La vida después de MasterChef

Han pasado ya más de tres años desde que la ponferradina Esther se quedara a un paso de la final de la primera edición de MasterChef Junior (TVE). En ese entonces contaba con 11 años de edad y estudiaba 6º de Primaria. Llegaba al programa con la ilusión propia de un niño que iba a vivir una experiencia única en la vida, entró «sabiendo lo básico de cocina» y salió, casi en la final, «sabiendo muchísimas más cosas», como por ejemplo «algo tan básico como cortar con cuchillos» o «cogerle el punto a los arroces».

En la actualidad la joven ponferradina está muy metida en sus estudios de 3º de la ESO pero reconoce que no ha dejado de la cocina de lado, «de vez en cuando cocino con un cocinero de la zona» o en su casa prepara alguna de las recetas que aprendió a hacer en el programa, como una espuma «que no estaba mala» o un tataki de atún picante con soja y wasabi. Ella sola podría preparar un gran banquete pero su madre prefiere «que haya alguien conmigo por si acaso pasa algo». Aún así, no les pide ayuda porque «normalmente cocino cosas sencillas, algún postre, una tarta».

Su interés por el mundo de los fogones surgió cuando tenía unos 8 años y siempre desayunaba tostadas, algo que no le gustaba nada. Un día buscó algo diferente para hacer y se decidió por unos creps, que fueron su iniciación en la cocina. Desde ese entonces no dejó de elaborar recetas y uno de sus recuerdos más bonitos fue una comida de cumpleaños que hizo para su madre. «Se emocionó mucho, dijo que estaba todo riquísimo», asegura.

De hecho fue su madre la que le informó de que MasterChef iba a hacer una versión infantil, «me preguntó si quería apuntarme y contesté que porque no, de esto que no pensé que me fueran a coger y de repente me llamaron para ir a un casting y luego a otro y cuando me di cuenta estaba dentro».

En la actualidad son otros los que están en las cocinas del programa, en su quinta edición de adultos, pero Esther no lo puede ver porque «es muy tarde y yo me voy pronto a la cama por el colegio» pero se enteró por sus amigos que el Castillo de los Templarios Ponferrada iba a ser escenario de una de las pruebas de exteriores. Eso sí, cuando no está pasando el tiempo con su familia y amigos «y si repiten episodios y me pilla pues lo veo».

En cuanto a su alimentación Esther y su familia llevan una dieta variada, con «carne y pescado a la plancha, también verduras», aunque añade hidratos de carbono como «pasta, arroz o sopa». «Una dieta equilibrada está bien y la mayoría de la gente que conozco la suele llevar».

Por el momento, la joven ponferradina no sabe a lo que quiere dedicarse en el futuro, la cocina profesional está entre sus posibilidades pero reconoce que «he hablado con gente que me ha contado que ese mundo es muy duro».