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Imagen de gigantes y cabezudos en León. Sandra Santos

Detrás de los gigantes y cabezudos: historia y esfuerzo de una tradición leonesa

Entre risas, sustos y herencia, la comparsa de San Juan y San Pedro suma ya nuevas generaciones y alianzas inclusivas

Viernes, 27 de junio 2025

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Cuando León se viste de fiesta por San Juan y San Pedro, hay una imagen que inevitablemente despierta recuerdos en cada leonés: la de los gigantes y cabezudos desfilando por las calles, arrancando sonrisas y también algún que otro susto. Para muchos, verlos acercarse es una experiencia grabada a fuego en la infancia, tan emocionante como aterradora.

Durante estos días, los gigantes y cabezudos descansan en el edificio de San Marcelo, sede del Ayuntamiento, donde pueden ser visitados. La comparsa está formada por seis gigantes y diez cabezudos, aunque en realidad hay 17 cabezudos en total.

Un esfuerzo conjunto

Detrás de las figuras están Alejandro Santos y Estíbaliz Da Cruz, los dos miembros más veteranos de la Asociación de Gigantes y Cabezudos. «Llegamos hace 20 años de casualidad», recuerda Alejandro. «Ella era menor de edad, yo tenía 18 clavados. Y aquí seguimos». Lo que empezó casi por accidente se convirtió en un compromiso duradero: hoy él organiza la comparsa y ella es la presidenta.

El esfuerzo físico es importante, pero el mayor enemigo en estos días suele ser el calor. «Sobre todo el peso y el calor, que se hace duro», comenta Estíbaliz. «Antes también salíamos por la mañana, y las horas del mediodía apretaban mucho». Aun así, lo llevan «con alegría».

Imagen del desfile. Sandra Santos

También hay que cuidar los trajes y las figuras, aunque no se hace cada año. «Los revisamos cada dos años más o menos, los lavamos, los arreglamos si están rotos», cuenta Alejandro. «Cada figura tiene su cajita, todo va guardado con cuidado». Incluso hay miembros, como Estíbaliz, que se confeccionan su propio traje.

Lista de espera y relevo generacional

En cuanto al relevo generacional, no parece haber peligro de que esta tradición se pierda. «Algún día nos tendremos que jubilar, pero hay mucha gente joven que se está animando», cuenta Alejandro. Este año, además, la asociación ha colaborado por primera vez con Asprona León, integrando a chicos de la entidad para que participen como cabezudos.

Uno de ellos es Jesús Andrés Moreno, que vivió su primer día como parte de la comparsa. «Sí, y me lo voy a pasar como los enanos», dijo con entusiasmo. Escogió como favorito al cabezudo leonés, y aunque es la primera vez que participa, «me encanta», asegura. Lo acompaña su monitor, Carlos Fernández Álvarez, quien destaca la emoción con la que viven esta experiencia. «Siempre lo habían visto desde fuera. Ahora lo van a disfrutar desde dentro».

Hay incluso lista de espera para ser cabezudo: «Ahora mismo hay seis o siete personas esperando», explica Alejandro, aunque en el caso de los gigantes, se requiere algo más que ganas. «No basta con ser fuerte, hay que tener equilibrio. Para eso se hace una prueba», añade. Y es que no todos valen para cargar con una figura de ese tamaño y peso: ha habido caídas en el pasado.

Una espera a sus personajes favoritos

Pese a los nervios y las dificultades, las calles se llenan a su espera. Los más pequeños miran con respeto y curiosidad, mientras los mayores rememoran sus propias vivencias. «Algunos niños se asustan un poco, sobre todo los más pequeños, pero siempre hay gente esperándonos», cuenta Estíbaliz. «La entrada y la recogida son momentos muy especiales, siempre están llenos de público».

Personajes favoritos no faltan. Alejandro lo tiene claro: «El clásico, el que todo el mundo quiere, es la tarasca. Pero el mío es la leonesa, porque llevo toda la vida con ella». Estíbaliz, por su parte, se queda con «el manerito, sin duda». Una tradición que no solo resiste, sino que late con fuerza, gracias a quienes la sostienen… y a quienes la descubren por primera vez.

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