Imagen de Milian Guedez en su establecimiento, Marino II, en Villaobispo de las Regueras. Eduardo Rodríguez
Nos vamos de bares

El bar leonés que 36 años después de abrir continuó su historia gracias a su camarera

Milian Guedez trabajaba como cocinera cuando los propietarios comunicaron que, por causas personales, dejarían el establecimiento

Viernes, 5 de diciembre 2025, 08:27

El Bar Marino II, ubicado en Villaobispo de las Regueras, es uno de esos locales que forman parte del paisaje cotidiano del barrio. Tras más de tres décadas de vida, llegó a cerrar durante un par de meses. Pero su historia no terminó ahí. La continuidad del negocio estaba asegurada… y desde dentro.

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Milian Guedez trabajaba como cocinera cuando los propietarios comunicaron que, por causas personales, dejarían el establecimiento. En ese momento, ella decidió dar un paso adelante y hacerse cargo del local que tantos años llevaba sirviendo comidas caseras a vecinos y trabajadores.

«Últimamente estaba trabajando su hijo y yo estuve trabajando con él», recuerda Milian. La decisión de quedarse con el bar surgió casi de forma natural. «Ya llegó un momento de que ves que no quieres o no puedes por las circunstancias y le dije, '¿Y si me quedo yo?' Y al final se dio la oportunidad y me lo he quedado yo. Y bueno, poco a poco hace un año y dos o tres meses lo tengo yo», explica.

Comida casera para generaciones

El Marino II se ha caracterizado siempre por su cocina tradicional, una seña de identidad que Milian mantiene intacta. «Comida típica española y comida casera. Comida de puchero, comida para gente de casa, trabajadores… Intentamos seguir en la misma línea», asegura.

Imágenes del local.

Entre sus platos más demandados se encuentran clásicos de la gastronomía leonesa. «Pues la tortilla y las croquetas son un plato siempre típico, también el cocido leonés«.

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Un bar del pueblo con las puertas abiertas

Con un horario amplio, el establecimiento ofrece desde desayunos a servicios de comida durante toda la jornada. «De lunes a viernes sobre de 7, 7:15 hasta las 12 de la noche… siempre puede venir alguien a tomar algo mientras estamos recogiendo».

Los desayunos también llevan sello propio. «El desayuno aquí típico es la tortilla, pero también puedes comer un bocadillo o una tosta… siempre hay comida, aunque sea huevos fritos con patatas», explica Milian.

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Y añade que la variedad depende en gran parte del cliente habitual: «Unos días puede ser bocadillo de chorizo, otros bacon queso, panceta, huevos con patatas… Normal, casero… De lo que yo tenga sin ningún problema».

Un vínculo propio con el barrio

Milian ya era clienta antes de trabajar como cocinera, y el ambiente cercano fue una de las razones que la empujó a dar el paso definitivo. «Sabes que tienes tu plato de cuchara, tu plato combinado, siempre tienes comida», relata.

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El horario de comidas sigue la tónica del resto de locales tradicionales. «De una a cuatro, lo normal… Siempre habrá un bocadín o si queda comida, pues comida. Lo que hay», afirma.

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