Las palmas brillan en un Domingo de Ramos bajo el techo de la Catedral de León
El sol brillaba como suele ser costumbre en el Domingo de Ramos, sin embargo, en esta ocasión, eso solo sirvió para que el juego de colores luciera como nunca en el interior del primer templo leonés.
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León fue fiel a su cita con la bendición de las palmas que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalem, aunque este año no lo pudiera hacer a lomos del paso de la borriquilla que recorre la ciudad cada Semana Santa.
La Catedral de León acogió la ceremonia donde el obispo Luis Ángel de las Heras accedió a través del pasillo de la nave central hacia el altar.
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Decenas de personas, en cumplimiento del aforo máximo de un tercio, acudieron a la eucaristía que se iniciaba con el momento más emotivo. De las Heras ordenó a los fieles levantar sus palmas y ramos y pronunció la bendición a través de la fórmula tradicional para hacer llegar sus palabras a todos los presentes.
Las calles de León quedaron huérfanas de borriquilla y acto en San Marcelo; los niños en esta ocasión no pudieron ser los protagonistas de su procesión favorita, la que da inicio al Domingo de Ramos en la capital, pero al menos se pudo volver a rememorar esa entrada triunfal con la que las gentes de Jerusalem recibieron a Cristo antes de su pasión.
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