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La escalada suicida del CO2

Informe Global Carbon Budget ·

2022 acabará con un incremento del 1% de las emisiones de carbono. Mientras, los científicos calculan que la temperatura superará los 2º a mitad de siglo si no se vuelve a los niveles de la pandemia de forma inmediata

Viernes, 11 de noviembre 2022

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Los países de las principales economías del mundo incumplen un año más el compromiso de reducir sus emisiones de C02 para frenar el calentamiento global del planeta. 2022 cerrará con un 1% más de emisiones de este gas clave para el efecto invernadero tras encadenar décadas de incrementos. Salvo contadas excepciones causadas por las grandes crisis económicas o la pandemia del covid, no han dejado de incrementarse desde la Revolución Industrial.

Los científicos del Global Carbon Budget, un consorcio internacional de expertos que presentan hoy sus conclusiones sobre este particular en la cumbre del clima de Egipto, aseguran no haber encontrado «ningún indicio» de retroceso en esta tendencia.

Los datos que ofrecen en su trabajo no son estimaciones, sino mediciones reales del carbono que se acumula en la atmósfera y sus fuentes. Sólo han realizado una mínima proyección de los dos meses que faltan para terminar el año para poder ofrecer conclusiones que 'inspiren' las negociaciones de los 197 países representados en la COP27.

Uno de los principales puntos que están en discusión es si se endurecen los objetivos de reducción de emisiones. Frente a esto, el estudio que se publica hoy pone en evidencia que los acuerdos no se han traducido en hechos y, menos aún, en resultados medibles.

Los Acuerdos de París de 2015 se dan prácticamente por perdidos. Estos estaban enfocados a dar marcha atrás en la quema masiva de combustibles fósiles con el fin de frenar la subida de 1,5º de la temperatura global en 2030. Pero los autores del informe sostienen que, de no revertirse drástica y urgentemente la tendencia actual, existe un 50% de probabilidad de que en nueve años esta cifra sea superada.

Un retroceso radical

Para tener una idea de qué se necesita para que la espiral de calentamiento frene, la cifra de emisiones globales debería rebajarse de forma inmediata al nivel de 2020, el año del covid.

«Sería necesario reducir en 1,4 gigatones de carbono, esto equivale a lo que se registró durante la pandemia, a partir del próximo enero de 2023», pone como ejemplo Pep Canadell, director ejecutivo del Global Carbon Project e Investigador Jefe del centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia), durante un encuentro con periodistas organizado por Science Media center de España.

Pero no hay indicios, insisten los expertos, de que esto vaya a ocurrir en los próximos cuatro o cinco años. Es más, hay países que ni siquiera están en este compromiso, como India o China. Este último, por ejemplo, aplaza esta acción al año 2060.

Para entonces, según la comunidad científica, sería demasiado tarde. La razón no es otra que el «infierno climático» –del que habló el jefe de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en la apertura de la COP27– estaría mucho más cerca de lo que se piensa de no alcanzar un punto de inflexión al que siga una reducción drástica de gases de efecto invernadero.

Si se continúa liberando más y más carbono a la atmósfera en cuatro o cinco años, el escenario para mitad de siglo es superar los 2º. «Vamos directos hacia este escenario, incluso de más de 2,4º», valoró el citado investigador. ¿Cómo será el mundo entonces?

Ahora, cuando el termómetro ha subido 1,1º con respecto a la era preindustrial, el cambio climático ya se muestra devastador a través de fenómenos meteorológicos extraordinarios. Canadell califica esta evidencia como la más preocupante. «Los extremos climáticos ahora van más allá de lo que habíamos pensado. Quizá no hemos imaginado bien cómo será un mundo con 2º de más», declaró el científico con manifiesta incertidumbre.

No bajan, pero sí se desaceleran

La única lectura positiva que tienen los datos del informe global sobre el carbono que se publica hoy es que la tasa de aumento de emisiones de CO2 fósil se ha ralentizado del 3% anual de subida durante la década de 2000 a un 0,5% anual en la última. A pesar de ello, se necesita alcanzar pronto el citado punto de inflexión.

Ernesto Rodríguez Camino, meteorólogo superior del Estado y miembros de la Asociación Meteorológica Española, destaca otro aspecto menos negativo. «Las emisiones combinadas de la quema de combustibles fósiles y cambio de uso de suelo, si bien no disminuyen como debieran, permanecen aproximadamente constantes desde 2015, lo que constituye una noticia moderadamente esperanzadora».

Mientras llega, la quema del combustible fósil que más contribuyó durante 2022 a esta escalada fue la de petróleo. Su incremento en las emisiones fue del 2,2% frente al 1% procedentes del carbón o, en el otro extremo, al descenso del 0,2% del gas. La «fuerte disminución» registrada en este último caso se explica por la guerra de Ucrania y el menor uso de este combustible en la Unión Europea.

Tal ha sido la bajada que la UE arroja una balance positivo en recorte de emisiones globales, tal y como refleja la foto final por países emisores que realizan el informe. «Pero no lo logra por sus políticas contra el cambio climático sino por la crisis energética, que acelera la descarbonización», apostilla Candell.

Achacan el repunte en la quema de petróleo se debe al sector de la aviación, que no se había recuperado totalmente de la crisis del covid durante 2021 y lo hace en 2002.

Terrenos deforestados en Indonesia, otra de las causas de emisiones de CO2 a la atmósfera.
Terrenos deforestados en Indonesia, otra de las causas de emisiones de CO2 a la atmósfera. Kemal Jufri / GREENPEACE

En cuanto a los grandes emisores, China registra una caída del 0,9% motivada por sus políticas de confinamiento por la crisis del covid, pero se espera que el próximo año una recuperación económica regrese su tencendia alcista y se vuelva a situar como el mayor emisor del planeta.

Estados Unidos, que representa el 14% del total de las emisiones, habrá aumentado a finales de año su aportación por el gas y el carbón, especialmente. India registra una fuerte subida de un 6% principalmente por la quema de carbón.

Para Vanesa Castán Broto, catedrática de Urbanismo Climático en la Universidad de Sheffield y experta del IPCC, «estos datos demuestran que es posible avanzar en la trayectoria hasta cero-carbono en regiones como China y la Unión Europea».

La importancia de la deforestación

En el balance global del carbono publicado hoy no solo se tienen en cuenta las emisiones, sino la capacidad de los ecosistemas de absorberlas. En este aspecto, se da una espiral perversa: a más CO2 más calentamiento global y cambio climático, algo que resta capacidad a los sumideros de atrapar los gases. En 2022, los océanos y la vegetación de la tierra captaron la mitad de lo emitido y perdieron un 4 y un 17% respectivamente de su valiosa capacidad purificadora.

En esto también tiene mucho que decir la deforestación de la tierra o lo que el estudio recoge como cambio del uso de la tierra. En total son 3,9 gigatoneladas de CO2 las que se han emitido a la atmósferapor este motivo. Indonesia, Brasil y República Democrática del Congo lideran este atentado medioambiental con el que aportan el 58% de las emisiones con este origen.

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