El don de lograr que no suceda nada

Que lo anodino sea motivo de celebración no es habitual, pero está comenzando a ser norma en el Reino de León. El culturalismo disfruta en los dos últimos partidos en el estadio capitalino de partidos en los que suceden pocas cosas... y es algo que agrada.

Aunque parezca una paradoja, el control de los partidos de la Cultural y Deportiva Leonesa en su estadio es motivo de celebración para una afición que venía de varias temporadas en las que el estadio no era sinónimo de fortín y donde muchos rivales veían la oportunidad de 'rascar' algo en León.

Pero Docampo ha encontrado la llave de la habitación que controla los partidos y los maneja a su gusto. La Cultural ha encadenado en el Reino dos triunfos por el mismo resultado, 2-0, ante Fuenlabrada y Pontevedra, con muchos puntos en común.

El primero de ellos es clave: un gol tempranero, en el primer cuarto de hora de juego, adelanta a la Cultural que, desde ese momento, es capaz de tener la pelota, imponer el ritmo de juego que le interesa y, sin dejar de atacar - aunque con cierta carencia de profundidad - maniata a su rival.

El resultado es recibir cero ocasiones de gol en contra en el primer acto y prepararse mentalmente para el esperado 'arreón' posterior al descanso. Es ahí cuando la Cultural, quizá, está en el filo de comenzar a sufrir, pero en ambos encuentros la figura de Trigueros a balón parado ha resuelto el partido.

Y, desde entonces, se juega poco más. Porque la Cultural se ha convertido en un equipo netamente controlador, de enorme saber estar, que logra que suceda en el campo lo que quiere: exactamente nada.

Ese es el gran valor de los dos últimos partidos de los leoneses, que ha empequeñecido a dos rivales con argumentos para hacer daño a base de control y automatismos que están logrando que el culturalismo desea que suceda poco en los partidos en el Reino de León y que todo eso que se dé sea favorable a los suyos.

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