La Redención traslada su esencia y sobriedad a San Martín de la mano sus tallas

Oscuridad solo rota por el latido discontinuo de la vela. Sobriedad y solemnidad impregnada de intenso olor a incienso. La Redención plasmó a la perfección su esencia en San Martín.

La Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Redención levantó en su día, el Domingo de Ramos, una lúgubre y sobrecogedora exposición donde sus tres tallas recibieron la visita silenciosa de los leoneses, sobrecogidos por la imagen que dejaba sentir la pasión de Cristo.

Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, con sus incensarios y la escalinata rojo Redención que le presenta; y Nuestro Señor Jesús de la Redención, velado por Nuestra Madre de la Divina Gracia ocupaban su puesto entre la tenue luz y el aroma grisáceo que dejaba el incienso.

La música completaba la escena de redención y muerte que la seriedad de los hermanos de la cofradía plasman entre las estrechas calles del viejo León cada año por su Semana Santa.

Casi se podía sentir la horqueta, ver los capillos de rojo sangre y las túnicas de luto de una penitencial que llevó a San Martín la noche del Domingo de Ramos.