Cuando el bar te salva la vida
Policía y Bomberos localizan a un hombre tendido en la cocina de su vivienda durante horas después de ser alertados por el dueño del bar al que, rompiendo su rutina, no había acudido para tomar su habitual vino mañanero| «Es una persona de método, si falta un solo día, avisa», afirma a este medio el dueño del bar Azaila, quien dio la voz de alarma
Policía y Bomberos localizan a un hombre tendido en la cocina de su vivienda durante horas después de ser alertados por el dueño del bar al que, rompiendo su rutina, no había acudido para tomar su habitual vino mañanero. «Es una persona de método, si falta un solo día avisa», afirma a este medio el dueño del bar Azaila, quien dio la voz de alarma.
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Los bomberos accedieron a la vivienda rompiendo la ventana de la terraza. El hombre se encontraba con vida pero tirado en el suelo. Los servicios de emergencia del Sacyl evacuaron al sujeto que ahora se encuentra ingresado pero sin revestir gravedad. «Afortunadamente, lo encontraron con vida, pero tirado en la cocina desde el día anterior a las ocho de la tarde», detalla el dueño del bar.
Las primeras hipótesis apuntan a que una subida de tensión fue la culpable de que el hombre se desvaneciera, estando, según el cálculo de los propios vecinos, durante las largas horas tendido en el suelo de su casa. «Estuvo sin poder avisar a nadie más de 20 horas, tirado en el suelo y con 38 grados de calor en casa ya que es un 'zulo' cerrado y con estufas encendidas sin apagar durante todo ese tiempo», sostiene este hostelero.
La gentrificación avanza
La labor social de los vecinos, en un barrio donde todo el mundo se conoce, ha sido imprescindible para que esta historia sea una anécdota con final feliz. «Podía haber muerto de quedar ahí. No tiene nadie en León y vive solo. Si no avisamos nosotros a la policía, nadie lo hubiera echado en falta», afirma el dueño del bar Azaila.
La gentrificación es un problema que afecta a las grandes ciudades de este país. Por suerte, León se mantiene un poco al margen, aunque ya roza este proceso donde los vecinos son unos perfectos desconocidos con los cuales mantienes conversaciones absurdas en el ascensor.
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Las zonas rurales son las únicas que mantienen el espíritu social, en el que cada habitante tiene nombre, apellidos y una historia que le acompaña.
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