Su análisis fue muy diferente al que hizo tras el empate ante el Rayo, pero esta vez los culés tampoco fueron capaces de igualar la intensidad que puso sobre el césped su rival. El Sevilla ganó desde el inicio hasta el final prácticamente todos los duelos y llevó al límite a un Barça que se vio engullido por la atmósfera del Pizjuán. Con esa batalla perdida, tampoco apareció la circulación de pelota, el desborde y el martillo pilón que acostumbra a tener el Barça de cara a gol. El Barça fue inferior al Sevilla en intensidad y también en fútbol.

Bajón generalizado

El Barça ha vivido una semana horribilis y muy pocos han estado al nivel al que acostumbran. Ya sea por la aglomeración de partidos o por el mal funcionamiento colectivo, pero hay varios señalados. Araujo sigue sin estar plenamente adaptado al sistema de Flick y los rivales saben que es el jugador al que deben flotar cuando tenga el balón en los pies.

Gerard Martín no está ofreciendo la amplitud necesaria por el carril izquierdo, Frenkie de Jong está más espeso en la circulación, Dani Olmo está lejos del jugador que fue y arriba solo Rashford ha sido capaz de asomar la cabeza en los últimos encuentros. Es un bajón generalizado que ha llevado al Barça a marcharse al parón con dos derrotas seguidas y muchas dudas.

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