El Dulce Nombre abre la puerta a mantener 'El Encuentro' original en la Plaza Mayor en el año 2022: «No sería el mejor momento para cambiar»
El nuevo abad de la Cofradía, Francisco Javier Jimeno, tomará su cargo este domingo en Santa Nonia en un acto donde tendrá muy presente a la figura de su padre, por cuya voluntad se convirtió en papón de Jesús en 1975 | Este maestro apuesta por mejorar el patrimonio textil e inculcar a los jóvenes la participación en la penitencial | «Estoy convencido de que tendremos Semana Santa en 2022 y la disfrutaremos como nunca antes la hemos vivido. Se lo he pedido al Nazareno, y no suele fallar»
«Llámame Fran, que Francisco Javier es muy largo». Cercanía y amabilidad desde el primer instante. Apenas había entrado en la que ha sido la casa del Nazareno durante el verano y ya mostraba cordialidad. Acompañado por el incombustible Fuello y su hijo, el nuevo abad del Dulce muestra las tablas que las horas en el aula le han ido dando. Acostumbrado a dirigir grupos de jóvenes, la empresa ahora será mucho mayor. «Pesa y mucho», reconoce, a horas se tomar el mando de la historia y convertirse en el primero de los siervos a los pies de Jesús.
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Francisco Javier Jimeno tomará posesión este domingo como nuevo abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno en la puesta de largo de la renovada capilla de Santa Nonia y recogiendo el testigo de Tomás Castro tras dos años al frente de los 'hermanitos'.
No se considera papón de cuna. Se hizo cofrade por voluntad de su difunto padre. En el año 75, tras su muerte, y a la edad de siete años, su madre le une a filas, con la cruz, y siempre siguiendo el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Ya con 16 años se apunta como suplente a la puja del titular, aun en contra de la opinión de Lázaro, el abogador en los años 80. En 1992 logra almohadilla en las andas del 'señor de León' y en 2014 recibe la llamada del abad Antonio Marne para incorporarse a la junta de seises. «No pude decir que no. Es un orgullo y sientes un montón de emociones y aceptas».
«Es una mochila que pesa bastante en cuanto a la responsabilidad, y más en estos momentos. Después de dos años sin procesionar, afrontar esto, a parte de la ilusión que tengo, me llena de incertidumbre de qué va a pasar»
Nuevo abad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
Ahora, el maestro de profesión, y siempre vinculado al baloncesto escolar, ha llegado a la cúspide de la jerarquía de la cofradía. «Sólo conocía el micromundo del paso al que pertenezco, el Nazareno, pero la cofradía es mucho más. Ahora era seise de La Verónica, y yo encantado porque volví a mi puesto original en la procesión -La Verónica va detrás del Nazareno-».
Jimeno tenderá la mano a su antecesor para que comparta con él los momentos más importantes de la Semana Santa 2022, de la que se muestra «seguro» que podrá participar desde la calle. «No te imaginas la de veces que he venido aquí -a la iglesia del Mercado- durante todo el verano para pedírselo -al Nazareno-, y no suele fallar». Y es que, tras dos años sin procesión, afronta el mandato «con ilusión e incertidumbre y con «una mochila llena de responsabilidad».
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«Se ha visto una bajada en las altas, no hay tanta gente que se inscribe en la cofradía. Yo lo achaco a la situación demográfica porque las aulas tampoco están igual de llenas y a eso le sumamos dos años sin procesiones»
Nuevo abad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
Para el próximo año, al igual que han hecho los que le precedieron, pretende llevar a cabo una línea continuista en el Dulce Nombre. Entre sus ideas se encuentra dar un empujón a la conservación del patrimonio textil. También la Obra Social acaparará los focos de su abadía.
Entre sus objetivos, el nuevo abad sostiene la necesidad de que los jóvenes vuelvan a participar y se sientan atraídos y con ilusión por formar parte de la cofradía. En los años de pandemia, el número de bajas se han mantenido entre 120 y 150 hermanos; sin embargo, las altas se han reducido. «Yo lo achaco a la situación demográfica, las aulas tampoco están igual de llenas, y eso lastra. También hay niños que llevan dos años sin salir y si no ves la procesión no te enganchas».
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«Quizá, tras estos dos años, no sea el mejor momento para ponerlo en práctica y quizá haya que dejarlo aparcado. A mí me ha hecho pensar y lo tengo claro que no sería el mejor año para cambiar. Hay muchos encuentros en la provincia, pero en ninguno se expone todo el patrimonio en una plaza, era algo único y ese es mi argumento»
Nuevo abad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
El abad sí pretende llevar de nuevo a consulta una de las decisiones más polémicas que la cofradía de Jesús aprobó meses antes de la irrupción de la covid-19 en nuestras vidas. Fran quiere que, al menos en 2022, el Encuentro en la Plaza Mayor recupere la idea original de que los 13 pasos formen el dibujo del acto. «Quizá, tras dos años sin salir, no sea el mejor momento para ponerlo en práctica y quizá haya que dejarlo ahí aparcado. A mí me ha hecho pensar y lo tengo claro que no sería el mejor año para cambiar». Fran deja abierta la puerta a 'derogar' la propuesta de aquella junta extraordinaria ya que «nuestra procesión, León y la Semana Santa se conoce por ese acto. Encuentros hay muchos en la provincia, pero ninguno expone todo el patrimonio y convierte la plaza en un Vía Crucis que era algo único y ese es mi argumento. Me gustaba más, no cabe duda».
«Me quedo con la entrada en la Plaza del Grano con un silencio y un respeto que es especial y con la mañana se va perdiendo. En ese momento, yo me fijo en la gente, siempre ves a las mismas personas y algunos ya no están; es especial»
Francisco Javier Jimeno
Nuevo abad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
En su mente ya está el domingo y Santa Nonia. El cambio de varas será un momento muy especial para él y en el que tendrá muy presente a su familia, y en especial a su padre. «Mi madre me apuntó a la cofradía porque mi padre quiso que así fuera. Mi padre estará en el cielo viendo cómo su hijo se convierte ahora en abad y espero poder soportar ese momento de emociones».
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Por delante tendrá un año para disfrutar, siempre desde la óptica de una secular responsabilidad, de una tarea que tendrá su máxima expresión en el Viernes Santo. Ese día, Fran volverá a vestirse la túnica negra para ver en sitio preferente la salida del Nazareno al toque de ronda y con la Marcha Real; la entrada en silencio de la procesión en la plaza del Grano; o el canto al titular de las Clarisas; y, por supuesto, el encuentro de San Juan con su Madre «en el que Jesús tiene que estar presente». Pero no será un Viernes Santo más, será el Viernes Santo en el que sobre él recaigan más de 410 años de historia, donde vuelva a mirar al Nazareno a los ojos y con la mirada recordarle que ya es hora y en el que tome el mando para poner en la calle la procesión que da renombre a la Semana Santa de León.
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