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Héctor Luis Suárez, durante su pregón con la imagen de La Piedad en primer término. Inés Santos

Que sea enhorabuena, 'paisanón'

Los momentos y las sorpresas hacen especial el pregón de Semana Santa de Héctor Luis Suárez, en un acto en el que el Auditorio Ciudad de León se entregó para seguir el lado más histórico y tradicional de la pasión leonesa

Nacho Barrio

León

Sábado, 6 de abril 2019, 22:03

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Bien acompañado de la talla de Jesús en la instauración de la Eucaristía, perteneciente al paso que sale en la Cena en la tarde del Jueves Santo y obra de Víctor de los Ríos; y de La Piedad de Salvador del Nido, el musicólogo Héctor Luis Suárez dio lectura a su pregón. Así comenzaría la crónica normal del pregón de la Semana Santa 2019 de León si hubiera sido eso, normal.

Pero no lo fue.

Avanzaba horas antes el docente que habría ciertas sorpresas en el acto, siempre alrededor de una visión sociológica de la Pasión Leonesa. «Hay 'ley mordaza' y no puedo contar mucho», se justificaba para mantener en suspense los momentos del pregón.

Merecería la pena el morderse la lengua. En un Auditorio Ciudad de León lleno, la conducción de Beatriz Jarrín dio paso a las palabras del presidente de la Junta Mayor de la Semana Santa de León, Manuel Ángel Fernández, que habló de él como «paisanón y papón con cuerpo grande, necesario para poder alojar a un gran corazón».

Por su parte el alcalde, Antonio Silván, alabó la unión entre ciudad y tiempo de Pasión, aplaudiendo «el cariño eterno de Héctor Luis Suarez por la capital del viejo reino».

Y era su turno. Y se hizo el silencio. De la entrada salió un pregonero popular, acompañado de músicos que interpretaban los primeros acordes del Himno a León. Anunciando la pronta llegada de la Semana Santa, el pregonero recordó las normas de estos días, «en los que mejor no aplaudir cuando no toque, porque saben que aquí no es costumbre». Recordó también que en estos tiempos en que «los pasos llenan las calles», el respeto es el mejor aliado.

Hechas las presentaciones, ya era momento para Héctor Luis, que esperó a que una coral infantil interpretase una pieza inicial antes de dar paso a su pregón, en el que no faltaron las alusiones a su infancia en el barrio leonés de Santa Marina la Real, ni la humildad con la que los de la capital tienen que tratar a su Semana Santa. «Los que vienen de fuera son los que tienen que decir algo, si nos ponemos estupendos estaremos haciendo el imbécil, con perdón de la expresión», afirmó con socarronería.

De la misma forma, Suárez dejó claro que la lectura del pregón «no es cuestión de vanagloria personal, para algunos da para clase magistral, pero lo que me interesa es que sirva para replantearse formas de pensar».

Al finalizar, el pregonero ofreció un pequeño ágape con limonada de Puente Buesa («la mejor que hay»), hasta que se acabó, «como se hacía antes a la puerte de la iglesia». Que sea enhorabuena, paisanón.

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