Ángela La Canalla, de hacer la mili en Madrid a icono drag en León: «¿Dejarlo? Solo cuando me vaya a la otra vida»
Un personaje que nació casi por azar y acabó conquistando escenarios por toda la provincia
En León hay un nombre que suena alto y claro en cada fiesta, boda o celebración que busca reír, cantar y, sobre todo, deslumbrarse: Ángela La Canalla. Tras ese nombre de guerra hay una historia que se remonta a la mili en Madrid, a locales con timbre en la puerta, a un primer maquillaje que recuerda con ironía y a un debut casi improvisado en un pub de Ponferrada.
Lo que empezó como un experimento entre amigos se convirtió en un modo de vida. Y hoy, más de veinte años después, Ángela sigue haciendo del espectáculo su casa y del público su motor.
«Ángela nació en 2002, cuando unos amigos que tenían un pub me dijeron: '¿Por qué no te animas a hacer un show con nosotros?'», recuerda Ángel, la persona detrás del personaje. En aquella época, el transformismo no tenía la visibilidad actual, y mucho menos en ciudades pequeñas. «Era todo muy diferente. El maquillaje no era el que es hoy. El eyeliner me llegaba hasta la oreja. Parecía Batman», ríe.
Un primer paso sin marcha atrás
Pero ese primer paso fue suficiente. El nombre, La Canalla, lo tomó prestado de una tienda de ropa gallega que solía vestir «de civil», y que reflejaba bien el espíritu del personaje: descarado, elegante y divertido. Desde entonces, no ha parado. Ha actuado en despedidas de soltero, comuniones, bingos, bodas, ferias, fiestas patronales y cualquier evento que quiera sumar alegría y fantasía.
«Yo soy muy feliz con mi trabajo. Hago feliz a los demás y eso se me devuelve»
Ángela Canalla
«Yo soy muy feliz con mi trabajo. Hago feliz a los demás y eso se me devuelve. Es una energía que te llena», afirma. No habla de ego, sino de conexión con el público, con ese momento irrepetible del directo. «Me contratan para animar, y yo me entrego».
«Es como cualquier otro oficio. Se va puliendo»
Ángela Canalla
Su espectáculo es para todos los públicos: niños, adultos, mayores. «No hay palabras feas, ni humor ofensivo.
Es para que todo el mundo se lo pase bien», explica. Ese equilibrio lo ha trabajado con los años, con experiencia y observación. «Es como cualquier otro oficio. Se va puliendo. Cuanto más cariño le pones, mejor sale».
Shows y actuaciones
Pero detrás del brillo y la risa hay un trabajo. «Solo el maquillaje lleva una hora y media, y eso si todo va bien», explica. A eso hay que sumarle la elección del vestuario, el tipo de suelo donde actuará, la iluminación, la música, las improvisaciones… «Yo preparo cada show como si fuera único, porque lo es. Nunca sabes quién va a estar delante y qué necesita ese público en concreto».
Las pelucas que luce en cada actuación, por ejemplo, pueden llevar más de 20 horas de trabajo. Algunas son diseñadas y estilizadas por su peluquero de confianza en el Bierzo. Los trajes, que pueden superar los 500 euros, están hechos para brillar bajo el foco, resistir el sudor y permitir libertad de movimiento. «Todo es caro: el maquillaje es de teatro, la brillantina es vegana… Pero si quieres que el personaje esté a la altura, tienes que invertir», afirma.
«Lo peor son las horas previas. Los nervios, el montaje, pensar si el show funcionará, si gustará…»
Ángela Canalla
Pese a la carga logística, lo más duro, dice, no es el escenario. «Lo peor son las horas previas. Los nervios, el montaje, pensar si el show funcionará, si gustará… Y lo de después, desmaquillarse, hidratarse, descansar la voz. Todo eso también es parte del trabajo, aunque no se vea».
Avances y cuidados
Y es que, aunque el personaje sea pura energía, Ángel necesita cuidar su cuerpo. «Los domingos y lunes intento no hablar con nadie. Ni con la vecina. La voz hay que cuidarla. Es mi herramienta».
A lo largo de los años, ha sido testigo de cómo ha cambiado la percepción social hacia el mundo drag. «Hemos avanzado mucho, sí, en leyes, en visibilidad. Pero a veces esa evolución es solo de cara a la galería. Todavía hay prejuicios», lamenta. Aún así, reconoce que ha tenido suerte. «Mi personaje es alegre, cómico, no resulta incómodo. Pero no todo el transformismo es igual de aceptado».
«Hubo generaciones antes que yo, aunque no fueran conocidas»
Ángela Canalla
En León, dice, el drag ha existido siempre, aunque en los márgenes. «Hubo generaciones antes que yo, aunque no fueran conocidas. Ahora estoy yo, y sé que hay otras chicas empezando. Eso es lo bonito: ver cómo el testigo sigue pasando».
Su mensaje para quienes quieran entrar en este mundo es claro: «Que no tengan miedo. Que lo que digan los demás está de más, como decía Mecano. Si no haces daño a nadie, vive tu vida».
¿Y el futuro? Ángela lo tiene claro: no piensa bajarse del escenario. «¿Dejarlo? Solo cuando me vaya a la otra vida. Y si puede ser, que me lleven con leds, purpurina y confeti».