¿Debo hacer una limpieza en profundidad antes de abandonar un piso en alquiler?
No devolver la vivienda en condiciones de higiene óptimas es uno de los motivos de conflicto habituales cuando llegar el momento de finalizar el contrato de alquiler
R.P.
Miércoles, 27 de julio 2022, 07:40
El mercado inmobiliario nacional ha sido, tradicionalmente, más proclive a la propiedad. Sin embargo, la dificultad de acceso a la vivienda por cuestiones como la falta de capacidad de ahorro, los precios o la inestabilidad laboral, entre otras, han impulsado paulatinamente el mercado del alquiler. Tanto es así que lejos de incrementarse el mercado de la propiedad no ha hecho sino disminuir en la última década. De hecho, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, las viviendas en propiedad han caído casi cuatro puntos en los últimos diez años. Con todo, a finales de 2020 suponían un 75,2% del total, frente al 18% que representaba el parque de viviendas en alquiler.
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El crecimiento de este último también ha dado lugar a la puesta en marcha de distintas medidas para el fomento y control del alquiler con mayor o menor éxito. Sin embargo, hay ciertas cuestiones recurrentes que suelen asaltar a los inquilinos con cierta frecuencia. Una de las más repetidas tiene que ver con la necesidad o no de realizar una limpieza en profundidad antes de abandonar la vivienda en cuestión.
Dejando a un lado lo subjetivo del término, lo cierto es que el sentido común dicta que, lo más apropiado, es realizar una limpieza que, al menos, suponga entregar el piso en las mismas condiciones en las que fue alquilado. De hecho, así lo recoge el artículo 1561 del Código Civil según el cual: «El arrendatario debe devolver la finca, al concluir el arriendo, tal como la recibió, salvo lo que hubiese perecido o se hubiera menoscabado por el tiempo o por causa inevitable».
Recuperar la fianza
Si la idea de hacer caso omiso a la norma te resulta tentadora, tal vez quieras reconsiderar tu posición teniendo en cuenta que la limpieza suele ser uno de los motivos de conflicto con los arrendadores a la hora de recuperar la fianza. De hecho, es una de las cuestiones que pueden motivar que el casero retenga parte o la totalidad del importe de la misma.
Aquí entran en juego las valoraciones subjetivas de las partes, aunque siempre que las condiciones higiénicas en las que entregues la vivienda exijan de la intervención de un servicio de limpieza profesional, puede que el casero decida imputar esos gastos a esta garantía y no devolverte la totalidad de la misma. Eso sí, si la cuestión termina en el juzgado, habrá de demostrar que el estado actual poco o nada tienen que ver con el original.
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Dicho esto, hay varios aspectos que debes tener en cuenta. Para empezar, la mejor manera de evitar situaciones de conflicto a este respecto es que todo quede recogido en el documento de arriendo de la vivienda. Incluir unas fotos del estado en el que fue alquilada, añadir cláusulas específicas que hagan referencia a la posibilidad de imputar los gastos de limpieza o, sencillamente, guardar cualquier comunicación con el casero relativa a esta cuestión en caso de conflicto, pueden ser claves para no perder dinero.
Si bien es cierto que la legislación vigente no es muy explícita en lo que respecta a la obligación del inquilino de limpiar o pintar una vivienda alquilada antes de abandonarla -por lo que a priori no debería ser un gasto a descontar de la fianza salvo en casos extremos- más vale prevenir. Lo más recomendable para evitar conflictos es realizar una limpieza general antes de dejar un piso de alquiler. Hacer un simple lavado de cara en el inmueble puede ser el origen de desavenencias con el arrendador que, en todo caso, habrá de acreditar los daños en la vivienda, así como aportar factura del servicio de limpieza llegado el momento.
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Más allá de la limpieza del inmueble existen otras cuestiones que pueden poner en riesgo la recuperación del importe total de la fianza y que vienen recogidas en la Ley de Arrendamientos Urbanos. El impago de algún mes de renta es uno de los más populares, pero no el único. Recibos de suministros pendientes, abandonos prematuros del inmueble, daños en la vivienda o la realización de obras sin permiso del propietario también puede motivar que el mismo demore e, incluso, se niegue a devolver el importe de esta garantía.
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