La región de Riaño en el nacimiento de España y en la prefiguración del Camino de Santiago
La entrada en la Historia del Alto Valle del Esla y la región de Picos de Europa se produce en el 29-19 a. C, cuando la conquista romana de cántabros y astures
AL PRINCIPIO: ROMA. La entrada en la Historia del Alto Valle del Esla y la región de Picos de Europa se produce en el 29-19 a. C, cuando la conquista romana de cántabros y astures. Aquí se producirán algunos de los más importantes hitos de aquella guerra montañera difícil y atroz: la batalla de Bérgida y el Vindio- Picos de Europa (1). Las consecuencias de aquella guerra fueron la plantilla de caminos que el romano construyó para penetrar en nuestra tierra y llegar hasta los castros más recónditos. Como vertebrador de todos ellos y recorriendo de Sur a Norte toda la región: la Vía Saliámica o del río. Por esta calzada, subió hacia la Montaña de Riaño, la cultura grecolatina y por ese mismo camino llegó a los clanes cántabro- vadinienses allá por los siglos IV-V el cristianismo.
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SOBRE LA PLANTILLA ROMANA LA REBELIÓN DE PELAYO. Por la Vía Saliámica pasarán también los árabes en el s. VIII en su avance hacia el Norte para combatir al naciente núcleo de resistencia pues estamos en la retaguardia de Covadonga y Cangas, primera capital de los cristianos. Según Ambrosio de Morales (s. XVI): «Pelayo se había lanzado a la resistencia contra los árabes alentado por el ejemplo de los que antiguamente se habían acogido a la fortaleza de los Picos de Europa en tiempo del emperador Augusto» (2). Y es esta rebelión de Pelayo, la que otorga a nuestra historia local su carácter de universal, pues sin aquella victoria en Covadonga no existiría ni la nación de los españoles, ni la portuguesa ni todas aquellas que de nosotros han nacido en América. Las crónicas Altomedievales, en concreto la alfonsina Rótense, describen que Pelayo se alzó en armas «por la salvación de la Iglesia».
Desde los inicios de nuestra historia observamos el plan y la acción providencial de Dios contra aquellos que intentaban destruir el inicio de la dinastía Astur. La rebelión de Pelayo, discurrirá por las mismas vías trazadas por los romanos 700 años antes. Las tradiciones sobre el caudillo, más tarde rey Pelayo, han sido transmitidas en Liébana y en esta parte de la cordillera, el valle del Esla y Cea, hasta nuestro tiempo y muestran más fuerza histórica aquí que en Asturias. Recordamos a título de sugerencia que un poco más arriba de Verdiago, en Valdoré en la garganta del Esla, está documentado en 854 un Castrum Pelaggii (3). En Valdeón (Picos de Europa- León) se conserva la tradición de la ermita de Corona donde D. Pelayo fue elegido en legítimo concejo príncipe (hombre principal), un título con presencia en nuestra comarca desde la antigüedad, título que tenía Doviderus (s. I-II), Princeps Cantabrorum en Peñacorada (Robledo de la Guzpeña), el mojón suroeste de Cantabria, sobre el Esla (4).
EL VALLE DEL ESLA Y LIÉBANA COMO SALVADORES Y CUSTODIOS DE LAS RELIQUIAS MÁS IMPORTANTES DE LA CRISTIANDAD HISPANA QUE PREFIGURAN LA PEREGRINACIÓN A SANTIAGO DE GALICIA. En el triángulo formado entre Peñacorada (alto valle del Esla), Covadonga y Liébana se producirán los acontecimientos más importantes frente al musulmán. La región de Liébana durante la Alta Edad Media, no será ajena a las tierras leonesas ni asturianas con las que estaba en conexión íntima, y allí encontrarán refugio algunas de las reliquias más sagradas de la cristiandad hispana. Según Belda, es una tradición muy arraigada que el fundador del conocido monasterio de S. Marín de Turieno, fue Santo Toribio, obispo de Astorga que vivió en el s. V y conoció al Papa S. León. Viajó a Tierra Santa de donde vino con importantes reliquias y queriendo que estuviesen en lugar seguro las trajo a Liébana lugar que conocía bien por sus orígenes. Seguramente el Lignum Crucis fue la reliquia fundacional del monasterio edificado en el monte Viorna. Belda afirma que es muy fuerte la tradición que el cuerpo del fundador descansaba en el monasterio junto la preciosa reliquia desde el siglo V (5). Y desde el siglo V al VII, no es difícil conjeturar que por el Valle del Esla hubo un flujo de peregrinos a Liébana para visitar la tumba de Santo Toribio y sobre todo para venerar la reliquia del Lignum Crucis. A partir del siglo VII otra de las reliquias que por algún tiempo debió ser custodiada en Liébana hasta su traslado a Oviedo a principios del s. IX sería el Santo Sudario.
BEATO Y SISNANDO DE LIÉBANA Y DEL ESLA. En el siglo VIII, de nuevo en Liébana, protegida por la retaguardia del Esla y por los soberbios farallones calizos de los Picos de Europa, Beato un monje San Martín de Turieno, escribe un tratado sobre el Apocalipsis. Creará un manuscrito miniado con la más espectacular iconografía del occidente. El Apocalipsis de Beato, recolección encadenada de textos y exegetas bíblicos, tendrá un éxito enorme, auténtico bestseller Medieval, copiado y difundido por toda la Europa cristiana dando lugar a un fenómeno cultural de gran relevancia, confortando al pueblo con esperanza, en unos tiempos en los cuales el mal, al igual que hoy, se disfrazaba de invasiones, plagas, hambre y guerras.
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En la España cristiana el Apocalipsis, un libro de inspiración divina, profetiza el triunfo del pueblo cristiano, la victoria sobre el mal, sobre el Anticristo y Babilonia, identificada con los musulmanes. Beato de Liébana hablará también con claridad del apóstol Santiago el Mayor y los lugares donde predicó en un himno compuesto quizás para la dedicación de alguna de las pequeñas iglesias montañesas de los Picos de Europa. En ese himno está el origen de ese otro gran fenómeno espiritual y cultural: el Camino de Santiago prefigurado ya en Liébana en las peregrinaciones para venerar el Lignum Crucis. En el siglo IX otro monje de S. Martín: Sisnando de Liébana (¿840? -920/21), bajo la égida del glorioso Alfonso III el Magno, emprende la colonización del Alto Valle del Esla, recién tomado a los musulmanes. Sisnando de Liébana, marca espiritualmente la pertenencia secular de nuestra montaña y en especial de Aleje y Villayandre a la Sede Compostelana de la cual es el IV obispo. Es un personaje imprescindible a la hora de explicar la historia Alto-Medieval de la comarca de Riaño.
Documentación
(1) MARTINO-SANZ. La Huella de las Legiones. Cuaderno de Campo 1, 2, 3.
(2) EUTIMIO. MARTINO. La Rebelión de Pelayo.
(3) MARTINO-SANZ. La Huella de las Legiones. Cuaderno de Campo 3, p.51.
(4) EUTIMIO. MARTINO. En Torno a Liébana, p. 72.
(5) EUTIMIO. MARTINO. En Torno a Liébana, pp. 106,107,108,109,110.
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