Hostelería recibe la reforma laboral con «desilusión» mientras construcción habla de sabor «agridulce»
Ambos sectores se verán ampliamente afectados por las modificaciones que recoge la nueva norma aprobada en febrero especialmente en el cambio en los contratos y la apuesta por los indefinidos frente a los temporales
No siempre llueve a gusto de todos y con la reforma laboral no iba a ser menos. La nueva norma, que se aprobaba en el Consejo de Ministros el pasado diciembre y este primer jueves de febrero se convalidaba in extremis y con error de voto incluído en el Congreso de los Diputados, trae novedades tanto para empresarios como para trabajadores.
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Una de las novedades que más ruido ha provocado en las negociaciones es el cambio en lo que respecta a los contratos y el fin de la temporalidad. El objetivo es que, desde la entrada en vigor de la norma, los nuevos trabajadores comiencen en las empresas con contrato indefinido bien fijo, bien fijo-discontinuo.
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La hostelería teme «más costes»
El fin de esta temproalidad afecta de manera clara a la hostelería, sector que se nutre en gran parte por este tipo de contratos para cubrir los meses de temporada alta (verano, Semana Santa, Navidad) frente a los valle.
Para Martín Méndez, presidente de los hosteleros de León, el sector recibe la reforma laboral «con desilusión». «Estamos analizando el texto en su conjunto pero lo que sí parece claro es que va a suponer más costes porque dependemos mucho de la temporalidad y hacer esos contratos indefinidos nos generará más costes».
Los hosteleros se muestran «a la expectativa» de ver cómo se aplicará la norma en un sector «en el que muchas veces son los propios trabajadores los que lo entienden como algo temporal, un trabajo para unos meses o para compaginar un tiempo con otro».
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El reconocimiento de la especificidad de la construcción
El sector de la construcción es otro de los más afectados por los cambios que la nueva norma introduce en los contratos. Con esta reforma laboral desaparece el contrato de obra de la construcción, y es sustituído por el contrato indefinido adscrito a la obra.
Enrique Suárez, secretario general adjunto de la Fele, explica que este cambio de contrato recoge nuevas obligaciones para la empresa: la recolocación en otra obra del trabajadador o iniciarle en un proceso de formación para su recolocación.
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El sector recibe la reforma con un «sabor agridulce»: dulce porque «se reconoce la especificidad del sector gracias a la negociación» y agrio, porque «no deja de suponer una mayor obligación para el empleador».
Las empresas de León se preparan así para adaptarse a una nueva reforma laboral que llega tras una intensa negociación entre patronal, sindicatos y Gobierno central.
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