Los portugueses regresan a sus orígenes durante este verano
Los destinos favoritos de... ·
Las urbes costeras y el Algarve, frecuentado por ingleses y holandeses, sufren la contracción, mientras que la élite local y las clases medias acomodadas han apostado por el AlentejoGERARDO ELORRIAGA
Martes, 25 de agosto 2020, 00:04
El coronavirus ha devuelto el centro de Lisboa y Oporto a los portugueses, condenados a vivir en sus periferias tras años de especulación inmobiliaria y de inversión foránea. Este verano resulta especialmente extraño en el país, que apostó por el turismo para salir de la crisis de 2008. Sin apenas visitantes extranjeros, los nativos han recobrado el protagonismo en las calles de sus grandes ciudades, aunque crece el temor a las consecuencias económicas de la emergencia sanitaria.
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¿Cuáles eran los destinos habituales de nuestros vecinos antes de la pandemia? «No lo sé, la verdad es que los que yo conozco no suelen viajar, carecen de esa afición que tenemos aquí», reconoce la asturiana Silvia Rabanal, guía en la segunda población. La relativa falta de recursos puede explicar este desinterés. «El 50% no puede ir lejos de su región», apunta Domingos Guedes, profesor de Historia radicado en la capital.
En cualquier caso, los lusitanos, tarde o temprano, pasan la Raya, la línea imaginaria que los separa de España. Puede ser con ocasión del viaje de fin de curso, una escapada familiar a la costa gallega o mediterránea, si cuentan con suficientes medios, la visita cultural a Bilbao, Madrid o Sevilla, las estancias de jubilados en Benidorm o Tarragona, o un periplo por la península en autocaravana. Este verano, sin embargo, el recelo confinará a la mayoría de los portugueses dentro de su territorio. «Los medios de comunicación informan de la situación epidemiológica nacional e, inmediatamente después, de la española», explica Guedes, que ha vivido catorce años en Galicia y no cruzará la frontera este año. «Hay mucha desconfianza», confiesa.
La saudade contrarresta la escasa curiosidad. El 45% de la población total se concentra en el litoral, en torno a las dos grandes áreas metropolitanas, y la mayoría procede del interior. «Tienen una relación muy estrecha con su lugar de procedencia y regresan cuando pueden», señala. Y Rabanal lo reafirma: «Vuelven para celebrar todas las fiestas con sus padres, aunque solo sean dos días».
Las matrículas galas con el escudo portugués y los excesos de velocidad revelan la presencia de los desplazados a Europa, otra de las aportaciones esenciales al turismo interior. «Se les llama los 'avecs', los 'con', por ese afán de destacar», indica el músico gallego Lucas Rei, afincado en Oporto. Y explica que, como ocurre en Galicia, durante el verano se organizan 'festas dos emigrantes' para celebrar el reencuentro con aquellos que buscaron otro futuro en Francia, Andorra, Bélgica o Alemania, pero que no olvidan sus raíces.
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Contracción en el Algarve
El pinchazo de la burbuja turística se ha cebado con los lugares más cosmopolitas, allí donde no suele acudir el indígena. Las urbes costeras y el Algarve, frecuentado por ingleses y holandeses, sufren la contracción. La élite local y las clases medias acomodadas han apostado por el Alentejo, una región recién descubierta para el turismo de lujo gracias a los arenales de Comporta o Troia, y existe cierto auge de las vacaciones con espíritu exótico y ecologista que se nutre del encanto de las excolonias de Cabo Verde o Santo Tomé y Príncipe. La élite empresarial suele disponer de una segunda residencia en el noreste de Brasil, el coloso latinoamericano con el que guardan estrecha relación.
La laxitud social hacia la amenaza del Covid-19 que se denuncia en España también se ha producido entre los portugueses, que han reconquistado sus ciudades más emblemáticas y espacios como la Baixa lisboeta y la Ribeira portuense, habitualmente cotos turísticos con precios acordes. Según Rei, su circunstancial despoblamiento les ha permitido gozar de pequeños placeres como contemplar la librería Lello e Irmao, quizás la más bella del mundo, o tomar un café en A Brasileira, el Nicola o el Majestic, reductos de la intelectualidad que fueron tomados al asalto por las olas de turistas que, hasta este verano, visitaban el país de históricos navegantes y, al parecer, escaso espíritu viajero.
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La tierra sostenible
Huir del mundo y refugiarse durante un tiempo en un remoto puñado de islas perdidas en la inmensidad del Atlántico constituye una atractiva posibilidad para esa clase media portuguesa especialmente concienciada por la sostenibilidad y que busca entornos alejados del bullicio lisboeta. Las rutas de senderismo en las islas de Madeira y las múltiples posibilidades de contacto con la naturaleza que ofrecen las Azores alientan este creciente turismo interior y han otorgado al país lusitano la condición de mejor destino sostenible.
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