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Todas las imágenes llevan el copyright © Ossian Brown, de su libro 'Haunted Air', publicado por Jonathan Cape (Gran Bretaña).
Máscaras del más allá

Máscaras del más allá

El músico Ossian Brown halló en mercadillos estas inquietantes y anónimas viejas fotos de Halloween

Sábado, 31 de octubre 2020, 00:19

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La mayoría de los protagonistas de estas fotos, muchos de ellos niños, han desaparecido ya. Fueron retratados ataviados con sus disfraces para celebrar alguna noche de Halloween entre 1875 y 1955 en Estados Unidos, y pasaron a formar parte de distintos álbumes familiares que, fallecidos sus propietarios, fueron arrojados a algún contenedor. Nunca sabremos quién está tras las máscaras, más inquietantes que cualquiera de las que hoy encontramos en nuestras calles. Y al contemplarlas desde la lejanía temporal, lo que se siente, más que un aullido de miedo, es una dentellada de tristeza.

Están sacadas del libro 'Haunted Air' (aire embrujado), resultado de la labor de recolección en mercadillos y rastros de Ossian Brown, artista, músico y compositor residente en la costa sur de Inglaterra, donde cuida a gatos y cabras abandonados. Fue miembro del grupo Coil y es cofundador de Cyclobe, banda de música experimental cuyas 'performances' resultan perturbadoras y sombrías, acorde con estas imágenes recopiladas durante años.

– ¿Cómo y por qué empezó a reunirlas? ¿Cuál fue la primera?

– Curiosamente, no recuerdo la primera imagen que encontré, pero me llegaron lentamente a lo largo de muchos años. Me topé con algunas de ellas en mercadillos, otras las conseguí a través de coleccionistas de fotografías antiguas. Las encontré en muchos lugares diferentes, a veces con considerables lagunas de tiempo entre ellas. Sentí como si estuviera siguiendo un hilo embrujado, un zarcillo fantasma. Cuando encontré las primeras ni siquiera las relacioné con Halloween, estaba asombrado por su extraña magia. No había considerado que algo así pudiera existir y experimenté la imagen como algo sobrenatural. No estaba motivado para entender estas fotos en otros términos, me refiero a que fueran creadas por una persona con una intención concreta.

– ¿Qué le hacían sentir esas personas, niños especialmente, probablemente ya desaparecidas?

– Hay una gran melancolía en estas fotos. La mayoría de ellas fueron arrancadas en algún momento de los álbumes familiares una vez que sus dueños murieron, o quizá después de haber sido heredados por miembros de la familia que no se preocupan por esas cosas y no tienen interés en su pasado. Por supuesto, casi todos en ellos están enmascarados, por lo que una vez que se eliminaron de sus álbumes familiares, ya no son identificables. Se han separado de cualquier cosa que pueda revelar su antigua identidad e historia personal, por lo que ahora se han convertido en sus máscaras. Se han vuelto completamente espectrales: fantasmas, apariciones, sombras...

«Al encontrar las primeras fotos, ni pensé en Halloween, solo quedé asombrado por su extraña magia»

– ¿No había ningún dato?

– Algunas tenían los nombres de los niños, fechas o lugares, pero sentí muy firmemente que no quería incluir nada de eso en mi libro. No quería compartir ninguna información que pudiera hacer que la gente alejara la magia y los considerara seres humanos corrientes o artefactos históricos. No quería explicar cómo llegaron a existir, ya que ello solo podía diluir sus atmósferas, que encontré muy envolventes. Quería presentar algo que fuera fantasmagórico, sin nada que rompiera el hechizo. Es por ese motivo que incluí muy poco texto específicamente sobre Halloween.

Imagen principal - Máscaras del más allá
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«Pureza de intención»

– ¿Cuándo supo que podrían formar parte de un libro?

– No estaba trabajando conscientemente en eso. Solo experimentaba la emoción que sentía con cada imagen que encontraba. Recopilaba fotografías que excitaban mi imaginación. Así que las imágenes fueron acumulándose en secreto, a mi alrededor, durante muchos años. A menudo compartía mis descubrimientos con mi amigo cercano Geoff Cox, quien escribió un ensayo sobre 'Haunted Air'. Estaba igualmente cautivado por las fotografías. Un día, hablando con él, quedó claro que se trataba de una colección y un libro, algo que quizás debería compartir con otros. Y, de repente, supe lo que debía hacer.

– ¿Por qué nos parecen tan inquietantes hoy en día?

– Hay varias razones. Una podría ser que muchos de los disfraces y máscaras son hechos en casa, no se producen comercialmente. No son el efecto secundario de algún otro producto, como una película, ni están diseñados para hacer que compres algo más. Hay una pureza de intención en esto. Las fotografías mismas se han degradado a lo largo de los años con formas interesantes y mágicas. Manchas que se forman en el papel como lágrimas perturbadoras, flores fantasma que asoman en la superficie. Lo mismo ocurre con las caretas, algunas de ellas estaban hechas de caucho inestable que se iba pudriendo y descomponiéndose, provocando nuevas mutaciones extrañas y maravillosas, con las características abrasiones del tiempo. La vieja tela de saco sucia y enmohecida que se usaba para máscaras y trajes se iba rasgando al ser utilizada año tras año, por lo que ambos adquirían una nueva forma, de una manera no intencionada. Algo grotesco y sobrenatural se manifiesta en todos estos procesos, algo que no tiene las huellas de haber sido compuesto por un individuo. Y estoy muy interesado en este proceso transformador.

«Las imágenes se han ido degradando, con manchas en el papel como lágrimas perturbadoras»

– ¿Y en cuanto a su contenido, a los motivos de los disfraces?

– Esa es otra razón por la que algunas de estas fotos pueden ser inquietantes, me refiero a lo que revelan del pasado de EE UU: el racismo histórico que se puede percibir en varios de los disfraces. Y esto vuelve a resonar ahora con acontecimientos inquietantes en el presente de este país.

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Halloween hoy, sin interés

– El cineasta David Lynch, uno de los directores más turbadores del mundo, escribió una breve introducción para su libro. ¿Cómo fue? ¿Se conocían?

– Le conocí a través de Pierre Edelman (productor de cine y pareja de Victoria Abril). Pierre es un gran amigo suyo, y cuando David vio mis fotos, se emocionó mucho. Sentía una gran energía y entusiasmo por ellas. Todo sucedió de manera muy natural, muy hermosa, de la misma manera que encontré las imágenes.

– ¿Le interesa la fiesta de Halloween?

– No particularmente, tal como la conocemos comercialmente en la actualidad.

– Su actividad musical, tanto con Coil como con Cyclobe y otras aventuras artísticas, está en consonancia con el espíritu del libro, no solo en las composiciones, sino también en las actuaciones en vivo, que revuelven al espectador en su interior...

– Puedo ver una correlación entre el libro y mi enfoque de la música en términos de mi deseo de explorar mundos muy inmersivos, de generar atmósferas que cambien la sensación del espacio que habitas. Experiencias que son envolventes, que sangran dentro de ti y te dejan cambiado, transformado. Así que ya no estás pensando solo en escuchar una 'actuación' o, en el caso de 'Haunted Air', en contemplar a un niño 'disfrazado'. Quiero la experiencia de poseer el sentimiento de estar vivo. Con respecto a Coil y Cyclobe, esto fue algo que nos guió en gran medida. No importa si estos son lugares que uno podría considerar oscuros. Sin duda, ese es un aspecto, pero también tengo un gran interés en experimentar la belleza, la alegría, el humor, aunque, por supuesto, la forma en que estas cosas pueden interrelacionarse puede ser a veces... resbaladiza.

Y dice David Lynch en el prólogo: «Todos los relojes se habían detenido. Un vacío fuera del tiempo. Y aquí están ellos, mirando hacia afuera (hacia nosotros) y manteniéndose quietos. Deteniéndose en ese punto donde dos mundos se unen: el familiar... y el otro».

«Abandonados a la melancólica casualidad y a las manos de extraños»

El libro de Ossian Brown sitúa las raíces de Halloween en el antiguo festival celta precristiano de Samhain, una fiesta que celebraba la muerte del año viejo y el nacimiento del nuevo justo en esta fecha. Se basaba en la creencia de que, esta misma noche, «el velo que separaba los mundos de los vivos y los muertos fue haciéndose más delgado hasta que se rompió, permitiendo que los espíritus pasaran y caminaran sin ser vistos pero no sin ser escuchados entre los hombres».

Más tarde, con la llegada del cristianismo, esta fiesta pagana se convirtió en el Día de los Difuntos, en el que Europa lloraba y conmemoraba a sus seres queridos ya desaparecidos: «Los niños y los pobres, a menudo enmascarados o con trajes extravagantes, deambulaban por la noche pidiendo 'pasteles del alma' a cambio de oraciones, y se encendían fuegos para mantener a raya a los fantasmas malévolos».

Desde aquí, la tradición saltó al Nuevo Mundo y echó raíces que tomaron su propio rumbo, y la fiesta acabó siendo asumida totalmente refundiéndose con nuevos rituales: «Halloween renació en América. La calabaza suplantó al nabo tallado; los disfraces se volvieron cada vez más extraños, y los participantes, tanto rurales como urbanos, se apoderaron con júbilo del espíritu embriagador y anárquico del festival. Durante una noche salvaje, los muertos miraron los rostros de los vivos, y los vivos, enmascarados y vestidos con macabros y andrajosos disfraces barrocos, les devolvieron la mirada».

En esta misteriosa atmósfera se enmarcan las fotos reunidas en 'Haunted Air', recuperando para nosotros momentos perdidos, relatos del pasado de esta fiesta. «Retratos familiares, recuerdos de los atesorados, ahora irreconocibles, otros. Arrancados de las páginas del álbum, vendidos poco a poco por unos centavos y esparcidos, abandonados a la melancólica casualidad y a las manos de extraños».

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