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Ginés Marín, en sustitución de Cayetano, en el primer toro de la tarde. Irene de Celis

Doble puerta grande de Diego Ventura y El Fandi en una deslucida corrida

El rejoneador y matador de toros a pie salen por la Puerta Grande tras dejar ambos una buena actuación en El Parque a pesar de la mediocridad de sus lotes

Sábado, 25 de junio 2022

Volvían esta tarde los toros a León con un cartel mixto de lujo: Diego Ventura, El Fandi y Gines Marin, en sustitución de Cayetano Rivera, se dieron cita en el coso leonés para dar inicio a una feria taurina a la que aún le queda una fecha más.

Se registró media entrada en una tarde en la que el paseíllo se inició diez minutos tarde a los sones, de manera incomprensible, del Himno de España y el público estuvo entregado con los matadores en todo momento.

La corrida estuvo bien presentada en líneas generales, tanto los de Sánchez Sánchez como los de Torrealba. En juego fueron similares todos: faltos de fuerza, de casta y de transmisión, incluso algunos con cierta mansedumbre no permitiendo el lucimiento de los acartelados.

No hubo ninguno que destacase sobre el resto. En cuanto a los toreros, Ventura mostró una gran dimensión a la altura de lo que es: máxima figura del rejoneo; El Fandi estuvo más que correcto con un lote que se dejaba pero no transmitía, mientras que Ginés Marín estuvo muy sereno y con disposición ante el peor lote de la tarde. Doble puerta grande de Diego Ventura y El Fandi en una deslucida corrida.

Oreja para empezar la tarde

Cambiada la seda por el percal, y en el caso de Diego Ventura, el equino, salió para el rejoneador Cigarrero por toriles de la ganadería de Sánchez Arjona de capa negra, con buenas hechuras y bajo de agujas.

Sobrado de fuerzas Cigarrero acusó en el tercio de banderillas falta de casta, si bien tenía movilidad y humillación cuando el portugués le citaba dando el pecho del caballo. Tan solo le bastaron a la buena versión mostrada por Ventura en este primero, tres banderillas clavadas al quiebro y un par de piruetas para meterse al respetable en el bolsillo. Dos pinchazos, mató con el descabello. Oreja

Emoción e inspiración

'Vitoriano' hizo segundo, al que El Fandi le recibió con dos largas cambiadas acompañadas con verónicas y chicuelinas que, en conjunto, provocaron el delirio del público. Tras un puyazo testimonial, el granadino le recetó un buen quite por zapopinas marca de la casa con el compás abierto.

Imagen. Las imágenes de una tarde para el disfrute en la plaza de Toros de León.

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Imagen. Las imágenes de una tarde para el disfrute en la plaza de Toros de León. Irene de Celis

Monopolizó el tercio de banderillas, puestas todas con gran gusto y torería a un buen toro de Torrealba que humillaba y se arrancaba con emoción. La inspiración de El Fandi llevó a iniciar el trasteo de muleta toreando de hinojos evitando que bajase el nivel que había adquirido la faena.

Con un torero inspiradísimo, el de Torrealba se apagó en fuerzas pero siguió embistiendo con cierta clase por el derecho aunque sin mucho que decir, por el izquierdo sobre todo. El de Granada supo darle sus tiempos entre tanda y tanda a la par que acortaba distancias. Faena larga rubricada con adornos varios. Pinchazo y estocada, tendido y trasera. Oreja.

Un brindis a Quijano

El tercero, primero en el lote de Ginés Marín, gozaba de buena presencia y condición, si bien era bizco del pitón izquierdo. Le recibió Ginés con un ramillete muy templado de verónicas y una media extraordinaria, a las que 'Sastrerillo' respondió bajando la cara y arrancándose a la capa al ralentí.

Tras un tercio de varas donde solamente se le marcó se vino abajo en banderillas, distraído y subiendo la cara. Brindis a Quijano para después iniciar el muleteo con ayudados por alto y aliviar al toro, que no andaba sobrado de nada. Ante eso, el extremeño le llevó cosido a media altura para tapar los defectos del burel, que se dejaba por ambos pitones pero sin transmisión ni emoción alguna.

Algunas imágenes de la tarde

Aún así, Gines Marín anduvo sereno, firme y con disposición ante el astado de Torrealba en una faena fundamentalmente diestra que acabó con arrimón final. Descabello tras estocada caída posterior a pinchazo. Palmas.

Vuelta al toreo a caballo en el cuarto

Pasado el ecuador y volviendo al toreo a caballo, turno de Bailador, que era negro de pintas y pegado al suelo, a manos de Diego Ventura. Le clavó dos rejones de castigo mientras conseguía parar a un toro distraído del caballo que miraba al tendido al mínimo ruido que oía.

Destacó el galope de costado en el inicio del tercio de banderillas que le sirvió para encelar al toro al caballo. El de Sanchez Arjona tuvo fondo, aunque Ventura estuvo bastante superior clavándole los palos en los medios citando desde las tablas, dejando así toda la ventaja al toro. Sin embargo, en la segunda parte del tercio le tenía que llegar el luso a la res para que se arrancase y viéndose obligado a pisar terrenos comprometidos que queman.

Se deshizo en un momento de la cabezada de su equino, lo que desató la locura en el tendido, que además era el preludio un pasmoroso final con banderillas cortas ya con el toro mirando tendenciosamente a tablas dejando claras muestras de mansedumbre durante la faena, si bien el rejoneador supo darle su lidia. Descabello tras rejón de muerte. Oreja.

El Fandi, todo actitud

En quinto lugar hizo acto de presencia Bailador, el que mejor hechuras tenía de lo traído de Torrealba por su buena conformación de pitones y armonia en el resto del cuerpo. Lo recibió con verónicas de rodillas y de pie junto con chicuelinas y una media templada.

En varas recibió un leve puyazo, que al salir de él perdió las manos numerosas veces aunque a pesar de eso y de las notorias protestas del público, el presidente decidió mantenerlo en el ruedo. Volvió a hacerse con el mando de las banderillas, clavando el tercer par al violin saliendo desde tablas hasta los medios. Dandole tiempo entre tandas, el Fandi consiguió acoplarse con este toro que se paraba a la mitad del muletazo.

Por el pitón derecho le sacó tandas de gran sabor fruto de su disposición y colocación, citándole a media distancia, para no ahogar al animal. Por añadidura dificultaba la ligazón, por lo que el diestro se los tuvo que dar de uno en uno. El animal carecía de casta y fuerza, y por ende de transmisión, siendo exclusivamente la actitud de El Fandi lo que llegaba al público y levantaba sus leves aplausos. Descabello tras estocada caída y tendida. Oreja.

Al grito de «torero, torero»

El cierraplaza llevaba de nombre «Impetuosito», de capa negro mulato de buena presencia y hechuras y bajo de agujas, al que Ginés saludó con un buen recibo capotero por verónicas gustosas. En la muleta el toro perdía la manos continuamente y eso que Ginés no le exigía: le presentaba la muleta en la cara, de la dejaba puesta y tiraba despacito en tandas de no más de cuatro derechazos, a veces practicando el muleteo de toque fuerte. Este era uno que también se dejaba pero embestía demasiado lento y siempre midiendo.

Cero transmisión la de este Torrealba -como la tónica general de la corrida- con el que el diestro, sin opciones, puso todo de sí mismo para justificar la sustitución de Cayetano. Cerró por ajustadas bernardinas cambiando los viajes al toro. Dos pinchazos y media estocada trasera y tendida. Ovación y gritos de «torero, torero».

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