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Sirena en la capilla del nacimiento en la Catedral de León. Sandra Santos
Leyendas de León

Melusinas, las sirenas de León

Estos seres mitológicos perduran incluso en la arquitectura y el arte de León

Sábado, 18 de enero 2025, 09:15

En la tradición cultural de León, el mito de las melusinas emerge como una fascinante amalgama entre lo humano y lo sobrenatural, una figura feérica, femenina, mitad mujer y mitad serpiente -o pez- que bebe del imaginario medieval europeo. Estas leyendas han pervivido en la provincia, vinculadas a la naturaleza y al propio misterio, dejando el eco de sus dulces voces en los relatos populares y hasta en la arquitectura y arte de León.

Entre el simbolismo y la tradición

La representación de las sirenas o melusinas en el arte religioso leonés de la Edad Media refleja la conexión de estas figuras no solo con el agua, símbolo de vida, purificación y peligro, también con todas las manifestaciones de la naturaleza como los montes y los bosques. Estas similitudes entre las melusinas leonesas y las sirenas pisciformes del resto de europa las recoge Nicolás Bartolomé Pérez en su libro El Imaginario Tradicional Leonés y cuenta que están presentes en la arquitectura románica europea convertidas en símbolos de «seducción pecaminosa», destacando en capiteles y tallas ornamentales.

En León, el mito no se limita a las imágenes escultóricas; también se manifiesta en relatos populares de gran arraigo. La melusina, como este arquetipo de la mujer-serpiente, es una figura cargada de dualidad: por un lado, una criatura fantástica de belleza evocadora con un largo cabello rubio y una voz dulce, por otro, un ser peligroso cuya liberación exige un acto de valentía o un sacrificio.

Las leyendas del Reino de León

Uno de los relatos más emblemáticos se sitúa en La Baña (Encinedo). Cuentan que un cazador, atraído por un hermoso canto en el monte, descubrió la voz de una mujer que le decía que se aproximara, que no tuviera miedo, le contaba que era una mujer que estaba encerrada en un cuerpo de serpiente de grandes proporciones. La criatura, atrapada por una maldición, le pidió que, si no temía, debía escupirle en la cabeza para romper el hechizo. Sin embargo, el cazador huyó, y la melusina quedó condenada a su destino.

En Porto (Zamora) se cuenta la leyenda de que existe una laguna que esconde, en su fondo, una culebra que es en realidad una joven encantada, dicho encanto solo podrá deshacerse si en la noche de San Juan un hombre tiene la valentía de abrazar y besar a la serpiente.

Otra leyenda, esta vez en Molinillo, Salamanca, nos habla de la fuente de La Resfolga. Allí habita una culebra encantada, una joven convertida en guardiana de un tesoro. Según el relato, para deshacer el hechizo, es necesario tocar con la lengua la lengua de la criatura, un gesto que simboliza tanto el valor como la entrega absoluta. Pese a las riquezas prometidas, hasta ahora nadie ha logrado liberar a la culebra que, se dice, continúa esperando que la liberen.

Estas historias destacan la carga simbólica de estas figuras como guardianas de secretos y tesoros, pero también como un reto para liberar a un ser bondadoso.

La melusina en el arte

El mito de la melusina está presente en la iconografía de templos leoneses llegando incluso a la catedral de León. En las enjutas de la Capilla del Nacimiento podemos observar a una sirena sujetando los extremos de su cola. En la iglesia de Ambasaguas de Curueño (Santa Colomba de Curueño), se pueden observar también tallas de sirenas (o melusinas) con largas melenas y colas de pez.

En otras Iglesias como la de Santa María del Azogue (Zamora) y otras como las de Astorga o Ciudad Rodrigo, las sirenas aparecen como elementos decorativos, reforzando la idea de su doble papel en la tradición medieval.

El origen de la melusina

La figura de la melusina encuentra su origen en los mitos europeos sobre mujeres-serpiente, profundamente vinculados a las tradiciones orales y la iconografía medieval. Popularizada a través del «Roman de Mélusine», una novela francesa del siglo XIV escrita por Jean d'Arras, la melusina se presenta como un arquetipo de la mujer mágica, bondadosa, pero también maldita. Según la historia, Mélusine era una mujer encantada que adquiría un aspecto de serpiente desde la cintura hacia abajo cada sábado, debido a una maldición. Su esposo, Raimondin, prometió no espiarla nunca durante ese día, pero al violar este pacto, Mélusine huyó, perdiendo para siempre su forma humana. Este esquema conformado por el encuentro con un ser fantástico, un pacto con tabúes y la ruptura de dicho pacto es clave en las versiones de esta leyenda y encuentra ecos en las narraciones leonesas, donde el vínculo entre lo humano y lo mágico se vuelve protagonista en relatos cargados de simbolismo y de misterio.

La permanencia de las melusinas en el imaginario leonés evidencia la riqueza y la profundidad de las tradiciones populares. Estas figuras mitológicas no solo nos hablan de los miedos y deseos de otras épocas, sino que también nos conectan con nuestra relación con el deseo y lo desconocido.

El mito de las melusinas, con su mezcla de lo real y lo fantástico, nos recuerda que las leyendas son parte esencial de la identidad cultural, ecos de una memoria colectiva que se mantiene viva en las historias, los paisajes e incluso el arte que disfrutamos en León.

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