Los héroes de la Cultural reviven el último ascenso ocho años después: «Se me siguen poniendo los pelos de punta»
Coincidiendo con la vuelta del equipo leonés a la Segunda División, Rubén de la Barrera, Viti Díaz y Jorge Palatsí repasan los momentos más destacados que vivieron en una temporada grabada en la historia del club
Han pasado casi ocho años, pero podrían revivir cada segundo del partido en su cabeza. El reloj marcaba el minuto 76 de partido. Cultural y FC Barcelona B peleaban por un único puesto en Segunda División y, a pesar del 0-2 de la ida en el Mini Estadi, los culés ya habían avisado. Tras recibir una falta, Álex Gallar colocó el balón a escasos metros de la línea del área y, por un momento, el Reino de León contuvo la respiración. Solo había un final posible.
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El delantero catalán, con algo menos de tres pasos de carrera, lanzó un disparo inapelable con la zurda directo a la escuadra ante la mirada del guardameta blaugrana, que nada pudo hacer. La Cultural estaba en Segunda División 43 años después y las gradas leonesas se fundían en un éxtasis colectivo de celebración, gritos y lágrimas.
Tres de los principales protagonistas de aquel equipo -el entrenador, Rubén de la Barrera, el portero, Jorge Palatsí y uno de los capitanes, Víctor Díaz- aprovechan el regreso de la Cultural a la Segunda División para recordar en Leonoticias ocho años después cómo vivieron una temporada y un ascenso que, de la misma forma que les sucede a ellos, también sigue grabado en todos y cada uno de los aficionados.
«A día de hoy lo pienso y todavía se me siguen poniendo los pelos de punta». Es el denominador común que comparten los protagonistas mientras cuentan con una emoción ineludible cómo se gestó el regreso al fútbol profesional. Rubén de la Barrera, a su vez, confiesa que «es una de las mejores sensaciones que uno puede tener, son momentos que quedan grabados por más que pasen los años».
Los primeros pasos hacia el ascenso
El salto a la Segunda División fue, sin duda, el mayor premio que pudo conseguir una Cultural que había apostado por un proyecto muy novedoso esa misma temporada. Remontando la vista al verano anterior, Rubén de la Barrera llegó a León con un estilo muy marcado que requería piezas importantes del mercado de fichajes. Inmersos aún en la pretemporada, el entrenador reconoce que, al finalizar un entrenamiento en el CHF, los jugadores le dijeron que «esto pinta muy bien», a pesar de llevar tan solo dos semanas juntos.
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Jorge, desde su visión de portero, reconoce que «en el momento en el que empezamos la pretemporada y ves la forma de trabajar, ya notabas que ese año, pasase lo que pasase, era un año de estar arriba y pelear». Más comedido era Víctor Díaz, consciente de las dificultades económicas y sociales sufridas en los años anteriores, al que le sorprendió que «hubiera un cambio tan brutal de la noche a la mañana».
Si hay algo en lo que todos ellos coinciden es que el primer punto de inflexión fue la segunda jornada de liga, en la que los leoneses asaltaron Ponferrada con un 1-3 que dejó claro la capacidad de esta Cultural ante un equipo confeccionado para estar arriba. «Fue un espaldarazo importante y una confirmación de lo que éramos capaces», admite Rubén.
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Las dudas siempre aparecen
Invictos durante las 18 primeras jornadas y tras ganar al Real Valladolid B, el equipo leonés llegaba a Pamplona en uno de sus momentos más álgidos con la idea de cerrar la primera vuelta sin derrotas. La Cultural lo intentó una y otra vez en el partido, como admite el técnico culturalista, pero acabó perdiendo y apareció la primera racha negativa de la temporada con dos derrotas y un empate.
No existe un equipo perfecto, se ha demostrado a lo largo de los años y se sigue viendo temporada tras temporada en el fútbol de élite. Y aquella Cultural, aunque por tramos relució una versión invencible, también pasó por un tramo de dudas.
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«Creo que el momento más crítico fue tras perder contra el Celta B en casa y empatar después en Pontevedra», afirma Rubén de la Barrera. 'Viti' lo acompaña destacando que «tras vernos por detrás del Celta B y el Racing, nos reunimos para decir que llevábamos todo el año luchando por el primer puesto y no íbamos a tirarlo por la borda».
Las claves de un vestuario líder
Tras ese momento de reflexión y unidad, la Cultural hizo pleno en las últimas jornadas, demostrando el potencial de un vestuario que, para Jorge Palatsí, «era muy comprometido y con experiencia para pelear por ascender». Una de las claves de ese equipo era la «cercanía de edad», como así reconoce el capitán, de cara a tener «una mayor complicidad con los compañeros».
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El técnico gallego, desde su posición de gestor del grupo, confiesa que «era una plantilla que a mí como entrenador me hizo disfrutar de la profesión y del día a día» porque «era un ambiente muy sano y los unos iban tirando de los otros».
Una afición despierta y completamente entregada
Además del vestuario, otro de los pilares sobre los que se sustentó el ascenso fue, sin duda, la afición. Tras unos años fríos en los que la situación no acompañaba a ir al Reino de León para ver a la Cultural, el equipo había conseguido lo más importante que era enganchar poco a poco a las personas para que se ataran al cuello la bufanda culturalista y se fueran al estadio.
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«Creo que ese año fue el despertar del culturalismo y la transición de la afición en León hasta llegar a lo que es ahora», admiten Rubén y Víctor, al tiempo que destacan el hecho de «pasar de los mil o dos mil socios a acercarse a los cinco mil». Los tres protagonistas, además, coinciden en que «lo mejor en el fútbol es poder hacer feliz a toda una ciudad que venía castigada los años anteriores».
De la Barrera, por su parte, aprovecha para contar una anécdota que todavía recuerda a día de hoy: «En un momento dado en el inicio de la temporada viene la selección, alguien me había preguntado y le dije que a lo que aspirábamos es a que el Reino se llenara así con la Cultural y la gente, medio en broma medio en serio, me tildaba de loco. Es verdad, al final me equivoqué, el Reino no se llenó una sola vez, se llenó cinco o seis veces y eso era fruto de que el equipo tenía una identidad clara y transmitía energía».
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El final estaba escrito
Fruto de esa comunión total entre afición y jugadores, el equipo consiguió vencer la última jornada ante Osasuna B, alcanzar el liderato y solo debía esperar al sorteo de los playoff para conocer su rival, pero la realidad es que el destino de esa Cultural ya estaba escrito.
Jorge Palatsí destaca que «en el sorteo, cuando toca el Barcelona B, la sensación es de que era un estilo que nos venía muy bien a nosotros y teníamos claro que era nuestro año». Rubén, con una visión algo más pesimista de aquel momento, reconoce que «había dudas porque ellos tenían grandes jugadores».
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Eso sí, las dudas no fueron más allá del partido de ida, donde la Cultural consiguió un 0-2 en el Mini Estadi que significaba medio ascenso. Faltaba culminarlo en el Reino de León, con la gente entregada desde mucho antes del pitido inicial del partido.
Sobre el encuentro de vuelta, el entrenador recuerda a la perfección «el silencio que se produjo tras el primer gol», aunque «el primer gol nuestro lo tranquilizó y con el segundo lo vimos todo hecho». Para él, es «una sensación inmejorable», mientras que 'Viti' reconoce que «fue indescriptible, estábamos todos como pollos sin cabeza celebrando con la afición, familia y amigos».
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Una fiesta para el recuerdo
No tuvo la misma suerte Jorge Palatsí, obligado a pasar la noche en el hospital tras quedarse inconsciente al filo del pitido final por un choque con Marc Cardona. A pesar de ello, el día siguiente recibió el alta y pudo llegar a tiempo para celebrarlo con una ciudad desbordada de felicidad: «Que la ciudad a la que considero mi casa te agradezca, tanto a ti como a todo el equipo, lo que has hecho por ellos es la mejor sensación que se puede tener».
Si cualquier ascenso es digno de celebrarse por todo lo alto, más aún cuando se trata del primero, como así lo admitió Rubén de la Barrera. «Imagínate lo especial que es, fue mi primer ascenso. Luego tuve otro con el Albacete, pero el de la Cultural, por ser el primero y por la forma, siempre lo tienes ahí».
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El técnico, que no cierra la puerta a su posible vuelta a León en un futuro porque «nunca se sabe, el fútbol es muy caprichoso», confiesa ocho años después que «es un orgullo que me recuerden con cariño en un sitio donde me sentí tan feliz y que fue como mi casa». Porque la afición leonesa, soberana, sigue reconociendo con su cariño a todos aquellos que devolvieron la gloria a León.
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