El «sorprendente» cráneo hallado en 1998 en un pueblo de León: «Hay algo mágico detrás»
Tras años de investigaciones, sigue sin hallarse a qué especie pertenece mientras se descarta una y otra vez su relación con cualquiera de las especies a las que se asemeja morfologicamente
Lo que aparentemente fue un descubrimiento sin mayor trascendencia allá por el año 1998 a través de Urko, un perro que paseaba por la localidad de Villar de Ciervos, perteneciente a la comarca de la maragatería, ha terminado por dar sentido a la vida de las personas que están detrás de un descubrimiento que, a día de hoy, casi tres décadas después, sigue calificándose de «sorprendente».
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Tras muchos años de investigación y de infinidad de pruebas, Iván Pérez sigue sumergido en la lucha por «buscar la verdad», como así lo define a este medio, respecto al cráneo encontrado, que lo considera como «algo diferente» a las especies vistas hasta el momento, a expensas de saber qué es y sus características morfológicas.
Todo empezó con el interés de la familia por conocer a qué animal pertenecía el cráneo, cuando aún no eran conscientes de que lo que tenían entre manos no era un simple fósil. Después de compartirlo con otras personas del entorno, nadie consiguió despejar su verdadero origen.
Inicios de la investigación
Así se mantendría hasta el año 2002, cuando la madre de Iván vio un artículo sobre un cráneo de similar aspecto encontrado en Rhodope (Bulgaria), que estaba siendo estudiado por la Universidad de Sofía. Ante esto, decidieron conservar el cráneo y guardarlo en una caja de zapatos hasta el año 2017, cuando vuelve a despertar el interés por investigarlo.
Ante la imposibilidad de relacionar el cráneo similar de Bulgaria con una especie, a pesar de haber sido objeto de estudio en la universidad, la familia de Iván Pérez optó por dar a conocer su existencia a la comunidad científica.
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Los años posteriores, hasta casi la actualidad, se han llevado a cabo intentando descartar lo que a muchos les parecía una posibilidad: que fuera la cabeza rota de una vaca o un ternero. Sin embargo, a través de exámenes de todo tipo, se ha llegado a descartar que se trata de una especie bovina, lo que ha generado un interés aún mayor.
La aparición del 'Indiana Jones' español
El cráneo fue examinado por investigadores de Atapuerca, aunque, sin duda, lo más importante para Iván Pérez ha sido la aparición de Alfonso Medina, denominado como «el Indiana Jones español», que se volcó a todos los niveles con la investigación, ayudando también en lo financiero para seguir adelante con ella.
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Con él ya al mando de la investigación junto con Iván, el cráneo ha pasado por diversas pruebas científicas de la mano también del cirujano veterinario Luis Aylagas, el tercero de los bastiones principales de la investigación: Medición de densidad ósea, estudios radiográficos, tomografía computarizada e, incluso, una prueba ciega, todo con la finalidad de seguir descartando que se tratara de un ternero.
Posteriormente, en base a sus características, el último paso que se ha dado ha sido la reconstrucción que ha servido para ponerle «cara» al cráneo. Este proceso, llevado a cabo gracias a un novedoso programa de arqueología forense, se calificó de «ciencia ficción», al no ajustarse a los patrones actuales registrados.
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Sin embargo, aseguran que no pretenden convertir la imagen en la definitiva, pues, a medida que se vayan obteniendo resultados, según avancen las investigaciones, podría variar.
Lo que tiene claro, en todo caso, es que se trata de una especie «única», como reconoce el propio Iván, tras haberse descartado su pertenencia a cualquier otra especie vista anteriormente. Después de dar ese importante paso, ahora falta «indagar más sobre ella y sobre cómo es su cuerpo».
Respecto a la comparación con el cráneo encontrado en Bulgaria, cuyo paradero actual es desconocido, las similitudes en el entorno en el que fueron encontradas ambias piezas provoca que Iván sugiera a espeleólogos acudir a la zona, con minas incluso prerromanas, para investigar sobre ella y, a su vez, conseguir más pistas de cara a la investigación.
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La magia que envuelve este descubrimiento
Esta investigación, más allá de lo que supone por sí misma, ha llevado a Iván a vivir «una transformación espiritual». «Es raro que el cráneo llegara a través del perro, pero que llegara limpio y sin romperse. Algo mágico hay, lo percibo así, desde que lo tenemos, el ambiente ha mejorado mucho».
Y es que, para Iván, este descubrimiento es ya «un legado» que se debe cuidar y proteger porque hay «algo superior que marca el camino». Algunos de los que ven la pieza reconocen que «transmite una gran energía», mientras que otros dejan claro que transmite un mensaje de que «como sociedad, vamos por un camino que no deberíamos».
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En líneas generales, Iván, que ha podido «replantearse» sus propias creencias, considera el cráneo «una llave hacia lo desconocido» y tiene claro que seguirá dando pequeños pasos en la investigación hasta acabar descubriendo los porqués de una pieza tan llamativa como misteriosa.
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