Explica la experta que el polen de las gramíneas es que el más prolífera en la provincia de León y que todavía hay una incidencia alta. Ana G. Barriada

Once años analizando el aire de desde una azotea de la Universidad de León

La Universidad de León acoge el Registro Aerológico de la comunidad donde se analiza la presencia de polen que da información a alérgicos y médicos de Castilla y León

Viernes, 1 de julio 2022, 08:38

La información sobre alérgenos es fundamental para las personas que sufren alergias, sobre todo durante la época primaveral cuando alergólogos y pacientes consultan la información que otorga la Sanidad de Castilla y León.

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Lo que pocos saben es cómo se mide el nivel de alérgenos en el ambiente y muchos menos que toda la información, la de la comunidad, está centralizada en la Universidad de León. Así, en la facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales donde Rosa M Valencia dirige un equipo compuesto por otras cinco mujeres que analizan «el aire» que respiramos en Castilla y León.

Así, el Registro Aerológico cuenta con estaciones en las nueve capitales de provincia más otras en Ponferrada, Miranda de Ebro, Arenas de San Pedro y Béjar. En estas trece estaciones (en León se ubica en la azotea de la Facultad de Veterinaria) los operarios colocan en los tambores de los medidores una suerte de cinta en la que se pegan los alérgenos y pólenes. Una vez a la semana estas cintas con enviadas al centro ubicado en León donde cuatro profesionales analizan el tipo de polen, si hay más o menos y realizan una previsión de la siguiente semana. De esta manera todos los jueves tanto enfermos como médicos cuentan con información nueva y detallada, después de estudiar dicho muestreo.

«A cargo de la lectura hay cuatro personas. Tres se dedican la lectura del polen y otro técnico que es la que apoya a toda la investigación. Tienen bastante trabajo porque son pocos días y en épocas como las de ahora hay unos niveles muy altos», explica Rosa.

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Explica la experta que el polen de las gramíneas es que el más prolífera en la provincia de León y que todavía hay una incidencia alta. «Este año se ha adelantado un poquito. Esperamos que vaya un poco bajando. No solo es la cantidad sino la diversidad», admite la experta quien señala que las personas encargadas de este estudio identifican y cuentan los granos de cada polen, diferenciando de qué tipo son.

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Sobre si ha cambiado la tipología de las alergias aseguran que si hay incremento de algunos granos de polen así como adelantos y retrasos de la temporada (tal y como ha ocurrido este año) pero que todavía no pueden sacar conclusiones, sino que deberán esperar unos diez años para tener resultados más concluyentes.

Montaje

Blanca es una de las técnicas que apoya el proyecto, quien se encarga de los montajes de las maquinas que recogen el polen y de los envíos al resto de las provincias.

Además señala que a estas tiras no solo llega polen sino también otros elementos como una espora de un hongo que, según han visto, también son alergénicas. «Los lunes yo subo a la azotea y se cambian los aparatos de muestreo. En un tambor se coloca en el captador que tiene una rendija. Dicho aparato succiona el aire que entra por esa rendija con un flujo continuo de 10 litros por minuto. El tambor tiene un reloj que le vamos dando cuerda todas las semanas y dura exactamente, pues un periodo de una semana con la cuerda a tope. Antes de colocarlo en la máquina le hemos puesto una cinta y la hemos recubierto por una silicona, que lo que hace es que según vaya entrando en aire los granos de polen se adhieran de esa silicona•, explica Blanca

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Después esa cinta se coloca sobre una regla milimetrada que marca cada hora así como el día. Además y gracias a una solución de glicerina y gelatina, junto con un colorante, tiñen el polen de fucsia para verlo al microscopio y se diferencie de las partículas de tierra.

Grupo de Investigación Sobre Ambiente Atmosférico

Además, este equipo se complementa con el grupo de investigación sobre ambiente atmosférico que dirige Roberto y que se integra por una decena de personas. En él se estudia qué hay en suspensión en la atmósfera desde dos puntos de vista: la parte botánica, con los objetos procedentes de los seres vivos y de la naturaleza y una segunda visión sobre la Física Aplicada. «Estudiamos los aerosoles en suspensión que son objetos mucho más pequeñitos y que persisten duran mucho más tiempo en la atmósfera», admite Roberto Fraile.

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Asegura el responsable que el aire de León está limpio aunque en las zonas más industriales la contaminación es mayor. «Nosotros estamos haciendo un proyecto en el centro de León y allí estamos estudiando la contaminación atmosférica por combustión de carbón. Hay muchas calefacciones y cocinas que siguen quemando carbón. Hemos visto que hay una elevada concentración de carbón negro en suspensión en la atmósfera», anuncia Fraile quien admite que hasta finales del próximo invierno no obtendrán resultados, «aunque vemos que la concentración es elevada», destaca señalando que para el mismo tienen un medidor de aire colocado en la Plaza de la Inmaculada.

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