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Manolo Álvarez Urbón cría canarios desde que era pequeño y ha ganado numerosos concursos nacionales. Sandra Santos

Criar canarios para competir en canto: «Empecé con siete años cuando un tío me regaló un jilguero»

La cría de canarios es una actividad cada vez menos habitual en León y cada época invernal acoge concursos por toda España donde compiten con su canto

Viernes, 27 de diciembre 2024, 08:16

A escasas horas del inicio del concurso de canto de canarios de timbrado español, Manolo guarda en su garaje a decenas de pájaros que al día siguiente serán los participantes en el torneo que La Robla organiza anualmente. Están a oscuras, metidos en las mismas maletas que les transportarán hasta el CEIP Emilia Menéndez la mañana siguiente, ubicación donde tendrá lugar la competición.

Alejados de cualquier tipo de ruido que les pueda perturbar, algunos canarios descansan tranquilos -unos duermen, incluso- mientras otros aprovechan la penumbra para sacar a relucir sus dotes en el timbrado español. Para Manolo Álvarez Urbon esta cita es una más de cuantas lleva en sus más de 40 años como criador de canarios. Esta vez, en su garaje acoge por una noche a canarios de gente de Bilbao, de Santander o de Lugo, entre otras ciudades del territorio nacional. «Mañana vendrán más», anticipa. En los dos días que dura el concurso despacharán a casi 400 serinus canaria.

Cómo funcionan los concursos de canto

Es plena época de concursos. Comienza el 1 noviembre y finaliza el último fin de semana de enero con el concurso de Oviedo, ciudad que tradicionalmente cierra la temporada concursal. De ahí que en sus jaulas no haya actualmente más de 20 pájaros. En su garaje sólo tiene a hembras, a las que separó de los machos hace unas semanas y llevó a otra dependencia con el fin de que «desarrollen su canto». Ellas no cantan, sólo ellos.

Aunque sus pájaros son de varios colores, predominan mayoritariamente los verdes, los amarillos y algún que otro pinto. Cualquiera de ellos es una pintura. Pero ese no es el objetivo ni de Manolo ni del concurso próximo. «Nosotros solamente nos dedicamos hacia el canto, el innato, no nos importa del color que sea», dice mientras hace una clara distinción entre una finalidad y otra. «Fijar el canto es complicado, no es lo mismo que fijar el color. Tú coges dos pájaros blancos, los juntas y te salen blancos, pero si coges a uno que cante bien y a una hembra hermana de otro de un timbrado bueno te puede salir cualquier cosa», explica con gran sapiencia. Precisamente es ese conocimiento lo que le permite ir mejorando poco a poco y atinar cada vez más: «La experiencia te indica por dónde ir, a partir de ahí tienes que seleccionar y buscar lo que crees que te puede resultar».

Selección del canario

El canario es un animal que tiene pedigrí, si bien suele notarse más en el color que en el canto. Para esto último tienen que nacer con ello. O les sale per sé o nada, al menos en el caso de Manolo. «No les ponemos disco ni un maestro o canario viejo para que aprendan, los dejamos sólos exclusivamente», reconoce. En lo alto de uno de los muebles del garaje tiene, casi apilados, gran cantidad de trofeos que recorren muchos puntos de la geografía nacional y dejan constancia de su dilatada experiencia. «Empecé con siete u ocho años cuando un tío mío me regañó un jilguero y el marido de mi madrina, que estaba asociado a la Unión de Canicultores de León, me dio un canario. Desde entonces no he dejado de criar», dice.

Los canarios descansan en la jornada previa al concurso.

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Los canarios descansan en la jornada previa al concurso. DPC

La pasión con la que vive desde siempre el mundo de la cría de esta especie le hizo adentrarse más en ese mundo. Con 31 años se hizo juez de concursos de canto y desde entonces ha viajado por todo Europa y América para enjuiciar numerosos torneos, entre los que se encuentran dos mundiales, uno en Oporto y otro en Almería. En estos meses donde se hacen concursos semana sí semana también, el ajetro en la vida de Manolo aumenta sobremanera. Sus próximos destinos son Puertollano (Ciudad Real), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Écija (Sevilla) y Oviedo, aunque no serán los únicos a los que vaya esta temporada. Máxime si se tiene en cuenta que «no habrá más de 40 jueces de timbrado español floreado en toda España», por lo que el trabajo y la responsabilidad aumenta sobremanera.

Requisitos tenidos en cuenta por el juez

El trabajo de un juez de canto de canarios puede resultar extraño. No es algo que sea precisamente común y ese canto tampoco es para cualquier oído. Para juzgar bien a un canario, este tiene que tener varios requisitos: «Voz, buena dicción, musicalidad y giros en los que tienes que valorar la dificultad, la belleza, el conjugar el canto... además de otras cosas como floreos lentos, el cascabel, los bloqueos o las castañuelas». Se ayudan de una planilla en la que van valorando cada cosa del uno al 10 y gana «el que más puntuación tenga».

En un concurso como el que tendrá lugar en pocas horas se juzgan dependiendo de la modalidad: por parejas, por dúos o individuales. En cualquier caso, cada uno tiene entre 12 y 15 minutos para cantar y en caso de no hacerlo quedan eliminados. Pero para que canten en el momento que tienen que hacerlo hay que hacer un trabajo previo. Al canario no se le puede mover de repente de un sitio para otro, menos cuando incluye un viaje de muchas horas, de ahí que los criadores cambien constantemente la zona donde dejan cantar a sus pájaros y el día del concurso no se estresen ni se agobien por haber cambiado su sitio habitual.

Cuidados

El canario es un animal «fácil» de cuidar. Requiere su técnica, como todo, pero según se desprende de sus palabras no se necesita de una gran cantidad de tiempo para criar. «Su cuidado no tiene mucho: alpiste, agua y un baño cada dos o tres días, eso les encanta», confiesa, aunque advierte también que la limpieza es importante y hay que mantener en buen estado las jaulas, lo que requiere limpiarlas a menudo. Aquí entra, obviamente, la cantidad de canarios que cada uno críe: «En mi caso yo saco 35 pájaros al año, pero hay personas que tiene 200 y eso conlleva mucho más trabajo».

«Estuvo mejor que está»

La provincia de León no se caracteriza precisamente por albergar una gran afición ni a la cría ni al canto de canarios. Es algo «residual». Para eso hay que irse a Andalucía y a la zona del Levante. «La situación estuvo mejor que está», comenta Manolo, que hace referencia a que la mayoría de gente que lleva a cabo esta práctica es más bien gente mayor. En una intentona por llamar a más gente, hubo un tiempo en el que colaboraban con los colegios mediante un concurso de dibujo donde el ganador se llevaba una jaula con un canario. «Lo hicimos con el fin de que a algún padre le despertara curiosidad y se apuntase a la asociación, pero en 12 años que estuvimos haciendo ese concurso no se apuntó nadie», reconoce.

Sin hacer mucho ruido, pero con una apabullante pasión, Manolo y sus compañeros criadores desarrollan una labor de la que es difícil aprender y, sobre todo, llegar a ella. Apenas tiene cobertura mediática y desde luego que la merece. El cuidado y la sapiencia de sus criadores y el peculiar canto del canario hacen de este mundo algo único a lo que algunos se dedican en plena edad de jubilación.

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